•Capítulo 7: Axel•

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Bien, Lane, respira. Tú puedes, no hagas estupideces. Ya superaste a ese imbécil, ¿verdad? Verdad.

Axel.

¡Por Frida!

¿Qué puedo decir? Él lucía igual que siempre. Axel era muy guapo y aquello no lo podía negar; piel perfectamente bronceada, ojos marrones y aquel oscuro cabello rebelde que le daba ese sexy aspecto de chico rudo. Aunque, a decir verdad, eso no fue lo que realmente llamó mi atención desde un principio... Lo que lo hizo fue ese aire de seguridad que lo rodeaba, aquella actitud y ese positivismo tan característico de él.

Sus ojos marrones ahora estaban posados en mí y aquella sonrisa encantadora que el chico se traía provocó que mi ritmo cardiaco aumentara. Sonrió tan ampliamente, mostrándome sus blancos y brillantes dientes y no sé por qué, pero me dieron unas inmensas ganas de decirle un par de groserías en la cara para desahogarme.

Definitivamente no esperaba esto.

—¡Lane! —Repitió—. Es un gusto verte.

Fruncí el ceño y me crucé de brazos. Decidí no decir nada y comencé a rezarle a mis santos dioses del dibujo para que Nathan dijera alguna palabra que nos salvara de la incomodidad.

Pero no lo hizo.

—¿Cómo has estado? —Continuó Axel detrás de la máquina registradora— Hemos perdido el contacto, desde... Ya sabes.

¿De verdad?

—Tendría que ser bien estúpida para seguir manteniéndolo contigo después de lo que sucedió —Hablé por fin, sonriéndole forzadamente— ¡Pero hey! Todo bien, sin remordimientos.

Luego de pronunciar aquellas palabras Nate me miró con las cejas fruncidas al igual que Thomas, confundidos. Por otro lado, Brad tenía una cara de disgusto que podía jurar que, si las miradas mataran, el chico frente a nosotros estaría más que muerto.

Axel ladeó la cabeza y movió la mano en dirección a Bradley.

—¡Hey, Brad! —Saludó amigable— Tanto tiempo, eh.

—Sí, lo que digas —Mi hermano rodó los ojos— No creas que no sé lo que le hiciste a mi hermana. Soy un niño, pero no un estúpido.

La situación se podía definir en una simple palabra: Incomodidad.

Gracias por tanto, Dios.

—¿Se conocen? —Murmuró Nate mirándome y luego pareció entender—. Ah...

No pues, y después yo soy la lenta.

Brad le lanzó una última mirada fulminante a Axel y luego se alejó un poco junto a Thomas. Instintivamente observé hacia atrás, no habían más personas y el lugar estaba casi vacío, ¿esto es una broma?

—Deberíamos... Comprar los boletos —Codeé a Nate y él asintió— ¿Podrías comprarlos tú? Debo ir al baño con urgencia.

No esperé ni a que respondiera y me giré de inmediato con la intención de salir de ahí. Casi al instante sentí su mano tirar de la mía, la que me devolvió a donde estaba anteriormente.

Estúpido Nate.

¿Qué demonios planea? ¿Hacerme sentir incómoda frente a mi ex? Que agradable sujeto.

—Muy graciosa, Dunky —Él fingió reír y le lancé una mala mirada— Te quedas conmigo.

El muy estúpido no soltó mi mano en ningún momento, asegurándose así de que no huyera.

Nathan comenzó a hablar con el chico frente a nosotros, le dijo el nombre de la película que veríamos y cuántos boletos queríamos. Después de eso, él empezó con su trabajo.

Un Dulce InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora