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Ver los ojos llorosos de Ania antes de morir le había otorgado unas renovadas ganas de querer vivir, y cuando vio su cara de sorpresa mezclada con tranquilidad al confirmar que no había muerto se sintió agradecido de haber vuelto.
Pero cuando se dejó caer de los brazos de Hagrid y la vio desaparecerse junto a muchos otros mortífagos supo que no volvería a verla en mucho tiempo y aquello le rompió ligeramente el corazón, no sabía qué pasaría con Ania si ganaban aquella guerra.
Pero siguió y dejó de preocuparse por el futuro y logró vencer a Voldemort, cuando vio su cadáver en el suelo no sintió la felicidad que debía pues su cabeza todavía lo llevaba a la chica de ojos verdes que había anunciado su falsa muerte.
Estuvo con las personas un rato más, pero ver a tantos muertos le hacía sentirse peor, dejó a Ron y Hermione con la familia Weasley y él subió a su habitación en la torre de Gryffindor esperando descansar un poco de todo aquellos, pero un pedazo de pergamino lo esperaba en su cama, Harry lo tomó y todo su cuerpo comenzó a temblar cuando identificó la caligrafía de aquella carta.
Este es mi adiós Harry Potter, no podía quedarme ahí a esperar que los aurores me atraparan, porque a diferencia de ti no tengo el valor suficiente para pagar por lo que he hecho. Nunca he sido una persona buena y no creo serlo jamás, pero en cambio tú lograste encontrar algo bueno en mí y por un momento me hiciste creer que lo merecía, por eso te doy las gracias, porque me hiciste sentir como una persona normal mientras estuvimos juntos.
Te ama.
AS.
El corazón de Harry latía desbocado, nuevamente un torrente emociones lo invadió, muchos pensamientos se arremolinaban en su cabeza, Ania se había despedido de él y como lo esperaba, había huido presa del miedo de ser capturada, la chica era una cobarde después de todo, cobarde por no saber pagar por lo que había hecho, sin embargo sabía que dejarle aquella nota le había costado mucho valor porque de alguna forma le había confirmado que lo amaba, le había confirmado que los momentos que habían vivido juntos habían sido algo bueno para ella y que le agradecía por ello.
Todos sus sentidos le pedían que la buscara, pero él no podía hacer eso, porque aunque le doliera, la chica había hecho cosas horribles que Harry no se atrevía capaz de perdonar, no la odiaba porque no podía, pero cada día de su vida lo intentaba, aunque era más difícil de lo que creía, porque la chica había dejado una gran marca en Harry, una que nadie podrá borrar tal vez nunca y se sentía completamente estúpido por eso, porque así no funcionaban las cosas.
Y a pesar de que se encontraba totalmente exhausto no podía dormir en absoluto, su cabeza siempre lo llevaba a la chica y le recordaba todos los momentos que había vivido con ella, recalcando su último encuentro en la tienda de campaña en aquel bosque.
Después de un buen rato, por fin pudo quedarse dormido, solo por unas horas pues tuvo que bajar al comedor en donde se encontró a Kingsley quien ya se encontraba trabajando en la captura de los mortífagos fugados, Harry lo escuchaba atento esperando de forma decepcionante que dijera el nombre de Ania.
—Anaideia y Érebo Shafiq han muerto, los encontramos a orillas del bosque prohibido —le informó Kingsley, Harry asintió mientras sintió como una mano se deslizaba por sus hombros, Harry miró a la persona que lo abrazaba y se encontró con Hermione.
—¿Y qué ha pasado con su hija, Ania? —preguntó la castaña, Harry apartó la mirada de su mejor amiga y la dirigió a algún otro punto pero seguía atento a las palabras del que era el ministro provisional.
—No se sabe con certeza, se cree que escapó —les dijo Kingsley haciendo una mueca.
—Es una cobarde —dijo Hermione, que desde el incidente en la mansión Malfoy había generado tanto odio hacia la pelinegra que había insinuado que la dejaran morir desangrada.
Harry se levantó de su lugar y salió a los jardines y el sonido de pasos le indicaba que Hermione lo seguía.
—¿Sigues encaprichado con ella? —le dijo la castaña y Harry apresuró el paso —. Ha hecho cosas horribles y aun no puedes ver eso, me torturó y me hubiese matado si no hubiéramos escapado —insistió Hermione.
—¿Crees que no sé que ha hecho cosas horribles? —dijo Harry, habían salido ya del vestíbulo y el chico se encaminaba a la sombra de algún árbol de los jardines.
Hermione lo alcanzó y juntos se sentaron bajo el árbol, Harry se sentía incómodo hablando de Ania con Hermione, porque sabía que ella nunca entendería la relación de ambos, pues ni el propio Harry lo entendía, ni nadie lo haría, solo era cuestión de sentir para saber por qué Harry no podía sacársela de la cabeza.
—Entonces, ¿Por qué sigues aferrado a su idea? —se podía notar el dolor en las palabras de Hermione y Harry rogaba para que la chica no se pusiera a llorar ahí mismo.
—No sé Hermione, desde un principio sabía de las cosas de las que era capaz —dijo Harry con voz ligeramente temblorosa —, ella misma me lo dijo y fui yo quien decidió quedarse ahí a pesar de eso, no puedo perdonarla por las cosas que ha hecho, pero jamás podré odiarla y eso ya me enfurece lo suficiente.
Se quedaron en silencio por un momento, pero ahí no terminaría el chico, quería hablar de Ania, y le quería dejar claro a Hermione que en ese momento no quería a nadie más que a la pelinegra.
—Ella me ha hecho sentir tantas emociones imposibles de describir —le dijo el chico —, de solo pensar en ella, de mencionar su nombre, de recordar lo que vivimos siento tantas cosas, es como si todo mi cuerpo o cabeza abrazara la idea de Ania Shafiq y me duele saber que no es una buena persona.
—Pero, ¿Y si la atrapan? —murmuró la chica, Harry se encogió de hombros.
—No podemos tenernos pero tampoco soltarnos y creo que lo descubrí la última vez que la vi —le dijo el pelinegro a la chica, podía sentir como Hermione era un poco más comprensiva con él, aunque iba a quedar ese rencor, esperaba que entendiera que no podía corresponderle.
—¿Qué pasó con ustedes en la casa de campaña? —inquirió Hermione, Harry apartó la mirada completamente sonrosado la chica no ignoró aquel gesto y entendió completamente —. Oh...
—Solo hablamos —mintió Harry, pero quedó la incomodidad en el aire.
Harry miraba la tranquilidad del lago negro y deseaba que esta pudiera transmitirse a su cabeza de la cual no se iba la imagen de Ania, lo iba a lograr pero con los acontecimientos de ese día era un poco difícil y no podía dejar de preguntarse porqué ella seguía ahí, por qué su simple recuerdo provocaba que su corazón se acelerara, no podía dejar de cuestionar el por qué siempre la extrañaba como a nadie y se dijo que tal vez se había enamorado de ella y eso eran malas noticias.
Harry Potter estaba enamorado de una prófuga.
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Abril 18 del 2020
Gracias por leerme, por apoyar a esta idea y estar ahí cuando tardo:(
Penúltimo capítulo, me duele saber que ya terminé con esto pues de verdad amé escribir sobre Ania :'(