El Arlequín: origen de un asesino

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-Dices entonces que Leopold Landes fue quien se hizo cargo de ti, ¿fue él, el causante de tus trastornos?- preguntó la reportera, pero Milo sostuvo su rostro serio a pesar de sentirse ofendido por tales palabras
-disculpe usted- dijo Milo-ya le dije que Leopold no tuvo nada que ver con mis actos, el trató como pudo de convertirme en un joven artista y pulcro, es necesario que sepa esto, ayudará a que entienda mejor- entonces, Milo prosiguió con su relato.

Leopold Landes era un hombre muy amable y querido por todos, daba clases en el instituto Gnosis de ciudad central, el era profesor de arte y literatura, Leopold se hizo cargo de mi y me cuidó como si fuera uno de sus hijos, me enseñó a leer, a escribir, a multiplicar y dividir, para cuando tuve 14 años... entré como un estudiante mas del instituto de ciudad central.

agosto de 2010.
-dices... que este muchacho tiene... ¿14 años?- dijo el director del instituto mientras me observaba tocar el piano en compañía de Leopold, 
-es todo un prodigio señor, mírelo bien, no tuve ni un solo problema a la hora de educarlo, debido a su procedencia yo creí que este chico me daría muchos problemas, pero parece que le fascina el aprendizaje-
-creo que tiene una fascinación particular por la música-
-por el arte en general; señor, el chico está entusiasmado por aprender aun mas- cuando terminé de tocar las ultimas notas de la melodía en el piano el director y Leopold aplaudieron
-bien profesor landes, usted me ha convencido, apoyaremos a su joven pupilo con una beca educativa en este instituto- el director se acercó a mi extendiendo su mano en un saludo, observe su mano por un segundo y después la estreché como el señor Leopold me había enseñado
-joven Myers, usted esta oficialmente inscrito en nuestra institución, confio que bajo la tutela del señor Leopold usted... no va a defraudarnos-
-puede confiar en mi, señor- le conteste cordialmente
-bueno, bienvenido joven Myers-.

Una vez en casa, Leopold notó mi seriedad al estar sentado en la sala contemplando mi uniforme nuevo
-¿te encuentras bien Milo?- me preguntó él
-estoy bien señor, gracias... es solo que hay algo que no deja de rondar por mi cabeza...-
-¿y que es?-
-bueno... usted es una persona muy respetada en el instituto, pero yo se que no fueron del todo mis capacidades lo que me hizo de un lugar en el, se que también tuve algo de ayuda... al ser estudiante suyo- Leopold solo sonrió 
-no seas tan desconfiado Milo, fueron solo tus capacidades las que te permitieron ingresar ahí, el director te hubiera dejado entrar sin importar mi influencia o mi reputación, debes recordar Milo, tu destino solo va a ser escrito por tu propia mano, yo en lo personal creo que vas a ser una persona excepcional, pero eso dependerá únicamente de ti-
-¿usted vio todo eso en mi cuando me encontró moribundo junto a la carretera?-
-¿a que te refieres Milo?-
-me refiero a que... si usted hubiera visto que yo sería una persona maligna o un bueno para nada...¿ me hubiera dejado morir ahí?- hubo un silencio y Leopold puso una mirada mas seria
-no soy ningun tipo de adivino Milo, ¿como saber si alguien va a ser malo o bueno? yo te llevé al hospital para curarte no por que fueras bueno o malo, lo hice porque era lo que debía hacer, es mi deber y el de todos ayudar a una persona sin importar quien sea-
-¿eso me hace una persona buena?-
-te hace una persona correcta-
-¿y que pasará si ayudo a la otra persona y esta me ataca o peor aun... lastima a muchas otras personas inocentes?-
-en ese caso no es culpa tuya, tu hiciste lo correcto al ayudarla, si esa persona se va por un mal camino entonces... ese ya es problema suyo, es su alma la que esta en juego, no la tuya, uno debe ser una persona correcta no por la opinión del resto, no por la recompensa o el karma, debes ser correcto... para hacer de este mundo un lugar mejor-
-hacer del mundo... un lugar mejor...- repetí en voz baja, cuando por mi cabeza como un relámpago se atravesaron las palabras de kraneo antes de morir
-asesinen antes que los asesinen-.