18.NEREO

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El mar aquella mañana era algo sobrecogedor. El suave balanceó de las olas acunaba a aquel pequeño barco de madera, que llevado por el viento, navegaba. Cuatro de sus seis seis tripulantes estaban en la borda, observando el mar.
A lo lejos, se veían los pueblos de la costa, cada vez más pequeños.
El viaje a Cesos no fue muy largo y en apenas dos días el grupo llegó a la isla.
Durante el viaje Mimi se había mantenido apartada. Ninguno de sus tres compañeros de viaje le habían preguntado porque, pero se entendia que estaba hablando con alguien que ellos no podían ver.
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Apoyada en el borde de la cubierta, Mimi observaba las olas del mar. Entre ellas las nereidas saltaban, nadaban y cuchicheaban entre si.
Mimi sabía que le querían decir algo, aunque no acertaba a pensar el qué. Llevaban mucho rato hablando entre ellas, quizás demasiado.
Ya harta, Mimi habló.
-¿Cuál es vuestro mensaje?-preguntó, directa.
Con esas criaturas no se podía ir de otra forma. Por naturaleza enredaban todo lo posible, así que con ellas había que ir siempre al grano.
Después de su pregunta algunas la observaron y otra se pusieron a cuchichear con todavía más intensidad.
Finalmente una de ellas se acercó y susurró con voz sibilina:
-Lejos todos iréis, pero no todos volveréis.
Mimi observó a la criatura.
-¿Quién no volverá?-preguntó.
Las nereidas volvieron a reunirse y tras pasar unos minutos cuchicheando la misma de antes se volvió a acercar a Mimi.
-Eso no lo sabemos. La información que de nosotras recibiste nos la transmitió Medusa, la mujer de las serpientes, eterna sirvienta de Nox.
Mientras esa nereida hablaba las otras se habían ido. Mimi había interceptado ese detalle. Sabía que pronto se iria. Abrió la boca lo más rápido que pudo, para intentar hablar, pero cuando se quiso dar cuenta había desaparecido.
Se dirigió a la otra parte de la cubierta, donde estaban Alba, Natalia y Miki, a contarles la información que había recibido, o al menos parte de ella.
-¿Con quién estabas hablando?-preguntó Alba.
-Nereidas. Ninfas del mar. Por lo que me han dicho en Cesos podremos establecer contacto con Nox, a través de una de sus sirvientas más fieles.
-¿Quién?
-No me lo han dicho-mintió.
Justo después dió media vuelta y se retiró. Había tomado una decisión. Si se requería un sacrificio moriría ella.
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Al llegar a la isla el capitán del barco que los había llevado hasta ellos les dió un día. Tampoco iban a necesitar más, ¿no?
Al pisar la isla Alba se estremeció. Algo le decía que no debía de estar allí.
No era solo la evidencia, las leyendas o el oscuro mensaje que les había dado antes Mimi en el barco, sino que también sentía en el pecho una sensación de ahogo que la mataba lentamente, sin poder hacer nada.
-Acabemos con esto cuanto antes-susurró, deseando con todas sus fuerzas que eso fuera así.
El grupo se dirigió en silencio hasta la cueva enfrente del templo. A Natalia le daba un poco de miedo volver a entrar en aquella cueva, sobre todo después del mensaje que se había encontrado la primera y última vez que estuvo allí.
Mimi y ella entraron primero y Alba quiso entrar también, pero Miki cogiéndola por el brazo le impidió hacer esto.
Parecía muy nervioso y al hablar su voz reflejó la misma emoción.
-Por si no salimos vivos de aquí...
Alba sentía lo que iba a pasar, así que se adelantó.
Le dió un beso corto y entró en la cueva, corriendo hasta donde estaban Mimi y Natalia, mucho más adelante.
Miki se quedó postrado. No entendía para nada lo que acababa de pasar. Acababa de besarlo.
Con paso lento y torpe se adentro en las profundidades de la tierra, siguiendo a las tres chicas.
Al cabo de un rato llegaron a la enorme caverna.
Natalia hizo lo mismo que la primera vez. Le quitó la hebilla a su linterna y la dejó por la entrada del corredor por el que habían ido hasta ese momento.
Después se acercó a la pared y se dió cuenta de que la inscripción que había encontrado la primera vez que estuvo allí no estaba.
Mimi se dió cuenta entonces de qué se había separado del grupo y la llamó. Juntos de nuevo se acercaron al templo de piedra del centro de la caverna.
-Quedaos aquí fuera, por favor.-les pidió Mimi, antes de entrar en el interior y posar las manos sobre la estatuilla de oro que había en el centro, sobre el pedestal.
No pasó nada. Durante unos segundos Natalia, Alba y Miki estuvieron envueltos en un silencio sepulcral, mientras que Mimi dejaba volar su mente a través de las brumas de la existencia.
Todo es como en un sueño. En lo alto de la montaña mira imponente, Nix, señora de la noche y madre de las moiras, espíritus del destino.
-¿Por qué a Alba?
-Ya no es Alba. Ya no será Alba. Nunca más...Con una condición.
-¿Cuál?
-Tu muerte.
Mimi traga saliva. Va a dar su vida por la de la humanidad.
-Moriré si así lo dicta el destino.
-Morirás...entonces.
El sueño de golpe se interrumpió y Mimi se apartó un poco aturdida. Enseguida fue hasta Alba y cogiéndola por los hombros le espetó:
-Eres una ninfa del tiempo. Una de las dos que quedan.
-¿Qui-quien es la otra?
Temblaba. Temía la respuesta. Temía por su vida. Temía por todo.
-No lo sé-respondió Mimi, al borde de las lágrimas.
Un siseó se escuchó detrás de ellas y al girarse se encontraron con una mujer de bellas facciones, ojos vendados y cabello de serpientes.
Alba la miraba con miedo.
-Medusa...
No sé vosotros, pero yo estoy chillando con este capítulo. Faltan solo dos para terminar la novela y de verdad que estoy muy emocionada con el final.

ℚ𝕌𝕀𝕄𝔼ℝ𝔸//𝕆𝕋Where stories live. Discover now