Capítulo 18

455 45 0
                                    

Jane´s POV
¿Qué eres capaz de hacer por la persona que amas? Esa pregunta resonó en mi cabeza una y otra vez después de aquella conversación con Moira.

Sus palabras taladraron mi pecho, me hicieron ver con claridad el efecto de cada una de mis acciones. Supe que no había hecho lo correcto, pero encararlo era más difícil que darse cuenta.

La lejanía y el silencio por parte de Zack durante varios días eran su manera de alejarse, de liberarse de mí. Lo merecía, pero no por eso dolía menos. Así que, siguiendo los impulsos de una chica enamorada y desesperada, tomé el primer autobús rumbo a la ciudad donde se encontraba.

Sabía que la idea de ir hasta su casa era loca y estúpidamente romántica, pero quería hablar con él. Si se negaba a recibir mis llamadas o mensajes no me quedaba otra opción que hablar personalmente con él.

No fue difícil encontrar la dirección en la que Zack vivía. Lo que fue difícil fue tener el valor para acercarme a ella y tocar la puerta. Había llegado lejos hasta ese momento, pero mis piernas flaqueaban y mi voluntad poco a poco se apagaba.

Negué ante esos pensamientos, no podía arrepentirme y salir corriendo. Reuní todo mi valor y finalmente toqué tres veces la puerta, esperando ansiosa por quien abriera la puerta. ¿Sería uno de sus amigos o el propio Zack?

Pude escuchar cuando unos pasos se acercaron a la puerta, lo que terminó por incrementar mi ansiedad. Deseé morderme las uñas, pero sabía que debía mantenerme tranquila. Después de todo, verlo no sería no sería tan complicado como hablar con él.

Me quedé hecha piedra cuando, al abrirse la puerta, la figura de Zack no se mostró, sino la de una chica de cabello corto que yo bien reconocí; era la chica canguro.

Aunque quisiera, ningún saludo fue pronunciado de mis labios. Ella se miraba confundida e incluso avergonzada.

—Hola, Jane —dijo finalmente, intentando sonreír; un acto de innecesario e claramente falso—. ¿Qué haces aquí?

Bufé con cansancio. No tenía por qué darle explicaciones, ni ella las merecía ni yo tenía porque hacerlo, pero actuar gélidamente con ella no me llevaría a nada, lo sabía. Además, si se trataba de preguntar yo también tenía el derecho de hacerlo al encontrarla en casa de mi novio.

—¿Dónde está Zack? —Cuestioné, ignorando su anterior pregunta—. Necesito hablar con él.

—No puedes hablar con él —aseguró—. Quiero decir, no creo que sea apropiado hacerlo ahora. Él no se encuentra aquí.

—¿Y quién lo decidió? ¿Tú? —Cuestioné con ironía—. No te metas en algo que no te importa. Estoy dispuesta a esperarlo.

—Me meto porque si me importa. Y respondiendo a tu pregunta, tú fuiste quien lo decidió, ¿no lo recuerdas?

Apreté mi mandíbula con fuerza. Esa chica sabía más de lo que yo deseaba. Pero no podía culparla, debía suponer que la cercanía con Zack terminó por convertirla en su confidente.

—Hagamos algo, vayamos a caminar—sugirió. Debía estar loca si creía que aceptaría—, y si después de eso continuas con tu deseo de hablar con Zack, yo misma te llevaré con él, y de ser necesario lo obligaré a escucharte. ¿Te parece?

La miré con los ojos entrecerrados, dudando de sus palabras. ¿Por qué tendría que ayudarme? ¿Había algo más o lo hacía por simple amabilidad? 

Cualquiera que fuera la respuesta no importaba. No sería difícil caminar con la chica canguro, no cuando la promesa de hablar con Zack estaba de por medio.

Lo que hice por ti Where stories live. Discover now