Shanra'ah

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Luego de aquello, e intentar evitar a Corine y Blaise, y asegurarles que estaba bien, que no la había lastimado, al menos no físicamente, Liliana había tomado un baño, antes de encerrarse en la habitación de huéspedes, que ella estaba ocupando.

"—¡Porque eres demasiado tonta, Liliana! Cada vez que abres la boca, me haces pasar vergüenza. Mí familia cree que estoy saliendo con una hueca ¿Por qué no maduras? ¡Ya no eres una adolescente!"

Sollozó abrazando la almohada, para intentar que nadie en la casa la escuchara, sintiéndose tan triste.

"—En lo único que nos entendemos, es en la cama, después... Ni siquiera puedo tener un tema de conversación decente contigo, no te tomas nada en serio, eres demasiado..."

Sí, su último novio se había cansado de decirle que era una estúpida en su última discusión, antes de terminarla, después de que Liliana hiciera un chiste fuera de lugar en una cena familiar.

Y ya comenzaba a creerlo, era una estúpida inútil, o malo'wi, como él la había nombrado... Así la veían los hombres.

***

No era un hombre de sentir culpas, después de todo, intentaba no tener contacto con nadie, así se evitaba encuentros innecesarios.

Pero llegar nuevamente a su hogar, le había hecho imposible no pensar en ella. Su casa olía a Liliana, no importaba que tomara, todo tenía su aroma.

Ni hablar de la cama.

Y por más que había salido a despejarse la mente, a nadar un rato en el río, la imagen de ella llorando no podía quitársela de la cabeza.

Él realmente la había herido con sus palabras. Quizás una de sus hembras lo habría golpeado después de eso, pero ella no, sólo había demostrado una vez más lo frágil que era llorando.

Y ahora entendía porque sus compañeros se volvían tan sobreprotectores con ellas. Las humanas eran muy frágiles y emocionales.

Tal vez tendría que haberle pedido disculpas, y devolver sus cosas que había dejado en su hogar.

Con aquella idea en mente, de devolver su pantalón y mochila, Millian regresó al asentamiento, siendo precavido de que nadie lo viera.

Sabía que Blaise lo echaría de una forma nada amigable si lo encontraba.

Se guió por su olfato para llegar a la habitación, y no hizo más que acercar su rostro a la ventana, que la escuchó llorar.

¿Aún estaba llorando? ¡Si ya habían pasado horas desde que la había dejado!

Abrió la ventana suavemente, y antes de poder entrar, Liliana se sentó en la cama.

—Shisat (espera) —le dijo al ver qué se bajaba de la cama y miraba hacia la puerta.

Ella se quedó en el mismo lugar, y él entró a la habitación, mostrándole su bolso.

—Secu te si (esto es tuyo) —le dijo mostrándole la mochila.

Ella asintió con la cabeza, mientras las lágrimas mojaban su rostro, sin poder hablar.

Él la miró y luego le dejó la mochila debajo de la ventana... Sin saber que más decir o hacer, porque el aroma a tristeza lo estaba haciendo sentir muy mal.

—Hm, It... It shanra'ah (lo siento) —le dijo en un tono bajo.

Ella asintió con la cabeza, intentando secar inútilmente las lágrimas de su rostro y ojos.

La miró con pesar y dio un paso hacia ella, viendo que no iba a moverse, por lo que siguió caminando hasta estar en frente.

—Y-Ya no v-voy a molestarte —sollozó.

Y él deseó poder entender que es lo que ella había dicho, pero imaginaba que quizás le estaba pidiendo perdón, o algo así, por el tono de su voz.

—No eres el primero que me ve como una inútil, que cree que soy estúpida... Pero creí que ustedes podrían aceptarme —lloró.

—It iesu siu'yata patet (no puedo entenderte) —le dijo frustrado.

—Com it iesu nane ho'ma (no soy una buena mujer) para nadie —le dijo sin saber cómo traducirle lo último, llorando—. It'ta malo'wi at ho'mi (soy una inútil para los hombres)

—It shanra'ah (lo siento) —suspiró.

...

MillianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora