No tengo papá

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—Años después—

—¡Otra ronda para todos! —exclamó riendo un joven rubio de ojos azules, muy divertido.

Un silencio incómodo se generó en el momento en que una jovencita de cabello castaño y piel trigueña entró al bar, luciendo sería.

Summy se giró, curioso, y se encontró con la mirada molesta de la heredera de Kanat'ma. Y se le hizo imposible al muchacho no sonreír con diversión, travieso.

—Princesa —bromeó haciendo una reverencia.

—Ahórrate las estupideces, Summy.

—Uy, que carácter te traes esta noche, bebé.

La jovencita afiló la mirada, y él rodó los ojos, antes de sacar dinero de su billetera, y dejarlo sobre la mesa.

—Lo siento, se acabó la fiesta, mi Umi'et está enfadada —sonrió antes de salir detrás de la jovencita.

—¿Qué demonios haces, Summy? ¡Me haces quedar como una estúpida!

—Sólo estaba jugando, amor, tranquila —sonrió tomándola de los brazos—. Relájate.

—La última vez que me dijiste eso, terminé preñada —masculló con rabia, antes de soltarse de su agarre.

Él la miró con pesar, y luego miró hacia abajo.

—No hace faltar recordar eso —murmuró.

—No te lo repetiré de nuevo, Summy. O adoptas una actitud más madura y responsable, o te olvidas de mí —gruñó Ilu—. No voy a decepcionar a mis padres por seguirte a ti.

La jovencita se subió a su moto, y se fue de allí, con rabia.

Y es que Summy lo sabía, estaba actuando como un idiota, pero es que su boda sería en un mes, y él quería disfrutar los últimos momentos que le quedaban de libertad, antes de tener que tomar el lugar de Cep.

O mejor dicho, comenzar con su entrenamiento para tomar su lugar.

***

—No te alejes de mí, Kanat —habló Liliana, mientras llevaba las maletas de ambas.

Todos los años regresaban con la niña para que festejara el Kok'ta Kanat'ma. Después de todo, Liliana no quería que su hija se separara de sus raíces.

—¡Ya quiero ver a los tíos, mami! —pronunció emocionada.

—Yo también, mi amor, pero mira por dónde vas, o te llevaras por delante a alguien —sonrió.

Llegaron hasta el área de taxis, y la pequeña levantó su mano, haciendo reír a su mamá.

—¿Qué haces, terrible?

—Yo quiero pararlo.

—De acuerdo, pero no hace falta que lo hagas con tu manito. Cuando el chófer nos vea, el parará —sonrió.

No muy lejos de ellas, un oficial las observó, aturdido... Ese cabello revoltoso y rizado, era imposible de olvidar. Y la pequeña había heredado el mismo cabello.

Ellas estaban de regreso en la isla.

***

Habían llegado a casa de sus tíos, había estado jugando toda la tarde con su primo Batiet, a quien más quería y extrañaba cuando se iba de la isla, y ahora la pequeña morena rizada, estaba hamacándose en el jardín, mientras esperaba que Batiet saliera de bañarse.

Su mamá ya la había bañado y cambiado, ya que los pequeños se habían llenado de lodo.

Un hombre entró por uno de los muros traseros, y se acercó a ella, tomándola por sorpresa.

—Mami —pronunció con temor la niña.

—Tranquila, no voy a hacerte daño. ¿Lo ves? Soy un oficial —sonrió.

Ella lo miró insegura, y se bajó de la hamaca, gruñendo como un gatito alerta. El hombre frente a ella sonrió, mirando sus ojos café oscuros.

—Tú eres Kanat ¿Verdad?

—Sí.

—Te pareces mucho a tu mamá, a diferencia de tus orejitas, eso... Lo sacaste de tu padre —pronunció bajo.

La niña negó con la cabeza, confundida.

—Yo no tengo papá.

—¿No? Tal vez no lo conoces.

—No, no tengo papá. Siempre estuve solita con mi mamá. Creo que mi papá no me quería.

Él la miró con pesar, y negó con la cabeza.

—Tal vez tu papá-

¡Kanat! ¡Ven adentro, mi amor! ¡Ya está oscuro! —La llamó Liliana desde la casa.

—¡Ya voy, mami!

Cuando la pequeña se giró, el hombre ese ya no estaba allí. Extrañada miró hacia todo el jardín, sin encontrarlo.

Tal vez era un amigo de su tío Blaise.

La pequeña se encogió de hombros, y entró corriendo a la casa, sonriendo. Pronto sería el Kok'ta Kanat'ma y con él, el casamiento de su primo Summy también.

...

MillianWhere stories live. Discover now