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No tardé mucho en volver a incorporarme al instituto, al llegar caras largas estaban puestas en los rostros de mis compañeros de teatro, todos me observaban a mi, todos esperaban alguna palabra mía al respecto de la muerte del señor Landes, él era el profesor encargado del arte... entonces hablé
-escuchen- dije- debo admitir que aun me duele la perdida del profesor y se que muchos de ustedes lo lamentan al igual que yo, pero no podemos dejar que esta obra muera... he escuchado los rumores de que nuestra obra sería cancelada compañeros, pero... demostremosle a los directivos que aun podemos continuar y dar un gran espectaculo, es lo que el señor Landes hubiera querido- hubo un silencio y después todos comenzaron entre murmullos a asentir, estaba escrito que la obra continuaría.
Al terminar el ensayo de ese día se acercó a mi Lisa, con su rostro aun deprimido de lo ocurrido con Leopold
-Milo, es bueno ver que aun conservas las apariencias- dijo ella
-no conservo nada Lisa, sabes... anoche tuve una revelación- respondí sosteniendo la mascara del arlequín en mis manos- este soy yo, mi verdadero yo- evidentemente Lisa no comprendía de lo que estaba hablando
-entonces... ¿dices que no te afecta la muerte del profesor Landes?-
-claro que me duele aun, pero el llorar y lamentarme no lo traerá de vuelta Lisa, llorar por una perdida nunca hará que vuelva de ninguna forma- ella notaba algo distinto en mi por primera vez, no estoy seguro de si fue mi forma de hablar o fue algo mas pero Lisa comenzaba a verlo, aunque fuese un poco
-¿qué es lo que te ocurre Milo?- preguntó ella acercándose a mi pero yo me aparté cargando mi mochila
-ya es tarde para preguntar- dije marchándome, no me importaba mas nada lo que pasara con Lisa, siento que no necesitaba saberlo.
poco después empecé a notar las cosas que hablaban los chicos del instituto a mis espaldas, en un principio pensé que se trataba de la memoria del fallecido Leopold pero no fue hasta que un grupo de ineptos hablaron que mis dudas se aclararon.
Iban pasando los tres en grupo limitando el espacio en el pasillo por lo que inevitablemente yo choqué con uno de ellos
-lo siento- dije mientras el de la izquierda con el que había chocado me miraba con enojo
-fijate por donde vas idiota- 
-ya dije que lo siento, sería mas sencillo pasar si no caminaran tapando todo el pasillo como si fueran de la realeza-
-no fastidies, o tambien me encargaré de que supliques- 
-¿que fue lo que dijiste?- dije algo desconcertado, no recuerdo haber suplicado antes en mi vida y los tres se burlaron
-dije que si sigues molestando, voy a darte una paliza peor de la que te dio Paul y yo no te tendré piedad aunque me supliques tenerla, ya lo sabe toda la escuela, me importa un demonio lo que le haya pasado al profesor, no eres mas que un cobarde llorón que primero habla mal de Paul y despues llora para que...- no necesitaba escuchar mas, me lance sobre el tipo y lo sostuve de la camisa con una fuerza que ni yo conocía, basto con que viera mis ojos para que temiera
-¿donde está Paul?- le pregunté.

El Arlequín: origen de un asesinoWhere stories live. Discover now