4. Xuan 玄 (1ª parte)

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Cuando Shi Wu Du bajó de la montaña, había pasado ya más de una semana. Lo que él pensó que duraría tan solo un par de horas se había vuelto varios días.

Estaba agotado, empapado en sudor y preocupado por su hermano. Pasó por un lado del santuario Zhāngnǎo lín a toda prisa pero, una risa que le fue muy familiar hizo que se detuviera. Por ninguna circunstancia pensó que su hermano estaría en aquel lugar y sin embargo lo encontró sentado sonriendo alegremente al tiempo que alimentaba a los peces del estanque.

- ¡Wu! - dijo Shi Qing Xuan. Al notar la presencia de su hermano, bajó rápidamente del puente de madera, y corrió a su encuentro.

- ¿A quién llamas Wu? - Dijo el mayor mirando severamente al menor. Al no obtener respuesta, Shi Wu Du tomó en brazos a su hermano. - Ven aquí ¿Cómo has estado? ¿Me extrañabas?

- ¿Donde estabas? Dijiste que llegarías por la noche, - preguntó Shi Qing Xuan algo molesto.

- ¿Esta pequeña hermana quiere regañarme? Te entregaré a los ogros.

- No... Xiōndì sálvame...

Shi Qing Xuan se deslizó de esos brazos y, entre risas y sonrisas, corrió hasta donde se encontraba Xuan leyendo sus pergaminos.

El pequeño niño se puso de pie de manera desafiante y Shi Qing Xuan se colgó de él en un tierno abrazo, su amigo no pudo evitar el corresponder aquel despliegue de cariño y le abrazó de forma protectora.

No temas Mei Méi, yo te protegeré, - le dijo Xuan al oído.

« ¿Xiōngdì? »

Shi Wu Du miró aquella escena y lloró en su corazón. Su hermano nunca se había dirigido a él con esa demostración de respeto. Dió media vuelta molesto, - Mei Méi vamos, tenemos que arreglar algunos asuntos.

- Xiōngdì, has sido muy bueno conmigo, - dijo Shi Qing Xuan, - espero verte de nuevo.

Xuan sonrió tímidamente soltando a Shi Qing Xuan. Lo miro alejarse en compañía de Shi Wu Du, Por un momento dudo en ir detrás ellos pero, después de meditarlo, se quedó parado en el jardín del santuario, con su carita llena de tristeza.

- Me aceptaron, - dijo Shi Wu Du mientras bajaba con prisa por el camino de tierra, - voy a quedarme como aprendiz pero no puedo llevarte.

- Me enviaras de regreso con mis tíos, - preguntó Shi Qing Xuan casi en un gritó.

- ¡No! - aseguró Shi Wu Du, - buscaré un lugar para que puedas quedarte.

- ¿Por qué no puedo quedarme en la posada? - preguntó Shi Qing Xuan haciendo un puchero.

- Porque eso sería más dinero del que puedo pagar.

Shi Qing Xuan se quedó serio, como meditando alguna solución pero no se le ocurrió ninguna.
El niño terminó con su meditación y sonriendo nuevamente tomó la mano de su hermano. - esta Méi Mei será feliz donde su hermano.
Y aunque esas palabras eran ciertas, Shi Qing Xuan hubiera deseado quedarse en casa de la familia He, ahí era tratado como un miembro más de la familia. No como en la suya, donde era sobajado por sus propios tíos y mantenido en su patio en contra de su voluntad.

Shi Wu Du apretó esa cálida manita. En ocasiones su hermano era tan cálido como un abrigo de algodón.

Una vez que llegaron hasta el mesón, Shi Qing Xuan corrió hasta la cocina. Shi Wu Du se disculpó por el retraso y enseguida liquidó la cuenta.

- ¿Se irán tan pronto?- preguntó el dueño.

- Sí, muchas gracias lo hemos molestado demasiado.

Shi Wu Du se despidió y llamo a su hermano que salió llevando consigo un poco de pan al vapor.

- Regresalos no he pagado por ellos.

- Fueron un regalo, - dijo sonriente mordiendo uno de ellos.

- ¿Es así?

