•Capítulo 20: Niñera•

9.9K 850 439
                                    

Aviso: ¡Actualización doble! Hay una actualización antes de esta. En caso de que Wattpad te haya mandado directamente aquí, devuélvete a leer el anterior. ¡Que disfrutes los capítulos!❤️

•••

—¿Estás lista?

Desvié mi mirada hacia donde provenía la voz y sonreí al ver a Nate asomado por la puerta. El chico entró sin esperar palabra alguna de mi parte y cerró detrás de él, acercándose a pasos apresurados hacia mí.

—Lista —Asentí, rodeándolo con mis brazos—. ¿Nervioso?

—Con miedo —Aceptó en un tono bajo, dejando un besito sobre mi coronilla—. Tengo mucho miedo, Lane.

Me separé un poco de él para observarlo mejor y tomé sus mejillas entre mis manos, mirándolo fijamente. Sus celestes ojos se encontraron con los míos y fue cuestión de milisegundos para que sus mejillas se tiñeran de un ligero color carmesí. Nathan estaba experimentando un montón de emociones y lo sabía perfectamente. El chico sonrió de lado y bajó la mirada, cerrando los ojos.

—El miedo es normal, Nate, tenlo siempre presente, ¿sí? Sentir miedo no es malo —Le aseguré, dejando un beso sobre su mejilla—. Te irá bien.

Él soltó un suspiro por lo bajo y asintió, volviendo a abrir los ojos. Cuidadosamente posó sus brazos alrededor de mi cintura y me apegó más a su cuerpo.

—Gracias, Dunky.

El contacto de sus fríos labios con los míos me hizo sonreír y por instinto cerré los ojos, siguiéndole aquel dulce beso. Los labios de Nate parecían expertos y se movían a la perfección, ocasionando un montón de sensaciones en mí.

—¡Chicos, hora de irnos!

Me separé de golpe al oír la voz de mamá y Nate gruñó, dejando un beso en la punta de mi nariz.

—Hora de irnos, andando —Ordené, tirando de su mano.

Hoy era el gran día que nos tenía los nervios a mil. Iríamos a la universidad y para ello teníamos que viajar por casi dos horas hasta la ciudad en donde vivo, mamá estaba confiada y le dijo a Nate que debía estar tranquilo, que podría haber una vacante para él. Eran exactamente las nueve de la mañana y la cita con la directora era a las once con treinta, ¿que si estaba nerviosa por lo que diría ella? Por supuesto.

También, hoy mismo por la noche, partiríamos a la cabaña de la playa a pasar los días restantes de las vacaciones allí y no sabía con exactitud cómo sentirme al respecto. El tiempo había pasado exageradamente rápido y pronto volvería a casa a comenzar una nueva y difícil etapa en mi vida: La universidad. Admito que estaba feliz y emocionada por ello, pero a la vez muy asustada, pasé muchísimos años junto a Jake y Rachel en la escuela como para ahora separarme de ellos, sería difícil, pero tendría que acostumbrarme.

Apenas di un brinco en el último escalón y pisé el suelo, pude visualizar a mamá, ella lucía radiante y muy bonita, con un vestuario bastante sencillo, pero a la vez formal. Mamá sabía muy bien cómo combinar colores y modelos de distintas prendas, supongo que haberse especializado durante años en el diseño de moda sirvió de algo.

—Todo saldrá bien, hijo, tranquilo —Comentó mamá, acercándose a Nate para después darle un pequeño abrazo—. Eres muy talentoso, ten fe en que quedará una vacante para ti, te lo mereces.

El chico le sonrió y se aferró a ella, lo que me hizo sonreír a mí también. Mientras observaba la escena un poco más alejada para darles su espacio, sentí mi teléfono vibrar en el bolsillo trasero de mi pantalón y cerré los ojos con fuerza, tratando de tranquilizarme. Axel seguía con sus insistentes y abrumadores mensajes todos los santos días, a pesar de haberle dicho que no quería tener el mínimo contacto con él, seguía insistiendo.

Un Dulce InviernoWhere stories live. Discover now