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Por cierto, Jebolas, felicidades por el juego.

Envié el mensaje y luego dejé el celular sobre mi cama, mientras miraba el techo blanco de mi habitación.

—¿Y ahora qué? —Pensé en voz alta. Me encontraba en mi habitación luego de que Jeb me ayudara a elegir mi ropa para la cita. Estaba nerviosa, era mi primera cita y no tenía ni la más mínima idea de qué tenía que hacer o decir.

Mi celular sonó con el mensaje de Jeb.

Pensé que nunca lo dirías. Gracias, enana.

Sonreí con su mensaje y volví a mirar el techo pensando en Nate. Acto seguido otro mensaje de Jeb hizo a mi celular sonar.

¿Qué haces?

Tomé el aparato entre mis manos y tecleé una respuesta.

Pensando en mañana. Estoy preocupada.

Él respondió enseguida.

¿Por qué?

Bufé y escribí otro mensaje.

No lo sé. Simplemente me pone nerviosa porque es mi primera cita, no sé qué se supone que tenga que decir o hacer. Tengo miedo de quedar en ridículo frente a él.

Jeb tardó unos minutos en responder.

Solo sé tú misma, deja de preocuparte por todo y simplemente vive. Él es suficientemente inteligente para saber apreciar la perfecta novia que tiene, así que haz tus estupideces de siempre, es lo que te hace ser Agnes, la que a él le gusta.

Su mensaje enseguida logró sacarme una sonrisa, amaba hablar con Jeb cada vez que lo necesitaba, él era el único que siempre me decía lo que necesitaba escuchar.

Gracias, te quiero.

Mandé el mensaje y luego miré la hora, ya era tarde, debía ir a dormir, pero extrañamente no podía. Solo pensaba en Nate, Jeb y su mensaje.

—Solo sé tú misma, Agnes —hablé en voz alta, en un intento de auto motivación—. Así eres perfecta—Las palabras de Jeb resonaron en mi cabeza de nuevo y me imaginé a mi amigo escribiendo el mensaje. Luego cerré los ojos y me dormí lentamente con una sonrisa en mi rostro.

Mañana sería un gran día.

La Flor De LirioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora