8. Largo camino (1ª parte).

667 126 17
                                    

- Su señoría, su señoría, el joven Feng, él... de nuevo escapó.

El fantasma femenino que había entrado corriendo a la habitación donde su maestro revisaba viejos pergaminos tenía una expresión llena de pánico.

El joven maestro dejo lo que, hasta ese momento, hacía y prestó atención a lo que aquella mujer había dicho.

"El joven Feng escapó"... "de nuevo."

- ¿A hecho algo indebido?

- No lo sé mi señor...

Él salió del cuarto dejando a la asustada fantasma tras de sí.

El nombre de aquel joven era Hua Cheng, era el amo y señor de una comunidad llamada Ciudad Fantasma. El lugar era bien conocido por ser el punto de reunión de cientos de espectros, demonios y fantasmas. Seres que en normalmente lucharían unos con otros, convivían pacíficamente en la Ciudad Fantasma.

Pero ciertamente desde que Shi Qing Xuan había llegado a la ciudad fantasma las cosas eran todo menos pacíficas.

Hua Cheng busco en las calles de la ciudad. Todos sin excepción al escuchar que Feng se encontraba en el lugar, solo, sin supervisión, habían decidido guarecerse. Las de por sí lúgubres calles, se sentían aún más inhóspitas sin la presencia de los vendedores y transeúntes.

- Mi señor, - dijo un demonio que por cabeza llevaba una antorcha de papel. - Mi señor, el joven Feng está en casa de Lou Lui. Lo he visto llevarlo con él.

- ¿Es así? ¿Por qué no le has advertido?

- Éste sujeto es un cobarde mi señor...

Hua Cheng levantó una ceja y sin más se dirigió a casa de el viejo Lou Lui, con algo de suerte el pequeño engendro aún estaría comiendo...

La puerta se abrió de golpe y el Rey de los Demonios entró por ella. Fijó su ojo en el encorvado jovencito que devoraba una pieza de algo que ya no se podría saber qué había sido antes de ser reducido a prácticamente nada.

El glotón se encorvó aún más en el asiento de la mesa, como un gato protegiendo su bocado, y sin dejar de mascar descaradamente miró a Hua Cheng.

- Tengo hambre... - Dijo el chico sin dejar de comer.

Con tan solo dos pasó Hua Cheng llegó hasta el niño y de un movimiento le quitó el trozo pegajoso de viseras con el que se estaba dando un festín.

- Feng tú estás rompiendo... -

Shi Qing Xuan miró al mayor algo acongojado.

- ¡Ah! Su señoría. - Dijo alguien.

Hua Cheng miró sobre su hombro para descubrir al viejo Lou Lui con un plato de estofado.

- De haber sabido que vendría personalmente por el señorito habría preparado algo mejor. Tome asiento, - dijo el anciano dejando el plato enfrente de Shi Qing Xuan al tiempo que le acariciaba el enredado cabello. - Parece que este amiguito tiene hambre.

Shi Qing Xuan ni siquiera reparó en la dudosa procedencia de aquellos ingredientes y consumió todo lo servido.

- Es lamentable que un niño tan pequeño tenga que existir de esta manera tras su muerte.

Hua Cheng miró a Shi Qing Xuan, en verdad él también había muerto a muy corta edad pero no lo lamentaba. El haber despertado como un fantasma le había permitido mantenerse al lado de la persona que amaba.

- Lo único lamentable en este niño es que no recuerde nada de su vida, - dijo Hua Cheng.

- Entonces es probable que él no quiera recordar, - aseguró el anciano, ya que una persona al morir recuerda todo lo que pasó en su vida, aún cosas que ya habían olvidado.

Shi Qing Xuan miro a su alrededor buscando algo más para llevar a su boca. - Tengo hambre.

- Ya fue suficiente, - dijo serio el joven maestro.

- ¡No, no es suficiente, tengo hambre! - Dijo Shi Qing Xuan tomando el pedazo de alimento que le había quitado Hua Cheng.

- Te traeré otra cosa, - se ofreció el anciano.

- No es necesario, lo llevaré conmigo. Él está bajo mi cuidado.

- Como usted diga.

- ¡Tonto! - dijo Shi Qing Xuan molesto.

- ¿Cómo has dicho? - preguntó divertido Hua Cheng.

- Tonto, hermano tonto, - dijo el pequeño haciendo un mohín.

- Crees que soy tu...Ah ¿Dime quien soy? - La sonrisa del joven maestro se hizo más evidente.

- Cheng. - respondió Shi Qing Xuan de manera insolente.

- ¿Y que soy de ti?

- Hermano mayor.

- Al parecer tuvo algún hermano en vida, - aseguró el anciano que comenzaba a sentir simpatía por el pequeño.

- Sí, - dijo Hua Cheng.

Shi Qing Xuan se rascó la cabeza, - ¿Hay más comida?

- Ven pequeño, este hermano tiene comida deliciosa en casa, no debes salir sin permiso de ella... - respondió el joven maestro, quien hasta ese momento no tenía idea de cómo podría hacer para guiar al pequeño problema que había adoptado hacía dos semanas.

- ¿Me encontraré con el Reverendo si vuelvo a salir? - Preguntó Shi Qing Xuan tomando la mano del joven.

Hua Cheng miró a Shi Qing Xuan por un momento. - ¿El reverendo de las palabras vacías?

***

Hola qué tal chicos, pues con la noticia de que les voy a hacer los capítulos un poquito más cortos para poder avanzar más rápido, ya que me he dado cuenta que sí espero a juntar mi mínimo de palabras requeridas para capítulo, tardó mucho en soltar los capítulos. Y ustedes se quedan esperando mucho tiempo.

Si esto les causa algo de molestia avísenme y de inmediato vuelvo al formato de capítulos largos.

Sin más por el momento Muchas gracias a todos los que hacen posible que estas historias continúen o sea "ustedes mis queridos lectores", gracias por su apoyo, sus votos y sus comentarios. Aunque a veces no los comente todos, crean en mí, los leo todos.

Espero que disfruten leyendo tanto como yo disfrute escribiendo.

Con amor LiliKT.

La Verdadera Línea Del Destino. Where stories live. Discover now