☀︎ | Capítulo 20

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☀︎ Capítulo Veinte ☀︎

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☀︎ Capítulo Veinte ☀︎

Careful creature, made
friends with time, he left her
lonely with a diamond mind

Hartley ☀️

Camino despacio, pero con pasos determinados. Voy ubicando un pie por delante del otro hacia la mesa donde Maytenne se encuentra sentada. Puedo ver su lacia cabellera negra, ella está de espaldas a mí.

Durante la noche, estuve horas dando vueltas en mi cama pensando en lo que ella me dijo. Y mientras más repetía sus palabras en mi mente, más segura estaba de lo que iba a hacer. En la hora del almuerzo, iba a ir directo a esa mesa y le iba a demostrar a la pelinegra que puedo tomar desiciones por mí misma, que yo soy fuerte, y sin importar lo que pase... voy a seguir intentando.

Avanzo a través del comedor del colegio no ignorando las miradas sobre mí, sino que sin darles importancia.

Mis ojos se encuentran con los de Cole, e inmediatamente siento remordimiento. Sí, soy consciente de que lo estuve evitando sin razón, y sé que está mal. En sus ojos puedo ver confusión y tristeza, y eso me duele. Intento decirle con la mirada que lo siento, y que prometo hablar con él más tarde.

Llego hasta la mesa de Maytenne y me siento frente a ella, llamando su atención. Ella levanta la cabeza, y al verme su mirada se ablanda; acto seguido, me guiña un ojo.

-Hola rubia,- sonríe con arrogancia.

-Hartley- la corrijo.

-Sabía que vendrías.

-¿Cómo lo sabías?

-Tienes esa mirada en la cara... esa mirada que dice que aún no has perdido la esperanza. Y eso es bueno, ¿sabes? Significa que no estás completamente jodida.- Su mirada se llena de melancolía y sé que está pensando en su hermana.

-May...

-Bien,- vuelve a sí misma aclarando su garganta. Luego extiende uno de los dos platos en la mesa hacia mí. -Te traje lasagna. Quiero suponer que te gusta.

-Ehm... sí. Gracias.- Musito.

-No es nada.- sonríe sin mostrar sus dientes.

Observo a la comida frente a mí por un par de segundos y tomo un tenedor para, lentamente, comenzar a comer. Y debo decir que está deliciosa...

Puedo sentir como May me mira fijamente.

-¿Que?- le digo.

-Nada,- se encoge de hombros pero la sonrisa en su rostro me dice lo contrario.

Ambas continuamos con nuestro almuerzo. No está mal, comer. Pero las preocupaciones siguen en mi cabeza. Hay una voz allí diciéndome que cada bocado que ingiero va directo a mi estómago y caderas, que cada pizca de lasagna me hace menos bonita.

Forcing Smiles ©Where stories live. Discover now