T: Tuya

227 23 0
                                    

Sus besos eran tan dulces que prácticamente ella se sentía flotando entre nubes.

Nunca creyó que llegaría un momento como este, en donde se sentiría tan indefensa entre los brazos de Gaara, que sólo tenía fuerzas para responder débilmente a sus besos y a sus caricias.

Encerrada entre el cuerpo de su novio y la cama de su habitación, sentía que en cualquier momento podría tener un ataque cardiaco, ya que su corazón no dejaba de latir como si éste fuera a explotar. Las manos de Gaara acariciaban con delicadeza sus piernas, subiendo lentamente hasta encontrarse con sus caderas y luego, con su pequeña cintura.

Matsuri llevó sus dos manos al rostro del pelirrojo, acariciado su blanca piel, mientras él seguía besando sus labios. Sintió una mano subir mucho más allá, hasta donde se encontraban sus pechos. En ese momento, una corriente eléctrica la golpeó con mucha fuerza y su rostro se puso tan rojo como un semáforo. Tembló completamente, llamando la atención de Gaara, quién enseguida retiró su mano de ese lugar.

—Perdón, ¿te asusté? –preguntó el pelirrojo, preocupado por lo que pudiera pensar su novia de él. Tal vez le diría que estaba siendo muy rápido. Ellos llevaban ya casi siete meses saliendo, pero esta era la primera vez que él se atrevía a hacer algo como eso. Estaba demasiado concentrado en ello, por lo que olvidó que tipo de reacción podría tener Matsuri.

—U-un poco –respondió Matsuri, desviando la mirada hacia un costado.

Ella estaba completamente sonrojada, su respiración era agitada y su cabello estaba desarreglado, dándole un aspecto que volvía loco a Gaara, quién sentía cada vez más que su autocontrol se estaba yendo al demonio.

—Yo… –comenzó a decir Gaara —. Supongo que debemos para aquí –dijo, levantándose de la cama y quedando sentado en un costado de la misma, a lo que Matsuri también se levantó, sentándose al lado de él.

—¿H-hice algo malo? –preguntó la chica, un poco asustada.

—No –le respondió el pelirrojo —. Es sólo que… si no nos detenemos yo… –miró fijamente a Matsuri —. Matsuri… yo quiero hacerte mía… y pienso que no seré capaz de controlarme si seguimos así.

—Gaara… –Matsuri estaba totalmente avergonzada al oír aquella confesión. Nunca imaginó que este momento llegara; el estar con Gaara, entregarse a él no sólo en alma, sino también con su cuerpo. No podía evitar estar nerviosa, aunque aún así, no tenía miedo de estar a su lado, porque sabía que él la amaba tanto como ella a él.

El verlo tan preocupado de lo que ella pudiera pensar realmente le pareció muy tierno, por lo que no le quedó más opción que abrazarlo dulcemente.

—Gaara, no seas tonto –le dijo, escondiendo su rostro en el fuerte pecho de su amado —. Yo ya soy tuya, siempre lo he sido.

Esas simples palabras bastaron para hacerle entender a Gaara que ambos estaban listos para esto, que nada malo pasaría en tanto se demostraran cuanto se amaban, así que sonrió antes de volver a besarla, recostándola con cuidado sobre la cama, para cumplir su más anhelado deseo: ser uno solo con ella.

"Porque siempre he sido tuya y siempre lo seré"

Momentos de AmorWhere stories live. Discover now