28 | han jisung

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El timbre del departamento sonó, y apenas siendo capaz de coordinar todos sus sentidos, se dirigió a la entrada para abrir la puerta.

Su corazón dio un brinco cuando visualizó a Minho, vistiendo una remera gris de unos talles más grande y shortcitos rosas. Su pequeño bebé era tan hermoso.

—Hola, Sungie —saludó el mayor al ver que no recibía nada de parte de Han— ¿Puedo pasar?

Jisung parpadeó y tomó la cinturita de Minho entre sus brazos. Chocó sus narices y sonrió.

—¿Cómo está el príncipe más lindo de todos?

—Hum... ¿Bien? —Lee respondió dudoso, el no se sentía bonito, y mucho menos un príncipe.

Ambos entraron al departamento y Jisung le pidió a Minho que lo esperase en su habitación. El mayor fue tranquilo y se sentó en la cama a esperar a Han, sus piernitas estaban cruzadas y sus manos entrelazadas sobre estas. Jisung apareció después de un rato con un paquete de galletitas, un vaso de café y otro de chocolatada.

—Te hice el café como te gusta.

Minho tomó la taza sonriendo.

—¿Con dos cucharitas de chocolate?

—Sí, una de azúcar.

Minho se sintió un tanto melancólico. Cuando Jisung se fue notó su ausencia en todos los aspectos de su vida. ¡Hasta cuando tomaba café! Sólo Sungie sabía como preparar el café para que quedase perfecto.

Una vez terminaron de comer, Jisung se sentó junto a Minho.

—¿Ya te dije que estás precioso?

Minho rió y colocó una de sus manos en la mejilla de Jisung. Sus ojos se clavaban en los del menor tímidamente. Con cuidado, acercó su rostro al de Han y posó sus labios sobre los contrarios.

Lee amaba besar a Jisung. Amaba sus labios finos y cuando su lengua se metía de forma experta en su boca. Legustaba cuando lo mordía y cuando succionaba su labio inferior. ¡Pero no podía decirle eso a Sungie! No podía decirle lo mucho que le gustaba cuando perdía el control y la lujuria se apoderaba de él.

A Minho le gustaba que Jisung lo domine, pero no podía decírselo.

—Minho.

Jisung se separó del beso, y su tono risueño habitual cambió a uno serio.

—¿Pasa algo? —Minho se preocupó, quizás había hecho algo mal.

—No, no. Yo sólo... Nó sé como decirlo —Han se tomó un poco de tiempo para pensar bajo la mirada curiosa de Minho, quien jugaba con el elástico de sus pantaloncitos—. Yo quería... Vos viste que a veces digo que sos mi novio, y te trato como tal, ¿no? —frente al asentimiento de cabeza de Lee, prosiguió— Bueno, yo... yo quería saber... Quiero saber si vos querés... Igual ya te aviso que no importa si me decís que no, yo no voy a enojarme y vamos a seguir siendo amigos, porque te amo muchísmo, ¿si? Así que tranquilo, sin presión.

Minho se sentía abrumado frente a tantas palabras, dichas tan apresuradamente.

Dejó su lugar en la cama junto a Jisung y se subió cuidadosamente al regazo del menor.

—Estás nervioso. Tenés que calmarte.

Tomó las manos de Jisung y las posó en su cintura, mientras él apoyaba las suyas en el pecho de Han.

Jisung estaba perplejo. Minho actuando de esa forma lo ponía aún más nervioso.

—Principito —tomó aire y miró fijamente a Minho— ¿Querés ser mi novio?

Lee sonrió y asintió frenéticamente. Abrazó a Jisung sintiendo sus mejillas colorearse de rosado y pensó que el antiguo Minho estaría riendo frente a esa escena; él enamorado de Han Jisung y vice versa. Parecía un lindo cuento de hadas.

—Sungie... —la vocecita de Minho sonó extremadamente tierna contra el oído del menor— Yo también te amo.

MADRUGADA ━ HANKNOWWhere stories live. Discover now