Capitulo 9.

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6 de Enero de 2020 11:50 a.m


El aeropuerto esta colapsado de gente y el sueño que poseía iba aumentando a cada minuto.

"El calavera no chilla" Me decía mamá cuando me levantaba con dolor de cabeza después de una borrachera con amigos. Pero esta vez era distinto, Leiva y Estrella me habían quitado el sueño.

Me dijeron que sea puntual y este acá a la hora pactada, pero no se como esperan que reconozca lo que sea que tenga que reconocer.

Miro hacia todos lados, perdido, con un poco de miedo.

-¿Vos sos Marcelo? -Me dijo un tipo de tez negra parándose frente mio.

Al principio no entendí nada por que se apareció de repente, como cuando estas distado esperando un colectivo y al darte vuelta te das cuenta que acaba de pasar frente tuyo.

-Si...Soy yo. -Mentí siguiendo el juego.

-Seguime. -Ordeno dándose media vuelta y emprendiendo su rumbo.

Salimos del aeropuerto y el hombre se subió en un coche con vidrios polarizados.

Esto no tiene buena pinta, ya se, pero tampoco tiene buena pinta enfrentarse a Leiva, por eso entre detrás de él.

Al entrar el coche se puso en marcha y nos fuimos alejando de a poco del aeropuerto.

-El en baúl esta lo de ustedes.

-Muy bien.

-¿Lo nuestro donde esta? -Me pregunto el hombre curioso al ver mis manos vacías.

Pensé muy bien mis palabras antes de responder.

-Se lo voy a entregar cuando vea lo nuestro. -Respondí con rapidez mental.

Eso basto para tranquilizar al hombre que estaba sentado al lado mio, pero no a mi.

¿Que mierda tengo que entregarle?

El conductor me mira cada tanto por el espejo retrovisor.

Yo permanezco quieto, sin mover un musculo, viendo por la ventanilla como los coches son sobrepasados.

-Leiva dijo que traías lo nuestro en un maletín. -Dijo rompiendo el silencio el conductor.

El hombre a mi lado arqueo una de sus cejas y me miro fijo.

Su mano lentamente comenzaba a deslizarse por su pierna izquierda hacia su cintura.

De seguro estaría buscando un arma.

-¿Y si alguien me robaba el maletín?-Pregunte con un poco de valor.

La mano de mi acompañante ceso su búsqueda y seguimos en silencio por el camino.

Mi celular comenzó a sonar y yo sin embargo no me movía, tenia miedo.

-¿No pensás atender? -Me pregunto mi compañero de asiento.

-Si, perdón. Estaba pensando en otra cosa.

Saque mi celular del bolsillo y al verla pantalla, un numero privado era quien me llamaba.

Deslice mi pulgar en el logo verde y atendí.

-Agarrate la cabeza. -Me dijeron en seco y cortaron.

Yo mire a mi acompañante y solté el celular rápidamente.

Lleve mis manos a la cabeza y luego sentí un impacto.

-¡Es una trampa! -Grito alguien pero no pude ver quien.

El coche comenzó a andar como loco.

Sentí el ruido de unos metales en fricción, vidrios romperse y el coche detenerse en seco contra algo.

Nunca abrí los ojos.

Solo cuide mi cabeza, como me habían ordenado.

-¡Hijos de puta! -Gritaron dentro del coche.

Eso fue lo ultimo que oí.

Abrí mis ojos y vi toda la escena.

El coche se había estrellado contra un árbol y unos hombres con pasa montañas negro rodeaban el vehículo.

-Gracias por la entrega. -Dijo uno de ellos disparando al tipo al lado mio en la cabeza.

La sangre salto como una bolsa llena de agua que explota por la punta de una aguja.

-Baja pibe. -Me ordenaron desde afuera.

La puerta de mi lado se abrió y salí del vehículo.

-¡Movete rápido, dale! -Me gritaron.

Mire a mi alrededor y vi un coche que claramente era el que había impactado contra el coche en el que estaba hace minutos.

Las puertas estaban abiertas y me obligaron a los gritos a entrar.

Me metí sin entender nada y el coche arranco como si estuviésemos en una pista de Nascar.

Yo miraba mis zapatillas, no podía, no quería, ver a nadie.

-Tranquilo, ahora vamos con Leiva. -Me dijo alguien a mi lado tocándome la espalda.

Levante la vista y lo vi sacarse el pasa montañas.

Era el guardaespaldas de Leiva, el que tenia pinta de callejero.


Él sonreía mientras que yo por dentro agradecía por estar vivo.

El cuento del pibeOù les histoires vivent. Découvrez maintenant