Cap 14 - Blanco

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Por una fracción de segundo se me pasó por la cabeza olvidarme de lo que pasó y volver a como estábamos antes, pero luego recordé lo que me dijo el otro día y la forma en la que me habló, como si fuera su perra barata.

Y es que cuando alguien está borracho no tiene filtros para decir las cosas y dice lo que en verdad piensa, que voy a ir a él cada vez que me lo pidiera y que le estaría chupando el culo cuando le apeteciera, esto se había acabado.

- Te odio, déjame en paz - Fui hacia la puerta pero me volvió a agarrar el brazo.

- Pero yo no te odio - Dijo en voz baja.

- ¡Suéltame! - Le aparté la mano bruscamente - Deberías saber que si no cuidas las cosas se acaban rompiendo, yo estoy roto, pero no pienso romperme más de lo que estoy Ryan, adios - Salí del baño casi corriendo.

De nuevo esas malditas ganas de llorar que siempre se apoderaban de mí, pero me prometí a mí mismo que no volvería a llorar por él, yo no me merecía eso. Así que, en vez de esconderme y llorar me senté bajo la sombra de un árbol, cerré los ojos y me quedé dormido.

Quizás sí que me gustaba y es eso lo que me hacía odiarlo aún más. Porque él me estaba confundiendo y haciendo pensar cosas que no era y no, no había nada de malo en enamorarme de un chico, el problema era que él me había intentado enamorar a la fuerza, besándome cuando le daba la gana, haciéndome chantaje emocional....De verdad que lo odiaba.

Pasó tiempo después de la última vez que hablamos y, algo es seguro, cada vez que lo veía me dolía. Estuve ignorándolo hasta que a la semana se cansó y dejó de intentar hablar conmigo, ya ni me miraba si quiera. 

Eso era lo que se suponía que quería, que me dejara en paz y se olvidara de mí, pero, joder, es que tan solo verlo hablar con una chica me ponía de los nervios. El problema era mío no de él pero había sido su culpa, mostrarme esa faceta de chico encantador para después estropearlo como lo hizo y encima que ni se acuerde.

Por las noches pensaba en él, intentaba no hacerlo pero a veces divagaba y todo acababa en su cara, en sus brazos rodeándome y lo cálidos que eran sus labios, quizás era amor, quizás solo era que me gustaba que me prestaran atención. Todo era tan confuso que me hacía doler la cabeza. Esperaba que como en las películas llegara de repente un nuevo estudiante que se fijara en mí y me hiciera olvidarlo, le rezaba a Dios por él todas las noches en vano.

Hasta que un día, a primera hora, el profesor nos quiso dar una sorpresa, y no era un exámen, sino que en el más allá parecían haber escuchado mis plegarias y había llegado un nuevo estudiante. En cuanto lo vi me atrajo en desmesura, en parte pudo ser porque parecía una copia de Ryan, no lo negaré.

- Estudiantes, este chico se llama Sawyer y estudiará aquí de ahora en adelante, prenséntate tú mismo - Dije el profesor cabezón.

- Mi nombre es Sawyer Withe, vengo de California y me mudé aquí por el trabajo de mis padres, no me caen bien las guarras ni los musculitos, encantado - Dijo con voz grave antes de buscar un sitio donde sentarse.

Lástima que me había sentado con mis amigos y no me pude sentar a su lado, pero, he de decir, que ese chico me tenía hipnotizado. Tenía ese toque frío que lo alejaba del resto, por lo que será más fácil de conquistar, estoy hablando como si fuera gay, lo sé.

- ¿Quién le enseñará el instituto a Sawyer? - Preguntó el profesor.

Todo se hizo silencio, lo que había dicho en "su presentación" había dejado a todo el mundo un poco tenso, se notaba, pero no predería mi oportunidad.

- Yo puedo hacerlo - Dije, levantando mi mano, sin sonar demasiado entusiasmado.

- Excelente LeBlanc, te encargo la tarea, podéis salir ambos de clase - Asentí y me levanté, me dirigí a la salida del aula y lo esperé en el pasillo.

Cuando salió por la puerta, tuve unos segundos más para verlo más de cerca. Parecía tener un rollo un poco emo ya que era moreno y vestía colores oscuros, además tenía tatuajes en los brazos pero no veía ni rastro de piercings o pendientes. Sus ojos...cuando nos miramos por primera vez me di cuenta de lo increibles que eran sus ojos. Eran marrones, nada del otro mundo, pero tenían algo tan especial, tan profundos, tan oscuros, tan bellos.....y ya me estaba poniendo cursi otra vez.

- Hola, mi nombre es Oliver LeBlanc - Le sonreí entrelazando mis manos en la espalda.

- ¿LeBlanc? ¿Eso no es blanco en francés? - Asentí - Yo soy Sawyer White, en parte, compartimos apellido.

Reí ante lo absurda que era la situación, era una coincidencia muy curiosa.

- Ven, te enseñaré esto - Dije comenzando a andar, pero, torpe de mí que me tropecé con mis propios pies y me caí al suelo, él comenzó a reírse con descaro - ¡No te rías! Me hice daño - Me quejé mientras me sobaba las rodillas.

- Lo siento, déjame ayudarte - Él me tendió una mano y la agarré sin dudarlo - Oye Oliver - Comenzó a decir él cuando me levantaba.

- ¿Si?

- ¿Tú eres gay? - Preguntó de repente, yo me atraganté con mi propia saliva y comencé a toser - ¿Estás bien? - Preguntó

- Y...yo - Comencé a decir - No lo sé - Me rasqué la nuca nervioso.

- ¿No lo sabes? - Preguntó de vuelta.

- Quizás sí, quizás no, quizás soy bisexual, no lo sé - Reí por lo absurdo de la situación - ¿Por qué lo preguntas? - Ahora era mi turno de preguntar.

- Porque me daba esa sensación, has podido comprobar que soy muy directo - Volví a reír y le sonreí.

- Me gusta la gente directa - Comencé a andar, este chico me comenzaba a atraer más.

Fue divertido enseñarle el instituto, a medida de que iba hablando con él se iba soltando un poco y dejaba de ser tan callado, al contrario, era bastante charlatán y me gustaba mucho su forma de pensar.

- ¿Qué significan los tatuajes? - Pregunté mientras nos sentábamos en un banco a descansar.

Tenía tatuado el brazo derecho y podía distinguir diferentes figuras que no sabía reconocer a ciencia cierta.

- Este es el símbolo de sagitario - Ahora que me lo había dicho veía perfectamente al mitad hombre mitad caballo con el arco - Me lo hice porque quiero ser un poco de todo sabes, como ese ser, mitad y mitad, ¿me entiendes? - Asentí con admiración.

- A mi me gustaría hacerme uno, pero me dan miedo las agujas - Dije yo sin verguënza, con él me sentía muy cómodo.

Me sentía muy cómo hasta que lo vi, a lo lejos, sentado bajo un árbol mirando a la nada. Cuando menos me lo esperaba él estaba allí, en mi campo de visión, listo para recordarme lo que pasó y que no pueda olvidar nada.

Creo que tuve que estar más rato de la cuenta mirándole porque Sawyer giró en mi misma dirección y le vio.

- ¿Ese chico te gusta? - Eso mismo me pregunto yo.

- Es una larga historia - Me miró con atención, no pude evitar resumirselo todo.

- Con que es eso, quizás pueda ayudarte - Alcé una ceja.

Entonces él se comenzó a reír muy alto, miré a Ryan de reojo y el solo saber que nos miraba me hizo querer temblar.

- Eres muy gracioso Oliver, y muy lindo también - Me halagó y me jaló hacia él.

Quedamos cerca, muy cerca, y él pasó sus manos por mi cintura atrayéndome más hacia él. Yo le miraba estupefacto sin saber qué hacer. Él se acercó a mí y unió sus labios con los míos, al principio solo hizo un poco de presión, pero al rato abrió la boca y se intensificó el beso. Sus manos manoseaban mi trasero mientras yo agarraba su espalda concentrándome en seguir el beso a duras penas.

Entonces nos separamos, tenía la respiración entrecortada y estoy seguro de que estaba muy sonrojado, nunca me habían besado así. Aún seguíamos muy pegados y respirábamos el aire del otro.

- No besas mal - Dijo cerca de mi boca y me robó otro beso.

- Tu tampoco - Añadí, casi temblando.

- ¿Sabes que? - Negué con la cabeza - Creo que alguien me va a partir la cara.



Ryan (+18 - Gay)Where stories live. Discover now