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Mientras Harry celebraba su décimo séptimo cumpleaños lo único en lo que podía pensar su cabeza era en la chica a la que alguna vez le regaló un pedazo de pastel

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Mientras Harry celebraba su décimo séptimo cumpleaños lo único en lo que podía pensar su cabeza era en la chica a la que alguna vez le regaló un pedazo de pastel.

Oh, querida Ania, ¿Qué estás haciendo?

Hermione le sonreía a su lado y Harry trataba de corresponder aunque sabía que su sonrisa era más una mueca que otra cosa. Hermione lo tomó del brazo y recargó su cabeza en el hombro de él, le hubiese gustado apartarla pero no quería verse grosero.

No sabía si estaba listo para irse de la madriguera en busca de los horrocruxes, no sabía si podría pasar meses o quizás años en compañía de Hermione y Ron, esperaba que el enamoramiento de la castaña durara poco pues dudaba mucho que pudiera soportar comportamientos como el de esa noche.

—¡Es momento de partir el pastel, Harry! —Harry se levantó gustoso de su lugar, pues había encontrado la excusa perfecta para separarse de Hermione, aunque lo que menos quería en ese momento era pastel, solo por los recuerdos que este le traía.

—Lo preparamos entre Ginny y Yo —dijo Hermione con una sonrisa y Harry volvió a dedicarle una mueca.

Partió el pastel en forma de snitch gigante y le dio una rebanada a cada uno de los invitados que tenía, agradecía todo aquello, estaba feliz de tener a tantas personas que él quería, pero hubiese preferido que nadie se arriesgase por un tonto cumpleaños, los tiempos no estaban como para salir a celebrarle a él.

Ania no hubiese hecho eso ni de chiste, ella entendía la parte de Harry que la mayoría de las veces prefería estar solo o con la compañía de una o dos personas, sin embargo Hermione jamás entendería esa parte de él.

Terminaron de comer pastel y pasaron unas horas hablando de los nuevos hechos en el mundo mágico, trató de mantenerse lo más alejado de Hermione que le fuera posible, la quería mucho, pero era mucho mejor como amiga que como pareja.

Cuando se hizo bastante tarde, decidieron que era mejor dormir, el día siguiente sería bastante ajetreado pues sería la boda de Bill y Fleur, un acontecimiento que le parecía precipitado en esas épocas.

—Adelántate, Harry, ya te alcanzo —le dijo Ron, Harry se encogió de hombros y subió a la habitación que compartía con Ron.

No tardó en cambiar su ropa por la pijama, Ron entró en la habitación cuando a Harry le faltaba ponerse la parte de arriba de su pijama, se dio la vuelta sin pensarlo, y se dio cuenta que quien había entrado no había sido Ron sino Hermione, que se encontraba totalmente sonrojada mientras lo examinaba de pies a cabeza, el chico se apresuró a ponerse el resto de la pijama y miró a su amiga con el ceño ligeramente fruncido.

—¿Qué haces aquí, Hermione? —preguntó el chico dándose la vuelta y tendiendo la cama, aunque lo que quería ganar con este gesto era el no ver a la chica pues se encontraba muy avergonzado. Jamás había deseado tanto que Ron estuviera en la habitación como en ese momento.

—Quiero darte algo... por tu cumpleaños —Harry decidió que ya era tiempo de dejar de evitarla y se enderezó y se dio media vuelta quedando cara a cara con Hermione, lamentablemente descubrió que ella estaba más cerca de lo necesario y no podía dar un paso atrás porque la cama le estorbaba.

—No debiste molestarte —Hermione sonrió y negó.

—Solo quiero decirte que mis sentimientos no han cambiado desde la última vez que te los dije —Harry se quedó pasmado, y mientras formulaba una respuesta que no lastimara a su amiga, esta lo atrapó en un beso.

Harry había besado a Ania en múltiples ocasiones y en cada una de ellas había descubierto nuevos sentimientos, en cada uno de ellos había sentido cosas diferentes, por eso cada vez que la veía le entraban ganas de juntar sus labios con los de ella simplemente porque le encantaba pensar que esa vez sentiría algo nuevo. Sin embargo, ese beso con Hermione no le provocó nada, solamente era el estar labio con labio, moviéndolo hasta que no quedase aire en los pulmones de ambos, no supo por qué no la apartó, pero lo que sí sabía era que después se arrepentiría de ello.

Cuando por fin terminó aquel beso tan incómodo el chico decidió que era momento de terminar con la visita de esa noche.

—Necesito pensar y dormir, Hermione —la chica asintió con un asomo de sonrisa en sus labios —. Nos vemos mañana.

Harry la acompañó a la puerta y la cerró, suspiró pesadamente, odiaba a Hermione en esos momentos, simplemente por el momento tan incómodo que le estaba haciendo pasar. Se dio la vuelta dispuesto a ir a dormir, había tenido suficiente por ese día, pero al parecer solo él pensaba eso, pues en la ventana se encontraba un águila negra esperándolo por fuera de la ventana con una nota atada a su pata.

El corazón del pelinegro dio un vuelco, creía saber quién era el remitente de aquel mensaje y si era así, oh Merlín, no quedaría Harry que pudiera iniciar la búsqueda de horrocruxes, porque si es que acaso ella se hubiese acordado de él, lo haría el chico más feliz en ese momento.

Se acercó a la ventana y la abrió para poder tomar la nota del imponente animal, cuando por fin la tuvo entre sus manos el águila lo miró unos segundos para luego emprender el vuelo, como si estuviese examinándolo, una idea extraña.

Harry desenrolló el pergamino y se encontró con una nota de unas cuantas palabras, lo cual era un poco desilusionador.

Harry:

Quiero creer que sigues siendo un chico estúpido, pues la manera en la que me miraste la última vez, me dice que aún no logras odiarme, créeme que estoy trabajando en eso. No te merezco, Potter.

El objetivo principal de esta estúpida carta es el felicitarte por tu décimo séptimo cumpleaños, tal y como tú lo hiciste conmigo.

No respondas, te meterá en muchos problemas.

-AS

El corazón de Harry latía a mil por hora, tenía una mezcla de emociones que solo la chica podía provocarle.

Definitivamente era Ania a la que había visto en su camino hacia la madriguera, ella lo confirmaba, y eso lo confundía mucho más, pero ¿Qué era eso de que estaba trabajando para que la odiase?, Harry no se creía capaz de ello, sin embargo, ella agregaba que no lo merecía, cuando él pensaba que era al contrario. También le mostraba que estaba ligeramente preocupada por él, lo cual lo hacía sentir enteramente feliz.

Harry releyó la carta más de cinco veces y en cada una de esas encontraba muchos detalles que le transmitían una emoción diferente, por Merlín, aquello era algo que solo Ania podía provocar en él.

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Abril 18 del 2020

Lals está aquí nuevamente y viene con un maratón de 6 capítulos, por lo que sí, se viene el final de este fic, son capítulos cortos como todos los de la historia.

Nos leemos en un ratito c:

Tenebris [ Harry J. Potter ]Where stories live. Discover now