Capítulo 12: Basta

20 3 3
                                    


Ignacio seguía paralizado por el hecho ocurrido, la música sonaba fuerte pero nadie bailaba. Los asistentes miraban de un lado a otro buscando un culpable, de una forma extraña todos parecían sospechosos, fue Yerko pensaban, ya que era el dueño de casa, la realidad es que muchos nombres se oían en aquel momento, entre la música y los murmullos, pero fue el mismo dueño de casa quien volvió a tomar el mando de la fiesta y dijo:

-A ver, esto es súper simple, si no lo vino a pasar bien, mejor se larga, porque hoy se pasa estupendo, ya, a la pista, que el DJ no vino de lejos para ver caras largas, para eso tiene a su espejo ¡Arriba, todos a bailar!

-¿Y eso? –dijo Ignacio con voz alta, pero Bin no lo escuchó por estar mezclando la música. Así que decidió dejarlo hacer su trabajo y volver con los demás.

-¿Quién fue? –alzó la voz para que su pregunta se oyera bien.

-¿Y eso que importa? Se lo merecía –dijo Ángel, quien ya estaba bebiendo.

-Igual tiene razón el Igna, lo están culpando de algo, de que tiene que confesar alguna cosa ¿Qué será? ¿Qué tan cierto o verídico es eso? A estas alturas ya no me extraña nada de nadie.

-Creo que sí, algo pasa con él, pero, no deberías prestar atención a eso, solo bailemos ¿Sí? Querían asustarlo y al parecer lo consiguieron, su novia se lo llevó ya, mejor, así no hay gente no deseada en esta fiesta.

¿Por qué esa cara tan larga? ¿Qué no estás feliz de verme? Se escuchó oír a las espaldas de Vitalli. El chico se dio vuelta y reconoció el rostro de una vieja amiga de la infancia, la cual llegó a esa fiesta.

-¿Ane, eres tú?

-Pero obvio amigo, supe que había una fiesta acá y no pude evitarla, a parte, estoy de vuelta en Chile ya.

Aneschka Drien es conocida de la familia, es unos años mayor que Ignacio pero siempre se han llevado bien, actualmente es recién titulada de Derecho, se fue a estudiar a España y ha vuelto al país a ejercer su labor.

-¡Genial! Ven, déjame presentarte a mis amigos –decía el chico, quien se encargó de que todos conocieran a su amiga aquella noche. Sin duda, eran la mesa más encendida, todo el grupo, quien incluyó más tarde a Bin, lo pasaron bien, por esa noche, era como que todo hubiera sido nuevo, como si no hubieran preocupaciones, angustias, o tristezas, por esa noche, todo era risas y felicidad, menos para uno.

Koke, ya en su casa, entró rápidamente, en dirección a su pieza, sin ver que Aline venía tras de él. Comenzó a dar vueltas en círculos y a alterase.

-Amor, cálmate por favor, debe haber sido un broma.

El joven no hacía caso y seguía dando vueltas y a caminar sin una dirección establecida.

-Amor, por favor, detente, vamos a hablar.

Pero cuando el muchacho escuchó esta última frase, en especial "Vamos a hablar", desató su ira: tomó parte de los objetos de su estante y los arrojó al piso, arrancó todos los pósters que tenía pegados en su habitación uno por uno, tomo el colchón de su cama y lo volteó, se le hacía muy fácil debido a su condición física por el deporte, todo esto mientras gritaba y lloraba diciendo: "me lo merezco, me lo merezco, merezco todo lo que me está pasando" Aline intervino con un grito: "detente, suficiente".

-¿Ah sí? ¿Suficiente dices? ¡Pues no!, no es suficiente, nunca lo será, casi lo mato, yo lo iba a matar, yo, a mi mejor amigo, al que solo me ha dado apoyo, yo, iba a ser eso ¡yo! No tu, ¡yo!, jamás sabrás cuando es suficiente, jamás sabrás cuando dejaré de sentirme así, porque no fuiste tú Aline, fui yo, y si sigues manejando mis pensamientos o mis actos, al igual que mi Padre, no me dejarán mas opción y abriré la boca, y no te va a convenir a ti ¿Escuchaste? Ahora déjame y lárgate –dijo el adolescente de una manera muy precipitada.

DESAPARECIDOWhere stories live. Discover now