Shi Qing Xuan asintió, Shi Wu Du no pudo hacer mas nada ante tal afirmación y tomando a Shi Qing Xuan del cuello de su hanful lo sacó casi a rastras.

- ¡Joven maestro, joven maestro!, - llamó la madre de He Xuan haciendo señas para que la esperaran. - He escuchado que se van ¿No iba a ir a la montaña a cultivar?

- Fuí aceptado, mi hermana me acompañará.

- Yo he sabido que el maestro no acepta mujeres, - dijo la señora guiñando el ojo a Shi Qing Xuan quien le devolvió una sonrisa.

Shi Wu Du sabía de aquello pero pensaba presentarlo como su hermano, solo necesitaba un poco de tiempo para encontrar una manera de decirle a Shi Qing Xuan toda la verdad.

- Hay una cabaña cerca del campamento y...

- ¡Joven maestro! - Se exaltó la mujer, - afuera de los límites del santuario hay demonios y otros monstruos ¿No llevará a Mei Méi a ese lugar o sí?

Shi Wu Du se se detuvo a pensar en aquello, quería partir cuanto antes pero, si eso era verdad, sería un problema.

- La montaña no está muy lejos de este lugar. Usted podría dejar a la señorita Mei Méi a mi cuidado. - La mujer vió que la duda no abandonaba el semblante de Shi Wu Du. - Así no tendrá que preocuparse si ella está comiendo bien o abrigada y no estará sola a merced de los bandidos.

- Mi Ge' dijo que eso era mucho dinero.

- ¡Méi! - dejo salir Shi Wu Du casi tragando de un bocado a su inoportuno hermano.

- Si gusta puedo rentarle un cuarto al final de la calle. Es un lugar pequeño pero limpio. Si Mei Méi puede leer para mí por el tiempo de dos varas de incienso te haré un descuento. Mi hijo está todo el tiempo en el santuario aprendiendo y no tiene tiempo para mí y mi esposo viaja mucho, no puedo molestarlo con esas trivialidades.

Shi Wu Du hizo dos líneas con sus ojos, desconfiado por naturaleza, estaba reacio a aceptar.

- ¿Podrías decir que sí, por favor? - dijo el pequeño Shi Qing Xuan mirando a su hermano, - por favor ge'ge', prometo comportarme y no hacerte perder cara.

Shi Wu Du dejo salir un largo suspiro y una sonrisa a medias.

Era como si aquellas dos personas se hubieran puesto de acuerdo con anterioridad.

- Está bien, solo por un periodo corto de tiempo.

- ¡Sí! Voy a decirle a mi Xiōndì que voy a quedarme y a llevarle el bollo.

- ¡Shi... Mei Méi, espera! - Shi Wu Du sintió que había caído en una trampa.

«Shi Qing Xuan se está volviendo tan astuto como una mujer,» pensó.

- Ja, ja, ja está pequeña tiene más energía que mi hijo. No se preocupe ella estará bien. Vamos le mostraré la pieza.

Después de aquel día, la figura de Shi Qing Xuan se volvió habitual en la vida de la familia He.

El pequeño niño acompañaba a la madre de He Xuan al mercado y la ayudaba con diligencia en asuntos menores tales como descolgar la ropa o cambiar las flores de las mesas. La mujer por su parte le enseñó muchas cosas entre ellas a bordar, a preparar algunos platillos, a zurcir la ropa a lavar de manera adecuada las ropas sucias y como desinfectar los vegetales para que no causen dolor de barriga.

Shi Wu Du bajaba una vez por semana, llevando consigo a algunos hermanos cultivadores que se hospedaban en la posada mientras él, atendía las necesidades de su joven hermano, que crecía más rápido que la hierba del camino.

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Hola a todos, muchas gracias por apoyar este proyecto. Al parecer les a gustado bastante mil gracias a todos los que dejan su estrellita y sus comentarios. Un gran agradecimiento también a los que comparten su opinión en las redes sociales sobre mi trabajo. Me he encontrado con un par de sorpresas agradables.
Sin más por el momento me despido.

Espero que disfrutes leyendo tanto como yo disfruto escribiendo.

Con amor LiliKT.

La Verdadera Línea Del Destino. Where stories live. Discover now