Capitulo 7.

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-¡No lo mates! ¡No hizo nada! -Grito Estrella cuando el indice de Leiva estaba a punto de terminar su recorrido para dejar caer el martillo y que una bala saliese disparada entre mis ojos.

-¿Y vos quien sos para decirme quehacer o que no hacer pedazo de puta? -Pregunto al tiempo que apartaba el arma de mi rostro y golpeaba la boca de Estrella con el metal del arma.

-¡No la toques! -Grite.

El grito me salio de adentro.

Fue como si una parte de mi, una pequeña parte hubiese reunido el valor suficiente par a gritar ante tal injusticia.

-¿Así que hablas? ¡Miren muchachos!¡El pibe habla! -Dijo riéndose.

Sus matones rieron por un segundo y volvieron a tener el rostro serio.

-¿Fue por esta puta? ¿Vos tenes que ver algo con esta? -Pregunto despectivamente.

-No...No...-Tartamudee.

-¿Y entonces? ¿Por que carajo mataste a mi hombre? -Cuestiono mientras el arma volvía a apuntarme.

-Tuvimos diferencias mentí.

-Diferencias mis pelotas. Mira pibe...En esta ciudad, no hay nadie que se tire un pedo sin que yo me entere. No hay nadie que respire sin que yo se lo permita. Así que no me tomes por boludo y habla.

No me quedo más que decir la verdad.

Dicen que con la verdad se llega lejos y esta vez, sea cierta o no la frase, no me quedaba otra opción.

-Los escuche discutir en mi edificio y no pude aguantar que la golpearan. Así que intervine. Y luego todo se salio de control y...

-¿Y lo prendiste fuego? ¿Por una puta? ¿Eso estas por decir? -Me cuestiono.

Traje saliva mientras observaba el rostro de Estrella. La sangre de sus labios comenzaba a mezclarse con sus lagrimas.

-Si. Por eso lo prendí fuego. -Dije inflando el pecho de valor.

Leiva me miro por un momento y decidió guardar su arma.

Saco un pañuelo celeste de tela de su bolsillo y lo paso por su frente para secar el sudor que le había producido todo esto.

-¿Lo mato ahora o lo llevo a otro lugar jefe? -Pregunto acercándose Daniel mientras me observaba con desprecio.

Leiva lo miro de arriba abajo y contesto:

-¿Yo te hable?

Daniel no dijo nada.

-¡Contesta pelotudo! ¿Yo te hable en algún momento?

-No...No señor. -Respondió encogiéndose de hombros.

-¡Entonces no hablas! ¡Si no te digo nada vos no hablas carajo! -Grito escupiendo saliva en su rostro y empujándole el pecho con su mano.

Leiva estaba indignado.

Se notaba en su rostro y en la forma que se pasaba su mano derecha por la cara.

-¿Vos sabes quien soy verdad? -Me pregunto entre cerrando sus ojos con sagacidad.

-Creo que si...Usted es...¿Leiva no?-Conteste como pude.

-Miguel Augusto Leiva, así es. Ahora lo que yo no entiendo...Es como sabiendo quien soy yo, vos que sos un...un...Un boludo, por que otra palabra no hay, venís y me matas aun hombre. ¿En que cabeza cabe?

-Yo no...

-Vos te callas. -Me interrumpió y prosiguió. - Eso quiere decir que, o sos un boludo muy grande o estas completamente loco. Para mi, particularmente, no tenes mucha cara de boludo, por lo tanto quiero creer que estas loco.

Un silencio absoluto domino la habitación.

Leiva me miraba en silencio con su mano derecha reposando sobre su barbilla.

-¿Sabes que tenes suerte? Por que hoy...Hoy estoy de buen humor. Marcelo era mi mano derecha, pero últimamente estaba echo un estúpido por esta baratija. -Siguió diciendo mientras señalaba a Estrella.

Yo la mire y vi como sus ojos celestes seguían dejando caer lagrimas.

-Pareces un buen pibe...Voy a darte una chance..

-Perdón, ¿Una chance de qué?

-De no morir ¿No te alcanza con eso?

-Si si...-Dije con tartamudeo.

-Seguime..-Dijo dándome la espalda mientras se retiraba de la habitación.

Yo seguí su orden, otra no me quedaba,detrás mio Daniel me custodiaba la espalda casi respirando el mi oído.

Estrella se quedo sola en su habitación.

Bueno, sola no, la vergüenza y la tristeza se quedaron haciéndole compañía.




El cuento del pibeWhere stories live. Discover now