Capitulo 22.

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Estrella vino todos los días a cuidarme, como si estuviese al borde de la muerte.

De echo, ya me siento mucho mejor, ya puedo caminar casi sin dolor y mi cara poco a poco va recobrando su aspecto común y corriente.

Me quede pensando mucho en la historia de Estrella y creo que llegue a la conclusión de que los moretoness e van con el tiempo, pero las heridas bajo la piel, las del alma, no se cierran nunca más.

-Podríamos salir a cenar...-Susurre por lo bajo mientras Estrella estaba a punto de retirarse de mi departamento.

-¿Qué dijiste? -Pregunto dándose vuelta y mirándome extrañada.

-Podríamos salir...Como amigos. Comer algo, charlar...Esas cosas.

-Trabajo de noche. -Contesto con dureza.

-No te hablaba a vos. Le hablaba a Laura. -Respondí de igual forma.

Sus ojos se agrandaron y comenzaron a brillar.

Una lagrima estuvo a punto de salir,pero Estrella de seguro la guardo para si misma.

-Hace mas de una semana que me venís a cuidar, lo mínimo que puedo hacer, es hacerte una caricia. Una caricia al alma.

-Sos demasiado meloso. -Contesto revoleando los ojos al techo.

-Los escritores tenemos algo de eso...Entonces...¿Salimos? -Insistí.

-No me gusta hablar de mi pasado. Laura murió.

-Entonces quiero salir con Estrella.

-Ya te dije que tengo que trabajar.

-De eso me encargo yo. Vos...¿Aceptas o no?

Ella sonrió sin entender mis ideas.

De seguro se preguntaba por que alguien quisiera salir con una puta como si fuese algo normal.

Pero lo que ella no pensaba, es que para mi, ella no era una puta, era una diosa caminando entre mortales.

-¿Cuándo seria? -Consulto.

-Mañana, a las 21hs. En el restaurante de Villa Cruz y Leites. -Respondí pactando el lugar.

"Palermo" Es un restaurante bastante caro, de gente de buena posición económica. Un lugar impensado para poder conocer con mi sueldo de editorial, pero que fácilmente se puede pagar con mi sueldo de mafioso.

Estrella no dijo nada más, simplemente se fue dándome un beso en la mejilla como despedida y dejando su perfume ingresar por mi nariz para deleitarme.

Detrás de cada arco iris, siempre llega una nueva tormenta y esta no seria la excepción.

La Llamada de Leiva no tardo mucho más en darse a conocer.

-Pibe -Me dijo Leiva -En media hora te quiero en mi oficina. -Y colgó.

No me dejo decir nada, pero su voz se notaba bastante alterada.

Llegue con puntualidad a la oficina de Leiva.

Me hicieron pasar sin preguntar nada,sin revisar nada.

Por dentro la traición comenzaba a recorrer mis fibras intentado hacerme sentir una culpa que por naturaleza no sentía.

¿Y cómo sentirla? Si tarde o temprano Leiva y yo nos vamos a tener que enfrentar.

En la oficina se encontraba Leivas entado y yo frente a él.

Una pistola se posaba arriba de su escritorio con el caño en mi dirección.

-¿Qué paso? -Pregunto con tono serio.

-Nos tendieron una trampa.

-¿Una trampa? ¿Quién?

-No se.

-¿Por qué te dejaron vivir? ¿Por qué mataron a Trueno? -Pregunto golpeteando con sus dedos sobre la madera.

-Me dejaron ir como muestra de su poder, así me dijeron ellos al menos. Trueno tenia un asunto pendiente con Ali o algo así.

-¿Algo así?

-Si, algo así. Mientras lo torturaban a Trueno a mi también me golpeaban, no pude oír con claridad.

-¿Y por que no viniste de inmediatopara acá? ¿Quién mierda sos vos para que yo te tenga que estarllamando? ¡¿Quién carajo te crees que sos?! -Grito parándose ygolpeando la mesa.

-Solo quería llegar a mi casa. Estuvea punto de morir. Usted me prometió que solo pondría la cara, noque saldría a disparar gente por que si.

Leiva se apresuro hasta ponerse frente mio y sin miramientos me dio vuelta el rostro de un cachetazo.

-¡Vos haces lo que yo digo! ¡Todos acá hacen lo que yo digo! ¡TODOS! ¡Vos y todas esas mierdas a lasque le doy de comer me deben la vida! ¡Que sea la ultima vez que me desobedeces! ¡La ultima!-Grito con fuerza mientras agitaba sus manos al aire como si estuviese desquiciado.

Nos miramos fijo por unos segundos,pero después baje la mirada.

-¡Si yo quiero te mato ahora mismo y nadie te va a llorar! Pero antes...Antes traigo a tus amados padres yte los mato en frente tuyo, para que mueras dos veces. No me presiones Nico, así como soy bueno, también, soy el demonio.- Dijo mientras me apuntaba con su arma.

Si lo llego a tocar ahora, soy hombre muerto, es mejor agachar la cabeza. Como siempre.

¿A quién quiero mentirle? Otro tipo en mi lugar hubiese reaccionado de alguna forma, pero yo no, yo todavía tengo un poco de miedo de enfrentarme a él.

Pero el sonido del fuego comienza asentirse poco a poco, cada vez estas más cerca de caer en tu propio infierno Leiva. Eso te lo puedo asegurar.

Necesito salirme de esto cuanto antes.

¿Quién sabe si mañana este drogadicto no me mete un tiro por que si?

Hay que activar el plan cuanto antes.

Leiva bajo su arma y se sentó a seguir consumiendo de su mercancía mientras me hacia una seña con la mano para que me retire.

Salí de su oficina con un pequeño corte en el labio y un gran odio dentro del cuerpo.

Ya aguante por mucho tiempo que me traten como basura, ya aguante mucho tiempo ser un sumiso de mierda.

Me miro en un espejo que hay en una delas columnas del prostíbulo y odio lo que veo.

Me quedo mirando fijo, veo cada detalle de mi rostro, mi labio partido, mis ojos marrones comunes, mi cara golpeada.

Rompo el vidrio de un puñetazo ante la mirada atónita de la gente que estaba preparando el lugar para la noche.

Sin decir nada me retiro del lugar.

Si Nico no puede enfrentarse a Leiva por que no tiene agallas, quizás, alguien más dentro de mi lo haga.



El cuento del pibeWhere stories live. Discover now