Capítulo 03

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Zack's POV
Día tras día, la única motivación que encontraba a toda una semana cargada de estrés era el pensar el que pronto podría ver a mi bello ángel.

Imaginar su figura frente a mí era la mejor de mis ilusiones. Su rostro angelical, su cabello, sus ojos parecidos a joyas invaluables, su aroma su risa coqueta y su mirada conquistadora no podía alejarlos de mi mente, aunque lo intentara.

Poco me importaba quedarme despierto hasta tarde con tal de hablar por teléfono con mi bella dama. Aunque escuchar su voz a través de un aparato no era lo mismo que tenerla cerca de mí, pero me consolaba con eso; ya podríamos pasar más tiempo juntos.

Un mes en la universidad cumplí sin siquiera darme cuenta. ¡Já! Había ganado la apuesta contra mi hermano Joshua. Cuando volviera a casa tendría que cumplir con su parte del trato; tendría que pintarse la mitad del cabello color verde. Ese era un motivo más para sonreír ese día. Sin embargo, debía admitir que era difícil alejarme de mi familia e instalarme en un lugar extraño, pero era algo que debía hacer. Prometí no fallar en la universidad como lo hice en la preparatoria, y esta vez estaba dispuesto a cumplir esa promesa.

Las clases llegaban a ser pesadas, sobre todo las de cálculo avanzado, pero debía admitir que la comida de la cafetería lo compensaba todo. Bueno, o al menos la mayoría de veces lo hacía. Mas nada se comparaba con la comida de casa.

Tampoco podía quejarme, tenía unos compañeros estupendos, que, aunque la mayoría de veces no entendía de lo que hablaban, me trataban como si me conocieran de toda la vida. Emil y Logan, dos gemelos de cabello negro, ojos color avellana, piel pálida y pecas hasta el cuello. De no ser porque Logan usaba lentes jamás habría diferenciado a uno de otro, y como hacerlo si incluso se vestían igual, y el lenguaje secreto de que usan tampoco ayudaban en nada.

Además, estaba Zoé, quien a veces se comportaba como mi madre preocupándose tanto por mí. A veces hacia preguntarme si tenía pintado un letrero en la cabeza de “cuídame que estoy chiquito”. “Zack, haz eso con cuidado”, “Zack, ¿estás bien?, “Zack, suelta esos cables. Son peligrosos”, “Zack, deja eso, suelta aquello, haz esto” eran algunas de las palabras que siempre solía decirme.

Algunas veces actué con descuido, pero soy un chico confiable que puede cuidar de sí mismo; si, aunque eso sea difícil de creer. E iba a demostrárselos, más pronto de lo que esperaban.

—Deberíamos adelantar los trabajos de cálculo —. La voz de Emil me sacó de mis pensamientos, como siempre solía hacerlo—. Así podemos hacer que quedé un mejor trabajo.

—Que lo adelantemos no garantiza que salga mejor —contradijo su gemelo. Era difícil negar que sus pequeñas peleas eran divertidas, aunque eran agotadoras todos los días.

—Claro que si —apeló Emil—. Una planeación oportuna y bien ejecutada es sinónimo de éxito.

Escuche atento sus palabras. Logan era listo, y por lo poco que conocía de él solía tener la razón. Una loca idea adueño mi mente, una idea que tal vez loca, podría ser genial.

—Zoé, necesito tu ayuda —solté mientras terminaba mi sándwich. Si Emil tenía razón planear algo con antelación era señal de éxito. 

—¿Mi ayuda, Zack? —su voz se llenó de emoción. Sabía que tenía buenos amigos, no cualquiera está dispuesto a ayudarte cuando lo necesitabas—. Claro, tú dime.

—Bueno nosotros nos vamos —señaló Logan—. Debemos adelantarnos e ir al aula.

—¿Por qué? —Interrogó Emil. Yo tampoco entendía porque quería irse tan pronto—. Tenemos que comer.

Lo que hice por ti Where stories live. Discover now