Capítulo 20

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Jane´s POV
El tiempo con el corazón roto siempre pasa más lento, y yo lo comprobé.  Las mañanas, las noches, los días, las semanas y hasta los meses parecían torturarme lentamente, pero ¿podía quejarme? No, no cuando yo misma decidí mi camino.

En aquel momento no pensé en terminar con nuestra relación, lo único que deseé fue arreglar todo, pero todo terminó complicándose cuando me di cuenta de la realidad; Zack estaba dispuesto a comenzar de nuevo, a perdonar aquellos errores que cometí, y yo, yo no estaba segura de poder cambiar.

Sí, fue miedo, inseguridad y hasta torpeza. Me dejé llevar por el momento, me dejé arrastrar por la culpa y los remordimientos. Creí que estaba haciendo lo correcto por Zack, y aunque fuera así, estaba rompiendo mi corazón.

Todo pudo terminar en ese instante pude abandonar esos sentimientos, pude negarme a pensar en él, en visualizar su sonrisa, en escuchar su voz y en imaginar su olor embriagante, pero mis pensamientos y mi corazón me traicionaron. Estaba enamorada, perdida, sola y con el corazón roto.

Fue en vano mi intento por ahogarme entre libros y la universidad, fue en vano las salidas de Moira para animarme y hasta los pretenciosos y descarados coqueteos de Aarón para hacerme sentir mejor. Todo fue en vano cuando su recuerdo y aquel obsequio llegó a mí.

Era mi cumpleaños y no esperaba nada, lo único que deseé fue que nadie lo recordara. Nunca fui fanática de las fiestas de cumpleaños ni de las falsas felicitaciones, y ese día no era la excepción.

Cuando la imagen de Moira cargando una pequeña caja con un coqueto moño verde brillante apareció frente a mí provocó un bufido en mis labios.

—¿En serio tenías que hacerlo? —Cuestioné fastidiada—. No hay nada que odie más que un regalo de cumpleaños por compromiso.

Sí, actué como una malagradecida ante un lindo gesto, pero mi humor no era el mejor y un regalo no compensaría nada.

Moira me miró confundida y con las mejillas rosadas. Supuse que mi comentario fue demasiado agresivo, aunque hubiese esperado una exclamación de su parte.

—Jane, ¿Cómo explicarlo? Yo no… Quiero decir, no sabía que era tu cumpleaños, de haberlo sabido habría hecho algo por ti.

Entrecerré los ojos ante sus palabras. ¿Hacer algo por mí? No quería su regalo, mucho menos aceptaría uno de sus planes.

—Si no lo recordabas, ¿por qué traes contigo ese regalo? —Cuestioné con fastidio.

—Si es para ti, pero no de parte mía —explicó, extendiéndome la pequeña caja—. Cuando llegué encontré al repartidor, comenzamos a hablar y resulta que a quien buscaba era a ti, así que aceptó dejarme entregarte el regalo.

Desconfiada, tomé el obsequio. Lo miré durante un par de segundos, intentando adivinar de que se trataba, mas no había pista alguna.

Abrí el regalo, topándome con un brazalete color plata, con la figura de dos aves colgando de él. No sólo era eso, sino que debajo del brazalete se encontraba una nota, probablemente con el nombre del remitente.

No dudé y lo leí, sintiendo como mis manos temblaron a cada palabra.

«Mi bella dama, sé que no te gustan las celebraciones exageradas ni las felicitaciones en tu cumpleaños. Siempre has dicho que no se trata de algo para festejar porque es un año menos de vida y más ceca de morir, un pensamiento muy turbio para alguien tan deslumbrante como tú.

Sin embargo, yo quise hacerlo. Durante años intenté ser el primero en felicitarte, pero siempre terminaba dormido antes de medianoche, y por las mañanas solía ser el último de la clase y todos nuestros amigos te habían felicitado para ese momento.

Lo que hice por ti Where stories live. Discover now