•Capítulo 24: ¡Jake!•

9K 768 812
                                    

—¡Jake!

Oh, Van Gogh. Agárrenme porque juro que me desmayo.

Un inevitable grito de emoción escapó de mis labios y me abalancé contra el cuerpo de mi mejor amigo, envolviendo mis piernas alrededor de sus caderas en un movimiento rápido. Él soltó una armoniosa carcajada y me sostuvo con fuerza para después comenzar a girar conmigo entre sus brazos.

—¡Oh, por Frida! ¡Jake! ¡Estás aquí, idiota favorito! —Chillé con emoción— ¿Cómo? ¿Qué? —Incliné mi cabeza hacia atrás y lo observé con los ojos bien abiertos— ¡¿Rachel también está aquí?! ¡Crespita, sal!

El chico negó con una sonrisita y me bajó de sus brazos con lentitud.

—Siento romper tus ilusiones, pero no —Respondió él. Yo hice un puchero, soltando un suspiro de decepción— Nuestra crespa sigue en Brasil. ¡Pero hey, me tienes a mí! ¡Sorpresa!

No impedí que la noticia de que Rachel no estuviese aún en el país me desanimara, así que me dejé llevar por aquella felicidad que me recorría y volví a sonreír contenta, envolviéndolo nuevamente con mis brazos. Sin duda alguna había extrañado muchísimo al tonto que tengo como mejor amigo.

―Te extrañé mucho, pecosa fea ―Musitó él, dejando un beso en mi coronilla.

―También yo, rubio baboso.

Me separé con lentitud de Jake y miré hacia atrás, sintiendo la incomodidad consumir el ambiente. El lugar quedó en un silencio casi sepulcro y yo mordí mi labio inferior, nerviosa. Mamá, Brad y tía Rosie observaban la escena con una pequeña sonrisa. Lizzy, Leo y Thomas parecían no entender mucho, pero de todas formas sonreían. Hasta que mis ojos se encontraron con esos celestes... El chico tenía las cejas ligeramente fruncidas y se encontraba de brazos cruzados frente a nosotros, quien, al igual que sus hermanos, tenía un gesto de no entender demasiado.

Fue este último quien decidió romper el silencio con un llamativo carraspeo de garganta.

Oh, incómodo.

Nathan se acercó a pasos lentos pero firmes hacia nosotros y luego sonrió ligeramente, extendiendo su mano en dirección a mi amigo como forma de saludo.

―Hola ―El castaño fue el primero en hablar―. Un gusto, soy Nathan.

El rubio le sonrió devuelta y aceptó gustoso su saludo, dándole un leve apretón a su mano.

—Soy Jake —Respondió, para luego señalarme—. El mejor amigo de la pecosa aquí a mi lado. Ella me ha hablado muchísimo de ti, ¿sabes? ¡Todos los días lo hace! Es un gusto poder conocerte en persona finalmente.

Ya la cagaste, Jake. Con amigos así, ¿para qué enemigos?

—Bueno... —Me animé ahora yo para romper un poco la tensión y observé a la mayor de los Hederson— Tía Rosie, muchísimas gracias por recibir a mi amigo en su casa, de verdad. No sabe lo agradecida que estoy con usted ahora mismo, y―

—No hay de qué, cielo, ¡yo encantada siempre! —Interrumpió ella, regalándome una sonrisa—. Es un muchacho muy dulce.

Jake a mi lado me guiñó un ojo y sonrió con inocencia, ganándose un codazo de mi parte.

—Sorpresa —Susurró él, pasando su brazo alrededor de mis hombros—. Tu madre fue la de la idea.

Al instante me lancé a los brazos de mamá y ella rio, uniéndonos en un cálido abrazo. Dejé repetitivos besos sobre su mejilla y luego me separé dando un pequeño brinco de emoción, todavía sin creer que Jake estuviese aquí, conmigo.

Un Dulce InviernoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon