CAPITULO III

127 9 0
                                    


El primer acontecimiento de importancia que se dio en la familia fue la muerte de Mr. Norris, cuando Fanny andaba alrededor de los quince años, y ello dio lugar a inevitables cambios e innovaciones.

Las señora Norris, al abandonar la rectoría, se trasladó a Mansfield Park, y después a una casita propiedad de sir Thomas, en el pueblo. Se consoló de la pérdida de su esposo al juzgar que podía pasar muy bien sin él, y de la reducción de los ingresos al juzgar la evidente necesidad de llevar una economía más estricta.

El beneficio eclesiástico tenía que ser para Edmund; y de haber muerto su tío unos años antes, se habría otorgado a un amigo que lo disfrutase hasta que él tuviera la edad para ordenarse. Pero los despilfarros de Tom, anteriores a esta suceso, habían sido tan importantes como para hacer necesaria una cesión de la vacante, de modo que el hermano menor tuvo que ayudar a pagar los placeres del mayor. Existía otro beneficio familiar, del que ya se había posesionado Edmund; pero, aunque esta circunstancia hacia que el penoso arreglo no pesase tanto sobre la conciencia de sir Thomas, no por ello dejaba de considerarlo como un acto injusto, y procuró inculcar en su hijo mayor la misma convicción, con la esperanza de que diera mejor resultado que todo lo que hasta entonces había tenido ocasión de decir o hacer.

-Me sonrojo por ti, Tom- le dijo con la mayor seriedad- me avergüenza del extremo del que me he visto obligado a recurrir y fío en que mereces que te compadezca por tus sentimientos de hermano en esta ocasión. Has privado a Edmund por diez, por veinte, por treinta años... quizás para toda la vida, de más de la mitad de la renta que debía corresponderle. Puede que más adelante esté en mi mano o en la tuya (así lo espero) el procurarle alguna compensación; pero no debes olvidar que ningún beneficio de esta clase sería superior a lo que por derecho natural podría reclamarnos, y que en realidad nada podría ser para él un equivalente de las ventajas positivas que ahora se ve obligado a ceder, debido a lo apremiante de tus deudas.

Tom escuchó etas palabras con cierta vergüenza y aflicción; pero escabulléndose tan pronto como pudo, no tardó en dejarse llevar por un confortador egoísmo para decirle primero, que sus deudas no llegaban ni a la mitad de las que habían contraído algunos de sus amigos; segundo, que su padre había hecho del tema la conferencia más aburrida, y tercero, que el futuro beneficiario, cualquiera que fuese, era de esperar que muriese muy pronto.

A la muerte de Mr. Norris, el derecho de presentación recayó en un tal doctor Grant, que, en consecuencia, fue a vivir en Mansfield; y, resultó ser un hombre robusto de cuarenta y cinco años, había que creer que defraudaría los cálculos de Tom. Pero..."no; tenía el cuello corto y todo su aspecto era de apopléjico; además, surtido como estaba de cosas buenas, no tardaría en estirar la pata".

Su esposa tenía unos quince años menos que él, y carecían de hijos. Ambos llegaron al lugar en el favorable y acostumbrado informe de que eran personas muy respetables y agradables.

Sir Thomas creía llegado el momento de que su hermana política reclamase su parte en la protección de la sobrina. La nueva situación de la señora Norris y el hecho de que Fanny fuese ya mayorcita parecían no solo anular todas sus anteriores objeciones con respecto a vivir juntas, sino que lo hacían decididamente recomendable; y como él atravesaba unas circunstancias menos favorables que en un tiempo atrás, debido a ciertas recientes pérdidas en sus posesiones en las Antillas, tras los derroches de su primogénito, no dejaba de parecerle bastante deseable verse revelado de los gastos de su sostenimiento y de sus obligaciones para asegurarle le porvenir. Con el pleno convencimiento de que así había de ser, habló a su esposa de esta probabilidad; y a la primera ocasión en que esta volvió a acordarse del asunto, lo que por cierto ocurrió en un momento en que Fanny se hallaba presente, le dijo con toda su calma:

Mansfield Park Jane AustenWhere stories live. Discover now