Father forgive me.

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Descripción: Historia sin contexto con libre interpretación.

Advertencia: sexo explícito y menciones religiosas.

Generó: historia corta.

Número de capítulos: One-shot

Número de palabras: 1485.

'.°'°.′

Un cuarto vacío apenas iluminado, había una cama matrimonial con sábanas blancas a mitad de el cuarto y nada más, paredes blancas, color que nunca conocería, cuatro paredes, piso de madera y una puerta, sin ventanas o eso creía él, el techo era de cristales dejando ver el interior del cuarto desde arriba donde sería observado sin saberlo.

Encogido abrazaba sus piernas pegando sus rodillas en el pecho sentado en una esquina del cuarto, esperando lo inminente, antes solía haber un reloj colgado en alguna pared que lo enloquecía, escuchando el segundero sin saber nunca la maldita hora ¿Con qué propósito estaba ese maldito reloj allí? Si no era capaz de ver la maldita hora. Si no era capaz de ver absolutamente nada.

Finalmente escuchó la puerta abriese y pasos acercándose a él, no hubo saludos, no hubo preguntas solo la frase acostumbrada.

_ perdóname padre por el pecado que estoy por cometer.

Después de su oración sintió como el hombre lo tomaba del brazo para levantar lo del piso y guiando lo a la cama en dónde antes de recostar lo tomo del rosario que colgaba de su cuello y lo rompió, como cada vez. El muchacho conocía a cada hombre que entraba a la habitación, y aquel era el peor de todos, no porque le hiciera daño, él nunca lo había lastimando o por lo menos nunca físicamente.

Sabía que el hombre debía estar en frente esperando por él, sintió como dió vuelta a la cama poniéndose detrás de él quien estaba quietecito esperando por alguna acción, el hombre con el que estaba nunca hablaba, no con él por lo menos, sus interacciones se basaban puramente de acciones y ya, era sencillo; el hombre le haría y el se dejaría hacer, punto.

Se quedaron así casi un minuto sin que nada pasará hasta que sintió las manos que empezaban a des abotonar su camisa con lentitud y una ves abierta sintió la mano recorrer su vientre, los dedos arañaban con cuidado la piel, su amante tenía sentido del humor, se reía de sus reacciones y de lo que le podía provocar, era un hombre sínico y oportunista, por no decir descarado en un mundo decadente e irreversible que se había convertido en una forma de vida.

Por obligación su fe que era para Dios ahora era demandada por ese hombre sabiendo que debía haberle adorado desde mucho antes y nunca a ese tal Dios etéreo, pero si el cielo algún día lograría hablar contaría sus historias y podría saber su paradero, claro eso nunca sucedería ya que el único cielo que conocía nunca lo había visto pero al final él era el único profeta.

Con cada visita su alma se moría un poco y se volvía sombrío a pesar de que siempre escuchaba que él era la salvación y era capaz de lavar todos los pecados y eso para él era como beber veneno fresco cada mañana.

Les a escuchado decir "nacimos enfermos" "tú eres la única cura" "la iglesia no ofrece el perdón absoluto" "solo tú puedes salvarnos de nuestros pecados" la dinámica se había vuelto esa para cada visita.

"Me dicen que le adoré en la habitación y mis males serán expiados".

Mientras era penetrado escuchaba como susurraba en su oído "el único cielo al que seré enviado será cuando esté a solas contigo" sabía que aquel hombre había nacido enfermo pero ya se había acostumbrado siendo obligado a curarlo.

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