13 - No he llorado

5.6K 397 35
                                    

Oliver

Me sentí dolido, sí, y no puedo negarlo. El hecho de que estuviare besándose con alguien me molestó y mucho más si era una chica cuando "se suponía" que era gay. Después de haberme besado tantas veces sin mi permiso como si sus labios estuvieran deseosos de los míos, ahora iba y besaba a una chica al azar, indignante.

Pese a lo mal que me sentía no salí corriendo como hacían los protagonista tontos en las películas, fui con enfado hacia el centro de la pista.

Cuando estuve detrás suya le toqué la espalda con el dedo y, cuando se giró, le pegué una bofetada que se escuchó más alta que las misma múscica. Él me miró con los ojos abiertos mientras se ponía la mano en la mejilla.

- A casa, AHORA - Dije con voz autoritaria mientras lo arrastraba entre medio de las demás personas y lo agarraba bien fuerte de la muñeca.

Él siquiera se resistía, iba tan borracho que andaba a trompicones, no sé cómo no se caía al suelo. Cuando salimos de aquel antro de mala muerte por fin pude respirar un poco de aire fresco y no ese otro aire mezclado del aliento de todos.

- ¡¿Se puede saber en qué estabas pensando?! - Grité empujándolo contra la pared de un callejón.

- En ti no, te lo aseguro - Dijo con la voz ronca, arrugué el ceño.

- ¡Lo se! Pensabas en los deliciosos labios de esa rubia, ¿verdad? - Hipó mientras asentía - ¿Pues sabes qué? Que no me importa - Escupí en su cara.

- ¿Sabes tú qué? - Me dio la vuelta y me puso contra la pared - Tú eres muy orgulloso dicendo que no te importo y que no te gustan los tíos, pero en verdad te pones duro cuando piensas en mí - Me dieron ganas de pegarle de nuevo.

- ¡Eso es mentira! - Grité rojo de furia.

- No, no ,no. Sé sincero contigo mismo, si no es así, que haces aquí pequeño niño insolente que necesita atención - Se acercó a mí con rapidez y me besó con una intensidad que yo no era capaz ni quería seguir.

Intentaba empujarle y escabullirme pero no podía, pataleaba y le pegaba con fuerza pero no se apartaba, no me dejaba respirar. Le mordí el labio con fuerza como última idea y logré apartarlo de mí.

- ¡Eres un imbécil! - Dije de nuevo sollozando, como lo odiaba, odiaba ser tan blando y llorar por todo, odiaba ser tan débil y también odiaba que pisoteara mi orgullo cuando le daba la gana - Vete a la mierda - Mascullé antes de irme de allí.

- No te vayas - Le escuché decir, me di la vuelta y volví a andar hacia él - Sabía que volverías.

- Te equivocas, te llevaré a casa porque no quiero haber desperdiciado mi día para nada, no quiero volver a saber de ti - Concluí, lo agarré del brazo y comencé a caminar con él.

Llamé a la puerta de su casa y me abrió Dianne, lo metí para dentro de un empujón y siquiera le miré a los ojos.

- Adios - Dijo antes de escuchar la puerta cerrarse.

Corrí hacia mi casa y me metí en mi habitación, cerré la puerta y me metí bajo las sábanas. Entonces lloré, lloré como siempre lo hacía, pero esa vez sería distinta, porque quería que fuera la última vez que tenía que llorar por el.

Entre llantos me quedé dormido y esa noche no soñé nada.

Por la mañana me desperté con dolor de cabeza y los ojos hinchados, también tenía unas ojeras moradas que se veían desde lejos pero, en verdad, me daba igual. Desde esa noche muchas cosas me habían comenzado a dar igual y me alegraba, quizás había madurado ya un poco de una vez.

Ese día no hice absolutamente nada más que encerrarme en mi cuarto a ver series, sabía que mis hermanas y mi madre estaban un poco preocupadas, pero agradecí que no preguntaran nada, solo necesitaba descansar para tener mi mente despejadas para, posiblemente, tener que verlo al día siguiente y estaba praparado para ignorarlo completamente, como si hablara con una pared.

Y, como yo había dicho, nada más llegar a mi taquilla vi de reojo cómo se acercaba, respiré hondo y me preparé mentalmente para lo que haría.

- Hey, te dejaste ayer la ropa en sábado casa - Dijo con su habitual sonrisa burlona.

- Puedes tirarla, no la necesito - Le respondí con simpleza.

- ¿Estás enfadado? - Preguntó con una expresión desconcertada.

- No, ¿por qué? - Terminé de coger mis cosas y cerré mi taquilla.

- Estás distante, por eso - Comencé a caminar y él me siguió.

- No, no lo estoy

- Sí, sí lo estás

- Te trato como lo que eres, mi compañero de clase - Pregunté mirándolo a los ojos.

- ¿Qué estás diciendo?

- Tenemos clase, más vale que te aligeres o llegarás tarde - Él se quedó desconcertado parado en mitad del pasillo.

Eso es lo que iba a hacer, indiferencia. A veces la indiferencia dolía más que el hecho de que lo ignorara y, con suerte, se aburriría rápido y me dejaría tranquilo. No sonrisas, no bromas, no sonrojos, nada, eso es lo que era ahora para mí, una persona más.

Aligeré el paso porque no quería que me dijera nada más y conseguí entrar a la clase. Me senté junto con mis amigos quienes, de una vez por todas, habían comenzado a salir ¿el problema? Que eran los dos unos enpalagosos.

- Te quiero - Decía ella

- Yo más - Decía él.

- No, yo más - Y esto se volvía un bucle que me daba ganas de vomitar.

Carraspeé la garganta y me senté al lado de Melo, en el sitio que daba al pasillito, error. Ryan entró y al pasar por mi lado me susurró al oído "Esto no quedará así", se me pusieron los pelos de punto.

Cuando finalizó la clase me fui con prisas antes que nadie al baño, segundo error, era obvio que me seguiría al baño y, puesto que es hombre, podía entrar también sin ningún tipo de problema, ¿desde cuándo me había vuelto tan descuidado?

-¿Me vas a decir que coño te pasa? - Preguntó él cuando me lavaba las manos.

- A mí no me hables así - Le miré frunciendo el ceño y el rodó los ojos - Y, te vuelvo a repetir, que no me pasa nada.

Él se comenzó a acercar a mí y yo, por primera vez, no retrocedí ni un centímetro, me quedé en mi sitio como si él no me resultara imponente.

- ¿Qué no te pasa nada? No me hagas reír - Siguió acercándose aún más, no iba a permitir que me besara de nuevo, ya le iba viendo las intenciones.

- No me importas, ¿es eso lo que quieres que te diga? - Frunció el ceño y me empujó contra la pared, esta vez no pude hacer nada.

- ¿Qué has dicho? - Me agarró del cuello de la camiseta y cerró el puño con fuerza.

- ¿Sabes? Lo que me dijiste el otro día me hizo pensar sobre mis prioridades, y, ¿sabes qué? Tú no estás en ellas - Le dije orgulloso de mí mismo.

- Vaya, sí que has madurado un poco eh, te prefería cuando eras menos costestón - Y otra vez con lo de que soy un niño, que molesto.

- Ni soy un niñato ni me importa cómo me prefieras, no quiero saber nada más de ti imbécil - Escupí las palabras en su cara y quise irme de allí, pero él no tenía pensado soltarme, aún así de pronto abrió los ojos bien grandes.

- Oye, ¿te dije el otro día algo? - Preguntó con confusión.

- Eso ahora no importa - Miré hacia otro lado.

- Mierda, lo sabía, no debería haber bebido tanto - Suspiró - Encima te hice llorar otra vez - Arqueé las cejas.

- No he llorado - Dije con confianza.

- Sí que lo has hecho, conozco tus ojos después de llorar, no por gusto - Se rascó la nuca y me soltó - Siento las estupideces que dije el otro día, no lo tengas en cuenta.

Por una fracción de segundo se me pasó por la cabeza olvidarme de lo que pasó y volver a como estábamos antes, pero....

Ryan (+18 - Gay)Where stories live. Discover now