Extraño.

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Historia sin contexto con libre interpretación.

Advertencia: temas oscuros que no diré para no espolear.

Número de capítulos: One-shot

Género: historia corta.

Número de palabras: 400

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_ ¿En qué es lo que piensas cada vez que vengo?

Oh dios, su voz lo había sobresaltado, no se esperaba que saliera una sola palabra de él.

_ vamos puedes responderme, se que estás despierto, siempre que vengó lo estás.

_ no me había hablado antes _se atrevió a voltear a su posición encontrando que no lo veía de vuelta.

Estaba allí sentado en la orilla de la cama como todas las noches, con la espalda encorvada y los hombros caídos, como si tuviera que soportar el peso del mundo sobre ellos, de su bolsillo saco un cigarrillo, él odiaba ese olor del tabaco que inundaba el cuarto y que solo podía significar su presencia del hombre allí, y lo extrañaba en la mañana cuando se daba cuenta de que siempre dejaba la ventana semi abierta para que se ventilarse la habitación.

Incontables noches aquel extraño solo estaba allí, sentado en la orilla de su cama, con el cuerpo viendo hacia la ventana contemplando la noche mientras fumaba un cigarrillo. Siempre ese estúpido cigarrillo. En ocasiones llegaba a acariciarle distraída mente la pierna, el brazo, la cabeza o lo primero que estuviera más cerca de su alcance mientras tenía expresión pensativa, siempre melancólica.

_ no estoy muy seguro _respondio al fin el chico tras un prolongado silencio_ siempre me mantengo alerta desde que escucho el pomo de la puerta abriéndose pero, luego no se, simplemente sigo despierto un rato hasta que el sueño reclama mi cuerpo.

_ ¿Me tienes miedo? _pregunto escuetamente con mirada triste y sonrisa resignada.

El chico solo negó con la cabeza de manera tranquila bajando la mirada y mostrando una fugaz sonrrisa que desapareció tan pronto como llegó provocando que con este débil movimiento uno de sus mechones del color más negro que el carbón se deslizara hacia su rostro como una cortina que lo cubría, el hombre alargó el brazo y con manos cuidadosas llevo ese mechón de cabello detrás de su oreja, aprovechando para acariciar suavemente el rostro y sostenerlo de la barbilla delicadamente, el chico se dejó hacer aunque un poco confundido, sus ojos se conectaron y el chico casi pudo ver dolor en los ojos del contrario.

_ pues deberías chico, porque yo...vengo a matarte.

Lo último que sintió el muchacho fue un dolor agudo y penetrante en el pecho y las lágrimas calientes del hombre que caían sobre sus mejillas deslizándose como su sangre.

Fin.

Historias Cortas BLWhere stories live. Discover now