(🍒) ↬ ❛Día 24;Cosplayando❜

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Ambos latinos reían al compás, mientras corrían por todos los pasillos de aquel gran lugar.
Se encontraban en la famosa Comicon, al fin habían logrado conseguir entradas y, pudieron ir.

También fueron otros latinos, entre ellos Honduras y El Salvador, estaban todos esparcidos por lo cual no tenían mucha oportunidades de encontrarse.

Argentina fue vestido con aquella ropa obviamente ajustada por el latex de la prenda, estaba disfrazado de Gatubela o CatWoman, por lo cual también llevaba consigo esa especie de látigo. A decir verdad, el disfraz le quedaba bien.

México, por su lado, también quería disfrazarse de alguien de esa serie, pero no quería a Batman, realmente no le agradaba tanto. Al inicio pensó en el Guasón, pero con la reciente película habría muchos así, por lo cual prefirió mejor disfrazarse de Acertijo. Al menos el traje le quedaba bien.

Ya habían pasado por varios puestos, comprando funkos, comics, cadenas, etc, un montón de chucherías que probablemente no les servirían, pero ellos las querían tener. También, se estaban sacando fotos con los que les pedían.

Rieron mientras se escabullían en la parte trasera del establecimiento, en donde no había básicamente nadie, simplemente la nada misma. Aparentemente era uno de los estacionamientos vip, pero nadie los pagaba ya que la entrada de por si es bastante fresca.

Sonreían mientras se mostraban todo lo que se habían comprado, hasta que México dijo que volvieran a entrar, pero algo lo detuvo, ese algo era el argentino y su látigo, que le había enredado el brazo.──¿Qué pasa? Ven, volvamos dentro, quiero seguir comprando.──dijo el mexicano ingenuo, aunque luego notó la mirada pícara del más bajo.──uy uy uy esa cara...

Argentina soltó una risa, a la vez que jalaba del látigo y lo acercaba a él para que así lo bese. México correspondió de momento, abrazandolo por la cintura y bajando por momentos a sus nalgas, las cuales apreta con descaro. El sudamericano bajó una de sus manos al paquete del otro, acariciando y también apretando por momentos.

México quería simplemente arrancar la ropa de su novio y cogerselo ahí mismo, pero muchas cosas se lo impedía, por ejemplo el látex y que es un estacionamiento público en una comicon en la cual además también van niños.──No podemos hacerlo aquí...──bufó el más alto. Argentina río y se agachó, bajando el cierre del pantalón del mexicano moviendo ligeramente el boxer, para así sacar el miembro erecto.

──Sí, al menos esto sí podemos.──dijo el albiceleste pícaro, comenzando a hacerle una felación al otro. Este se apoyó en la pared para más comodidad, posando sus venosas manos en la cabeza del argentino para así hacer que chupase más.

Un rato pasó, el mexicano llegó al orgasmo y su miembro volvió a estado normal, pero aún así sentía que quería más, por lo cual luego de acomodar sus prendas salieron corriendo del lugar, solo querían llegar a casa para poder coger tranquilos.

Lo que no sabían, es que a apenas la vuelta de ese mismo estacionamiento, estaban el peruano y el boliviano teniendo relaciones sexuales, vestidos del Pingüino y la Hiedra Venenosa, respectivamente. Perú golpeaba con dulzura el punto débil del pequeño tricolor, y este solo se limitaba a gemir adorablemente en el oído del bicolor, sonrojado a más no poder.──P-Perú~──jadeaba de forma dulce el nombre del mayor, le encantaba todo.

Ya una vez que los otros dos llegaron a la casa más cercana, la del mexicano, simplemente se atacaron a besos en medio del comedor, no les importaba siquiera si había alguien más en la casa.

Se comían la boca, caminaron hasta chocar con el sofá y caer en este estando el mexicano arriba del argentino. Con una fuerza inexplicable logró romper algunas partes del latex, como zonas de las perfectas piernas del albiceleste, cuello, pelvis, parte intima y obviamente la zona del recto.──México~ No te parece que estás... mm~ un poco d-deseperado~?──preguntó el argentino, la verdad no le disgustaba.

