Capitulo 16.

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-¿Qué tengo que hacer? -Pregunte.

-Leiva quiere ver hasta donde puede confiar en vos. Este tipo tiene información valiosa para nosotros.

-¿Información? ¿Cuál?

-Haces muchas preguntas, eso no es bueno...El tipo se quedo con un vuelto, una plata importante de un negocio que se hizo hace un tiempo. Se escondió como una rata durante unos meses, hasta que lo encontré. No necesitas saber más que eso.

-¿Y mi trabajo cual seria?

-Hacerlo hablar y no de la mejor forma.-Dijo encendiendo un cigarrillo.

-Pero...Pero yo nunca hice esto.

-Siempre hay una primera vez Nicolas...Siempre.

Mire la mesa y luego mire al hombre atado.

Estaba indefenso, sus piernas temblaban.

La habitación estaba iluminada por dos lamparas colgantes y solo estábamos nosotros tres.

-Y vos a todo esto...¿Quién serias?¿Qué papel cumplís en esto?

-Me dicen Trueno y solo tengo que asegurarme que vos cumplas tu trabajo. -Me dijo extendiendo su mano para saludar como si fuésemos amigos de toda la vida.

Estreche mi mano y luego mire de vuelta al hombre en la silla.

Me acerque lo suficiente para poder sentir sus dientes golpear entre si por el frío que había en la habitación.

-Junta todo el odio que sentís y descargarte, eso lo hace más fácil. -Me recomendó Trueno.

Su cara tenia una larga cicatriz que recorría desde su ojo izquierdo hasta la boca. Quizás seria el recuerdo de algún enfrentamiento entre bandas o algún corte en una pelea callejera, ¿Quién sabe?

Lo único que se, es que èl ahora esta mirándome, fumando un cigarrillo con toda la paz del mundo,esperando que haga el primer movimiento para que la sangre de mi victima comience a salir.

Miro la mesa.

La miro como si el final del mundo fuera a ser decidido por la elección de las armas que tengo enfrente.

Trueno se acerca al hombre y le saca unos tapones del oído, luego le saca la mordaza y me lo presenta con sus manos, como si fuera el anfitrión de una fiesta de la cual de seguro no quiere ser parte.

-¡Auxilio! -Grita ni bien la mordaza sale de su boca.

-Pobre idiota...Nadie lo va a escuchar.Las paredes de esta habitación no permiten que el sonido salga hacia afuera y si lo hiciese, el sonido de las maquinas lavando la ropa lo callaría al instante. -Dice Trueno mientras se sienta en una silla de metal contemplándome a mí y a mi nuevo amigo.

Sigo indeciso, no se como empezar esto.

El tipo sigue gritando, una vena se le hincha en el cuello por la fuerza con la que grita.

-¡Callalo de una vez! -Me grita Trueno irritado.

Agarro el bate de béisbol. Lo sostengocon mis dos manos muy fuerte.

Me acerco hasta el hombre que no deja de gritar.

Intento hacer lo que me aconsejo Trueno y pienso en algo que odie.

La cara de Raúl saludando a Estrella es lo primero que se me cruza por la mente.

Golpeo la rodilla del tipo con el bate y un alarido sale de su boca.

Vuelvo a golpearlo una vez más.

-¡¿Dónde esta la plata?! -Le grita Trueno apagando su cigarrillo en el cuello del enmascarado.

-¡No se! ¡No se donde esta! ¡No hice nada! -Grita la victima.

Me hace un gesto con la cabeza para que vuelva a golpearlo.

Le hago caso.

El bate se estrella contra el brazo derecho de la victima y nuevamente un grito desgarrador inunda la habitación.

-¡Habla de una vez! -Le ordena mi compañero.

-¡Yo no robe nada! -Responde con todas las fuerzas desde la silla.

Mala decisión. Trueno me pide con su mano que le golpee aun más fuerte.

Yo siento como un poder raro comienza a apoderarse de mi.

Miro el tobillo derecho del hombre,calculo la distancia y ejecuto el golpe que se incrusta certero en mi objetivo.

Creo que le rompí el tobillo.

Al menos eso parece, por que ya no lo puede mover y los gritos comienzan a convertirse en llantos.

Como si fuese un niño que se le muere su perro en navidad.

Son llantos de dolor.

Trueno le sigue gritando pero el tipo no da tregua.

Me aparta por un momento y se coloca en su mano derecha una manopla dorada.

Toma distancia y le revienta el labio inferior de un golpe.

La sangre comienza a salir como si fuese un río por su mentón.

Ahora no solo tiene el tobillo roto, sino que el labio también.

-¡Basta! ¡Por favor basta! -Suplica entre llantos y gritos.

-¡¿Vas a hablar?!

-¡Si! ¡Juro por dios que si! -Grita con sus ultimas fuerzas.

-El dinero, ¿Dónde esta? -Vuelve a preguntar Trueno.

-En....En la bodega...

-¡¿Estas seguro?!

-¡Si! ¡Si! ¡Si! ¡Por dios si!-Grita desesperado.

Trueno se aparta del hombre, le coloca la mordaza en la boca y los tapones en los odios.

Se aparta de la victima a la cual no le para de sangrar la boca y hace una llamado.

-Si...En la bodega. Espero el llamado.-Comunica hacia el otro lado de la linea.

-¿Y ahora? -Pregunto dejando el bate.

-Ahora hay que esperar a ver si dijo la verdad. Toma asiento, puede tardar un buen rato. -Me dice sentándose en la silla de metal.

Yo hago caso como si fuese la orden de un jefe y me siento al lado de él.

Quedamos los dos frente a la victima viendo como de su labio, la sangre, seguía manchando su ropa.



El cuento del pibeWhere stories live. Discover now