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Jungkook despertó alrededor de las seis y treinta con mucha hambre. Refregó sus ojos y se desperezó, notando que había comida y una nota en su pequeño velador a un costado de la cama. Observó la comida sonriendo, tomando la nota para leerla.

“Espero comas todo, por mi culpa no tomaste tu almuerzo, disfrútalo en cuanto despiertes y cómelo todo!”

Sonrió al saber que sólo Mingyu podría dejarle una nota sin firma como aquella, además de reconocer su letra por la nota anterior. Se fue al baño a lavar su cara y sus manos, para luego acomodarse en la cama y tomar la bandeja para ponerla sobre sus piernas para comenzar a comer.

Cada bocado que probaba le daba una satisfacción tremenda, ya que de verdad tenía mucha hambre por no haber tomado su almuerzo.

Aún no tenía el número de Mingyu para por lo menos haberle agradecido, pero lo haría en cuanto lo viera nuevamente, por la tarde. Reviso sus mensajes, contestando los que le había mandado su padre, comentándole que estaba bien, lo cual era una absoluta mentira, ya que era un manojo de sentimientos que ahora no podría explicarle a nadie.

Recordó el rato que pasó con su Profesor en la azotea, lo recordó todo. Completamente sonrojado, suspiro pesadamente observando su entrepierna.

-Se sintió tan bien…-susurró, para luego seguir comiendo, sumido en sus pensamientos.

Lo primero que decidió luego de comer, fue que debería darse un baño, ya que desde que “eso” pasó, solo había dormido hasta ahora, por lo que  dejando la bandeja con los utensilios usados de lado, tomó una toalla y entró al baño. Tomó una ducha no muy larga, sólo quería limpiar su intimidad y su cuerpo, más que nada. Pensó en su mayor y recordó la sensación de sus dientes en su cuello, tocando el lugar en el que mordió, aún sentía un leve relieve por las marcas que la mordida dejó, pero no había nada más, sólo el recuerdo efímero de la sensación de aquellos colmillos en su blanco y puro cuello. Una sensación tan placentera junto a su primera liberación.
Deseaba que Seokjin estuviese ahí con él y no sabía los estragos que eso causaba en su profesor. Ellos compartían un vínculo mental debido a todo lo que habían vívido años atrás, de lo cual solo era consciente el mayor, ahora que ambos se habían reconocido.

Seokjin estaba en su última clase de la tarde y escuchaba, mentalmente, todo lo que se refería a su persona. Sintió el deseo de Jungkook recorriendo su cuerpo, pero tuvo que hacer caso omiso a todo, ya que estaba dando su clase.

Una vez terminara, iría a dejar sus cosas a su auto y luego iría por alguna parte oculta a la habitación de su amado. Sí, porque eso es, su amado. No  dejaría que se lo arrebataran de nuevo. Aquella alma estaría con él por toda la eternidad.

Jungkook salió del baño en bóxer y una polera oversize que le quedaba bastante ancha y larga. Le gustaba mucho ese tipo de ropa. Se sentó en su cama y comenzó a secar su cabello. No sabía que hora era, pero sintió el timbre sonar, para dar paso al receso de una hora del curso de la tarde.

Sonrió al pensar en Mingyu y en todas las atenciones que le daba aquel compañero, lo agradecía y recientemente se estaba acomodando a él. Quería confiar en alguien y quería que ese alguien fuese Mingyu. También Jimin, pero Jimin…..suspiró pensando en aquel otro ser inmortal que había aparecido en su vida. Ellos podían camuflarse demasiado bien con los humanos, más aún si no los atacaban para beber su sangre. Entonces, cómo se alimentaban?

No lo sabía, pero le preguntaría a su
Seokjin, porque deseaba saberlo. Aunque Seokjin ya había bebido de su sangre. Se quedó pensando en ello un momento, recordando en su mente algo que le ayudara a entender aquel comportamiento de estas criaturas. Pero a su cabeza llegó otra imagen, un recuerdo que definitivamente no era suyo, porque nunca había visto a Seokjin tan feliz y brindando con un vaso de vino….no…eso era sangre.

DAMN LOVER (JinKook- KookJin)Where stories live. Discover now