Capitulo 15.

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-¿Nicolas? -Dijeron del otro lado de la linea.

-Si.

-Bogota 4052 a las 23 p.m -Y colgaron.

Esa fue toda la conversación que tuve en el día.

Así comencé mi mañana, con un llamado extraño y sin noticias de Estrella.

Supuse que el llamado provenía de los hombres de Leiva por eso no me llamo la atención, lo que si me llama la atención es que Estrella no dio señales de vida.

No tengo su numero para llamarla y su"trabajo" abre solo por las noches.

Ahora que lo pienso...No se nada de ella. ¿Por qué habrá pedido que le llamase Laura? ¿Sera su verdadero nombre? ¿Qué tanto puedo confiar en ella?

El sol brilla en la ciudad y mi día pasa tan tranquilo que si no fuese por que respiro, diría que estoy muerto.

Puse mi dinero debajo del colchón,suena algo cliché, pero por el momento no se me ocurre otro lugar.

La luna reemplaza al sol en su aburrido trabajo y la hora pactada comienza a aproximarse.

Me subo al primer taxi que encuentro y le doy la dirección a la cual debo ir.

El viaje es tranquilo, el cielo esta despejado, la luz de la luna ilumina las calles de la ciudad llena de jóvenes llenos de jubilo que toman cerveza y fuman hablando de sus vidas comunes, aburridas, monótonas.

La dirección que me dieron no es mas ni menos que un viejo lavadero de ropa.

Hace años que esta con sus paredes celestes descascaradas por los años y poco mantenimiento.

Las letras azules en los vidrios traslucidos luciendo la frase "Abierto 24hs".

No entiendo por que acá, pero ingreso de todas formas.

Hay una anciana en un mostrador detrás de unas rejas blancas, con el ruido de los lavarrropas encendidos como única compañía.

-Buenas noches joven, ¿Qué desea? -Me pregunta al verme la señora de cabello blanco.

Tiene unos ojos marrones muy pequeño que se esconden detrás del cristal de unos anteojos negros.

No se muy bien que decirle, ahora que veo todo, quizás me equivoque de lugar.

-¿Joven? ¿Qué desea? -Vuelve a preguntar.

-Vengo de parte de Leiva. -Contesto probando suerte.

-¿Leiva? ¿Qué Leiva?

-¿No conoce a ningún...Leiva?-Pregunto guiñando un ojo para que sepa quien soy.

-No se de que me habla joven. ¿Viene a retirar ropa?

-No...no...Disculpe. -Dije dando media vuelta y retirándome.

Miro la pantalla de mi celular y el numero que me hizo el llamado era desconocido, por lo tanto no tengo forma de comunicarme.

Enciendo un cigarrillo en la esquina,mientras observo la vereda iluminada por las luces tenues que salen de la lavandería.

Miro la pantalla de mi celular que marca las 23:04 p.m.

Vuelvo a mirar el local y veo una silueta familiar ingresar en el mismo.

Es el guardaespaldas de Leiva. El que tiene la pinta de callejero.

No me había equivocado de local, era ese, no hay duda.

Tiro el cigarrillo a la calle y vuelvo al local.

Ingreso y para mi sorpresa, solo estaba la anciana.

-Joven...¿Esta perdido? -Pregunta la señora viéndome de arriba hacia abajo.

-Entraron un hombre recién, yo lo vi.

-¿Acá? -Pregunta -Acá no ingreso nadie.

-Señora no se cual sera la palabra mágica, pero acá entro un hombre de Leiva.

-Joven me esta asustando...Si no se retira voy a llamar a la policía. -Dice acercándose a un teléfono blanco que estaba sobre el mostrador.

Los nervios comienzan a recorrer mis manos. ¡¿Qué carajo debo decirle para que sepa quien soy?!

¡Acabo de verlo entrar! Es como si se lo hubiese tragado la tierra.

-¡Señora no me tome por estúpido yo se bien lo que vi!

-¡Voy a llamar a la policía ya mismo si no se retira! -Me grita la ex amable señora.

En medio de los gritos mi teléfono comienza a sonar, es un numero desconocido, atiendo.

-Deja de gritar y pedí un lavado especial en el lavarropas 11. -Dicen una voz familiar.

La mujer tiene el teléfono blanco en su mano y comienza a marcar un numero.

-Quiero un lavado especial. En el lavarropas 11....-Digo con miedo.

La mujer me mira, cuelga el teléfono y sonríe.

-Hubiese empezado por ahí. -Dice con su sonrisa.

Abre una puerta de reja y me mira.

-Pase.

Entro por la puerta de rejas y la mujer comienza a caminar por un pasillo con lavarropas a sus costados.

Llegamos a una puerta de metal verde la cual abre con una llave.

-Están abajo. -Me dice señalando en la oscuridad de la entrada.

Comienzo a descender por las escaleras,tocando la pared para sentirme más seguro.

De a poco se empiezan a escuchar unas voces y comienza a iluminarse todo.

No me había equivocado, el guardaespaldas de Leiva se encontraba parado frente a un tipo atado a una silla.

-Llegas tarde. La próxima vez que digas el apellido del jefe, sos hombre muerto. -Me dice mirándome fijo.

Yo hago un gesto con la cabeza en señal de disculpas y fijo mi mirada en el hombre atado.

-¿Y esto? -Pregunto señalando al hombre que tenia los ojos vendados y estaba amordazado.

-Esto es tu prueba de fuego, elegí tu arma. -Contesta señalando una mesa con algunos elementos encima.

Una pinza, un martillo, un bidón de nafta (Deduzco eso por que el bidón tiene un liquido azul), un bate de béisbol, unas cadenas y una sierra. Eso es todo lo que había arriba de la mesa.


Presiento que esta prueba, no sera para nada un juego de chicos.

El cuento del pibeWhere stories live. Discover now