Capítulo 19

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Zack´s POV
Mirarla una vez más movió algo en mi interior, y como no iba hacerlo, si continuaba amándola. Cada día era más difícil mantener la calma; era más difícil no poder verla. Y, como broma del destino, ahí estaba Jane, frente a mí.

Lucía tan bella como siempre, sus ojos, su cabello, su mirada, todo de ella. No podía evitar amarla con locura, esa locura que me impedía arrancarla de mi pecho.

Quise correr y abrazarla, decirle cuanto la extrañaba, cuanto la amaba, cuanto la necesitaba, sin embargo, mis pies se negaron avanzar.

Estaba tan ensimismado en la presencia de Jane que olvidé por unos momentos a mi amiga Zoé. En el mensaje que recibí unos minutos antes de mi llegada, Zoé me pedía que fuera rápido al parque porque necesitaba de mi ayuda con sus pequeñas hermanas. No sospeché que se tratara de un plan para reunirme con Jane, no cuando sabía de su poca tolerancia por mi amiga.

Sin embargo, no todo estaba ocurriendo como alguno pudo esperarlo, el silencio se hizo presente y parecía que ninguno estaba dispuesto a romperlo.

En una acción que no esperé, Zoé tomó mi mano y me haló hasta quedar a un par de pasos de Jane. No creí que ella fuera capaz de llamarme sólo para que me encontrara con Jane.

—Zoé, tú…

Mis palabras se quedaron al aire cuando Zoé emitió una pequeña risa.

—Ustedes lo necesitan —dijo sin importancia, mostrando una sonrisa—, ambos deben hablar frente a frente con la verdad. Nos vemos después.

Sin decir más o dedicarme una mirada, se marchó. No tuve el valor para mirar cuando se alejaba. No sabía si estaba molesto o agradecido por su mentira, lo único de lo que estaba seguro era de mi determinación por terminar con toda esa agonía y tristeza que estaba acompañándome.

Era tentador irme de ahí y no tener aquella conversación, pero ¿de qué serviría seguir huyendo? ¿No era peor esa situación que enfrentar la verdad?

—¿Cómo estás? —Dije finalmente, rompiendo el silencio y el tenso ambiente que nos rodeaba.

—He estado mejor.

Fue la escueta respuesta que recibí.

Intenté iniciar la conversación y lo único que obtuve fueron palabras cortantes. ¿Cómo esperaba resolver todo si ella mantenía esa actitud? ¿No debía ser yo él que se negara a hablar? ¿No tenía ese derecho?

—Quiero que me escuches —soltó de pronto, como si pudiera adivinar lo que pasaba por mi mente—. Vine hasta aquí porque quiero que hablemos, que sepas la verdad.

Escuchar aquellas palabras estrujaron mi corazón. Mil y más pensamientos cruzaron por mi mente en ese momento.

—Yo te escucharé —me limité a responder, intentando sonreír. Aunque temía, debía afrontarlo—. ¿Qué es lo que quieres decir?

—No te engañé que aquel chico, Zack. Sé que no debes creerme ni un poco, pero esa es la verdad —confesó. Tenía razón, pero sus palabras sonaron tan sinceras que no dudé en creerlo, sin embargo, eso no podía aliviar los días pasados—. No te voy a mentir y diré que no sabía lo que hacía. Es claro que lo sabía, pero parecía un reto, un juego del que no podía o me negaba a salir. Un juego que no pensé terminaría así.

¿Qué se supone debía responder? Todo era tan confuso que no supe que decir. ¿Un juego era para ella? Pero estaba seguro que, de ser mi caso, ella no lo tomaría como algo así.

Me limité a asentir, era mejor escuchar, que discutir.

—Pero te mentí —continuó, evitando mi mirada—. Muchas veces te mentí, Zack, sabía que estaba mal, pero aun sabiéndolo no me detuve. Pensé que las buenas mentiras no lastimaban, pero tarde me di cuenta que esas no existen, sólo existen las mentiras.

Lo que hice por ti Where stories live. Discover now