──Es que me prendes, Argie... Esta vez no comí gomitas.──y ambos rieron.──El látex remarca tus curvas.

──Son herencia de papi Italia.──acotó el sudamericano, pícaro.──¿Me dejás cabalgarte?

México sonrió ante esa propuesta, para luego sentarse en el sofá y sentar al argentino casi sobre él, solo que lo levantó un poco para así meter dos dedos en su interior y moverlos con velocidad y agilidad, logrando sacar repetidos gemidos de parte de este.──ah~ México~ Si~ mmm ah! si!──llegaba un punto en el qué él igual se movía, apretaba los hombros del mayor con sus manos.──sacalos! ya te quiero sentir!──gritó ya algo desesperado, el norteamericano asintió y quitó sus dedos, pero antes de que pudiera hacer algo más, el argentino metió todo el miembro en su entrada, miembro que había sacado del pantalón hacía unos minutos.──Ah~!──gimió bastante alto, curvando su espalda.

México soltó un jadeo grave pero también alto, posando sus manos en la cadera de su pareja, para así ayudarlo a moverse más fácil. La verdad es que no hizo mucha falta, Argentina apoyó su rostro en el cuello del mayor, comenzando a mover su cadera de arriba a abajo provocando así penetradas rápidas y profundas en su interior, le fascinaba.

──Ah! ah~! México! mmm! me encanta!──gemía con libertad el argentino, dando saltos continuos y altos, el sonido de sus pieles chocando se lograba escuchar con fiereza.

──Ahora... ¿Q-quién es el desesperado, eh?──se burló el mexicano, sin saber bien qué hacer, solo dejaba que el argento haga lo que quisiera.

Un rato más pasó, lo de siempre, el orgasmo se acercó y ambos acabaron.──Quiero que uses ropas de latex más seguido... te quedan muy bien...──acotó México, acariciando las curvas del argentino por sobre el latex.──Miaw.──rió Argentina, pasando el látigo por el cuello de su pareja para luego besarlo.

Se acomodaron las ropas, quedando aún así en esa posición, abrazandose felices.

──Ah~! ah~!

──Argentina... deja de gemir...

──Yo no estoy gimiendo...

ambos se miraron perplejos.

Se levantaron y corrieron hasta la habitación de arriba, caminando luego lento hasta llegar a la puerta, lugar de donde provenían aquellos dulces gemidos. Se miraron mutuamente y asintieron de igual forma, abriendo lentamente la puerta.

Casi se les cae la mandíbula por la sorpresa.

Ahí, en la cama, se encontraban Ciudad de México y CABA en la posición del misionero, el primero penetrando al más bajo. Los gemidos provenían del argentino, el cual mide menos de 1.40 y es bastante adorable a decir verdad, vistiendo con prendas largas, sueltas y pasteles, le encantaba eso.

CDMX ya es un poco más alto, llega al metro setenta al menos, este llevaba ya unos meses saliendo a escondidas con la seudocapital, todo comenzó gracias al rechazo que le pegó Buenos Aires, gracias a eso conoció a la Ciudad.──CABA~──Jadeó CDMX, sintiendose extremadamente bien en el interior del más bajo.──C-Ciudad de México~ Ah~ mm~ waa~

Argentina estaba apunto de entrar a la habitación a separarlos hasta que México lo separó y llevó lejos de la habitación.──Dejame que le parto la jeta al pibe ese... puberto de mierda

──No wey, primero porque es mi hijo, y segundo porque nosotros también cogimos de pequeños. Ya wey, deja que joteen los niños.

Argentina iba a acotar algo en repetidas ocaciones, pero al final solo bufó bastante resignado.

(🍒)┇ 30 Días OTP! +18┇MEXARG ➶ YAOIFANFIC ❪✔❫Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt