H: Huida

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Nuevamente ella le abrumaba con su hermosura, con la sonrisa tan deslumbrante como una rosa acabada de florecer. Su aroma a jazmín lo dejaba hipnotizado muchas veces, al igual que el destello de sus dos lagunas negras, reflejando a la luna llena en cada una de ellas.

Podía sentirse como todo un poeta cuando la miraba así, mil pensamientos y frases surcaban su mente, nublaban sus sentidos. Quería abrazarla, decirle lo que provocaba en su ser, besar sus labios tan rosas y tan dulces y experimentar nuevamente esa sensación de plenitud que sólo dos veces había logrado alcanzar, sólo aquellas dos veces en que la había besado.

Si no fuera tan cobarde...

—Matsuri –finalmente se atrevió a detenerla, justo a la salida de la escuela. Tomó su mano con delicadeza y la jaló hacia donde se encontraba el gimnasio, rogando por que nadie les interrumpiera.

—¿Sucede algo, Gaara-kun? –cuestionó la joven sonrojada.

Él tragó saliva. ¿Qué debía hacer para dejar de sentirse abrumado por su presencia? ¿Era posible el suprimir los sentimientos que ella le causaba?
No. Tenía que decirlo.

—Matsuri –pronunció con decisión en su mirada —, yo tengo algo que decirte, algo que si no lo digo me va a volver loco, así que escucha atentamente –la joven asintió con la cabeza —: Me gustas mucho.

Ella se había quedado pasmada, sus piernas temblaban a punto de derrumbarse y su pequeño corazón estaba casi por reventar en un vertiginoso colapso nervioso. Miró los hermosos ojos aguamarina de Gaara y antes de poder mover sus labios para dar una respuesta, sus piernas habían sido más rápidas, llevándola lejos del lugar de los hechos; había huido como una cobarde.

—Y-yo... ¿Qué he hecho...?

"Huir a veces es la solución, pero huir del amor es la peor decisión"

Momentos de AmorWhere stories live. Discover now