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Milo Myers estaba fumando de su cigarrillo mientras al exhalar el humo su mente comenzaba cual narrador de películas
-comenzó... desde que tuve 10 años...- dijo él

julio del 2006.
Esa noche yo me encontraba en un bar de mala muerte en ciudad del oeste, mi padre Baldo Myers se encontraba a mitad de una transacción con un hombre, la diferencia entre ambos era extremadamente notable, aquél hombre era conocido por las calles de ciudad oeste, y Baldo Myers estaba a punto de venderle su alma al mismo satanás, Baldo era solo un hombre mas, victima del desempleo y la corrupción desatada en ciudad oeste
-entonces, ¿tienes al chico?- dijo aquél hombre, Baldo me llamó, yo caminé ya sin temor, yo sabía que era lo que estaba pasando, era el hijo menor de 5, los dos mayores con suerte escaparon buscando mejor vida, los otros dos habían muerto y yo... era la boca restante que alimentar, Baldo trató de llenarme la cabeza con mentiras, diciéndome que a donde iba era un lugar mejor, que estaría mejor alimentado y esas patrañas, aunque yo fuera un niño sabía que lo que me esperaba con aquel hombre no era mas que la muerte... Aquél hombre a quien Baldo me iba a vender se le conocía como Kraneo, el trabajaba para una mafia en ciudad oeste y pagaba una buena suma de dinero a los padres que se encontraban en la situación de Baldo Myers, ellos decían que reclutarnos desde jóvenes nos hará mas fuertes
-parece que esta en buenas condiciones- dijo Kraneo mientras fumaba un puro
-¿cuanto?- preguntó Baldo, Kraneo le echó una mirada y le arrojó una bolsa
-es lo suficiente para pagar tus deudas, incluso pagará un auto nuevo o quizás una casa pequeña- le respondió el reclutador
-entonces tenemos trato- Baldo extendió su mano al reclutador pero este solo lo miró con desagrado, a lo que Baldo solo retiró su mano lentamente
-hora de irnos muchacho- me dijo Kraneo y yo lo seguí, no por que tuviera miedo, es que no tenía alternativa, ¿a donde iría? ¿con quien? de igual forma estaba a punto de morir.
Eché un ultimo vistazo a Baldo quien bebía su cerveza amarga despidiendose, ni un solo rasgo de arrepentimiento, nada... era como si aquél hombre fuera mas monstruo que hombre, almenos mi madre escapó cuando pudo... pensé. Kraneo me subió a una camioneta con otros tres chicos, mientras Baldo regresaba a su choza mugrienta, contando su motín, sintió que finalmente sus problemas se habían terminado, estrujó en sus dedos los billetes que lo saldarían de su cuenta cuando la puerta de madera se abrió, eran los cobradores de su deuda, 
-Baldo, el tiempo se ah terminado- dijo el tipo apuntándole con un arma y disparando inmediatamente, así lo dijeron los diarios..."una victima mas de las deudas con la mafia de la unión", mientras yo iba en aquella camioneta con aquellos chicos, me preguntaba si también los habían vendido o si los habían secuestrado
-escuchen muchachos, ahora son nuestra propiedad, esos bastardos de la unión, quieren apoderarse de  toda ciudad oeste, pero yo  digo que la ciudad oeste solo la pueden dirigir la gente del oeste, ustedes pequeños bastardos no son mas que la escoria de esta ciudad, pero... eso va a cambiar así que, deben recordad solo una cosa una vez que estén listos, asesinen antes que los asesinen- gritaba Kraneo volteando a vernos, pero en ese momento una gran camioneta monstruo nos impactó, escuche el sonido de los cristales rotos y después todo comenzó a dar vueltas, escuché el sonido de disparos, algo tibio y húmedo me salpicó en el rostro, después un ardor en mi cabeza, en mi espalda y brazos, la cabeza me martillaba y el corazón apenas latía, aquél camión monster no era de la unión pero si de un grupo que era conocido en ciudad central, los punk... estuve tendido en el suelo entre los vidrios rotos de la camioneta volcada, miré a mi alrededor  y vi a los otros tres chicos muertos, también Kraneo estaba muerto y la camioneta monster avanzó dándome a mi también por muerto, vi a unos tipos con enormes crestas de colores alejarse en la camioneta mientras agitaban metralletas al aire. Después de un rato logré ponerme de pie, aun no se por que lo hice, tal vez esperaba que los punk de ciudad central dieran vuelta y acabaran conmigo... no se... pero yo caminé en dirección a ciudad central. 

El Arlequín: origen de un asesinoWhere stories live. Discover now