CAPÍTULO 89

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—Lo siento, llego tarde. —Mientras el viento soplaba, la expresión de Li Ce era de disculpa. Frunció el ceño y miró a la joven, cuya cara había sido golpeada, frente a él.

Sintió innumerables puñaladas en su corazón. Desató a la mujer y la abrazó.

Zhao Chun’er, a través de su desordenado cabello y su rostro manchado de sangre, miró a Li Ce.

Una oleada de alegría corrió por su corazón, habiendo escapado de la muerte.

¿Era esta persona con la que se iba a casar?

Estaba aturdida, su cerebro incapaz de procesar las cosas. Solo sabía que iba a morir, pero la salvó la
persona con la que iba a casarse.

Las lágrimas corrían por su rostro, y comenzó a gemir en voz alta.

Li Ce frunció el ceño, llevándola por la cintura y caminando por la plataforma.

Zhao Chun’er había sido liberada.

Se aferró a la cintura de Li Ce con fuerza como un animal herido,
su cuerpo temblaba. Sin embargo, al siguiente segundo, el hombre experimentado en asuntos de amor se detuvo en seco. La miró, aturdido.

Se puso en cuclillas, medio cargando con ella en su abrazo.

Extendió el dedo y apartó el cabello que cubría su rostro. Todavía había mucha sangre en su cara.

Su expresión era suave, aparentemente temiendo asustar a alguien. Suavemente, le preguntó:

—Tú… ¿Quién eres tú?

Zhao Chun’er dejó escapar sonidos inaudibles, incapaz de hablar.

Li Ce se dio cuenta de que su mandíbula había sido dislocada.

Con un método peculiar, recoló la
mandíbula de Zhao Chun’er en su lugar. Las lágrimas de la mujer brotaron como una fuente, su dolor estalló.

Llorando, dijo:

—Soy la Octava Princesa de Xia, Zhao Chun’er.

Li Ce se sorprendió. Miró hacia arriba. Sus tropas estaban casi a punto de luchar con el Campamento Norte. Los civiles se arrodillaron en el suelo, temblando, y miraron hacia él. El cielo estaba oscuro y los vientos soplaban por todas partes.

Li ce Dio una risa reconfortante.

Miró a Zhao Chun’er y dijo algo que ella no entendió.

—Lo sabía. ¿Quién podría acosarla?

Posteriormente, el Príncipe Heredero de Tang se levantó, sin tener en cuenta el hecho de que tenía a una hermosa princesa en sus brazos. Con un ruido sordo, Zhao Chun’er cayó al suelo y rodó como una pelota.

Pasó por encima de Zhao Chun’er, corriendo hacia los dos ejércitos en dirección a los necios. Agitó
los brazos con movimientos exagerados y gritó a las tropas del Campamento Norte:

—Relajeos, relajeos. Calmaros. —En un abrir y cerrar de ojos, él había vuelto a su estado original, sin
restricciones. Se paró frente a las tropas, se rió y dijo—: Escuché que había problemas aquí, así que vine a echar un vistazo. ¡No me hagais caso, seguid! ¡Continuad!

El estado de ánimo de las 50.000 tropas detrás de él se relajó visiblemente al ver el cambio de
expresión de su maestro. Ponen sus brazos alrededor de los hombros de sus camaradas, deshaciéndose de su
orden. Era como si lo que acababa de pasar fuera un sueño.

Caminaron alegremente hacia las tropas del Campamento Norte, palmeando sus hombros y diciendo:

—¿Cómo fue eso, hermanos? ¿Fue intimidante? Practicamos durante unos meses. Jaja, ¿no es eso
bueno?

La vivacidad se reanudó. Un grupo de soldados corrió hacia Zhao Chun’er, que había caído sobre su
cabeza. La mujer levantó la vista y exclamó enojada:

—¡Soy la Princesa de Xia!

Los oficiales de Xia escucharon la voz de la princesa. Quedaron aturdidos y corrieron hacia ella,
sumándose a la situación caótica.

Continuara

🖤THE LEGEND OF CHU QIAO (TOMO 5,FINALIZED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora