9.NIX

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10 de julio de 453 a.C, Esparta
A Julia le había costado varios días encontrar a Mimi. Después de los hechos ocurridos en el templo de Apolo había comenzado a trabajar en los barrios bajos de la ciudad y había sido olvidada.
Mientras tanto Alba había comenzado a vivir con Julia y con Carlos. Iba con ellos al mercado, o conrreaba las ovejas.
En el mercado Alba había comprado túnicas y zapatos acordes a la época, además de dejar crecer su cabello, corto por aquel entonces, para no desentonar demasiado.
Un día, por la noche, se encontraba limpiando la casa, cuando de golpe la puerta se abrió y entró Julia, acompañada por una figura tapada con una tunica ancha y sucia. No llevaba capucha, pero mechones de pelo rubio, sucio y desordenado le caían por todas partes. Era Mimi.
Alba al verlas entrar se quedó de pie, inmóvil como una estatua de cera. Julia iba muy seria y al hablar prescindió de la habitual jovialidad de su tono de voz.
—Alba. Esta es Mimi. Ahora iré a por agua a un pozo cercano para que se lave. Después ya te podrá ayudar.
Mimi ni se inmutó. Caminó acompañada de Julia hasta la mesa que ocupaba el centro de la estancia y se sentó.
Sin más palabra Julia se fue. Alba, no tenía muy claro que hacer, así que siguió limpiando como si nada.
Un momento después Mimi susurró:
—Alba...
Esta se quedó quieta, sin saber que hacer. Mimi no dijo nada más, así que siguió limpiando.
—Alba...Ese es tu nombre, ¿verdad? Sí es ese tu nombre porque no acudes a mi reclamo?
La joven se quedó muy quieta y luego dejó el trapo cuidadosamente encima de la mesa, para acercarse a la sacerdotisa..
—Ese es mi nombre. Igualmente, creo que deberíamos de esperar a que Julia volviera a casa, para así hacer de intermediaria...
Mimi rió por lo bajo y siseó:
—Que mi ropa y mis cabellos estén mugrientos no significa que no sea hermosa, así como que lo que me hayan hecho no significa que haya perdido mi capacidad de comunicarme con los demás. Así pues, no necesito ninguna intermediaria.
Alba seguía un tanto asustada.
—Ven. No tengas miedo. Cuando me lave seré la mujer más bella que hayas visto nunca jamás.
Cómo hipnotizada por su voz, Alba cogió una silla y se sentó a su lado. Le aterraba esa mujer, pero a su vez tenía una especie de carisma oculto que la obligaba a obedecerla.
—¿Qué quieres de mí, Alba?
La joven respiró hondo.
—Julia me explicó que tú habéis hecho una profecía. Cronos había escapada de Cnossos e iba a mandar a alguien del futuro.
—Tú. Eres tú. Nacida en el año 1993 en Elche.
Alba se quedó de piedra. No le había dicho en ninguno momento nada sobre su año de nacimiento no sobre el lugar donde había nacido, pero Mimi lo sabía.
A pesar de que la explicación más lógica de que estuviera allí fuera que había viajado en el tiempo, seguía sin creerselo del todo.
—Miedo. Sientes miedo. Sientes miedo de todo esto. Es normal. Si no estuviera tan sucia te abrazaría. Sin embargo, es mejor que me lave antes o podrías contraer alguna enfermedad mortal.
Alba abrió mucho los ojos. No tenía nada que ver con la conversación en ese momento pero se acababa de dar cuenta de que entendía perfectamente a todo el mundo, cuando ella no hablaba griego.
No puede ser—dijo en español para ella misma.
—¿Qué dices?—preguntó Mimi extrañada.
¿No me entiendes?—volvió a decir Alba en español sin entender en absoluto lo que estaba pasando.
—¿Alba?¿Que idioma estás hablando?
En ese momento cayó en la cuenta de que estaba hablando español. Hizo un esfuerzo por hablar en griego.
—¿Qué idioma estamos hablando?
—Griego. ¿Por qué lo preguntas?
—Antes de viajar hasta aquí, en mi época, no sabía hablar griego, sino que de normal hablaba español.
—Lo que estabas hablando antes que yo no te entendía, era español, entonces.
—Exacto.
—Eso es una locura. Magia. No mitología. Magia. Algo mucho más grande. Yo no llego a tanto, por desgracia. Puedo ayudarte con la profecía, pero para tratar eso necesitas ir a ver a la más grande sacerdotisa que haya visto la tierra.
—No creo que sea necesario. ¿O necesito magia para volver a mi época?
Antes de contestar Mimi se echó el pelo hacia atrás, dejando al descubierto unos brillantes ojos verdes.
—En un principio no sería necesario, pero teniendo en cuenta que en ti se ha ocasionado un cambio más allá de la época de tu existencia... Sí veo posible la necesidad de magia y la visita a esta sacerdotisa.
En ese momento Alba temblaba. Sin ni siquiera quererlo se había metido en un lío gordo de verdad.
—Entonces...¿Dónde vive esa sacerdotisa?
—Todo el mundo lo sabe, pero nadie lo recuerda. Nix, señora de la noche, usó su poder para manipular la mente de todos los mortales...
Un profundo escalofrío recorrió el cuerpo de Alba. La diosa de la noche tenía el secreto de que pudiera volver a casa. El problema era: ¿Cómo la encontrarían?
—Es una diosa. Y yo una simple mortal—masculló Alba—¿Cómo se supone que voy a encontrala? ¡Es imposible!
Mimi la cogió por los hombros y le dijo:
—Si estás aquí es porqué los dioses quieren algo de ti. Si no los encuentras tú, te encontrarán ellos a ti.
Gracias por las 300 lecturas! Me hace feliz que la gente se interese por mí novela, aunque también me gustaría recibir algún voto o comentario, si soy sincera.

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