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Volamos alrededor de un bosque qué, por lo poco que se veía, estaba lleno de mariposas y pájaros de muchos colores, habían árboles de colores verde y amarillo. Las mariposas revoloteaban por encima de las copas de los árboles, el sonido de los pájaros le daba un aspecto fantasioso.
La vista desde el aire era simplemente maravillosa, podías observar lo bien cuidado qué estaba éste hermoso bosque. Eso me hizo pensar que los Hydes realmente apreciaban sus tierras, cuidan él lugar donde viven y eran respetuosos con la naturaleza, no cómo los Humanos. No sabíamos apreciar los paisajes que nos da la naturaleza, teníamos qué destruir nuestros árboles, contaminar nuestros océanos... Destruimos todo a nuestro paso y no nos damos cuenta.
Salgo de mis pensamientos cuándo veo cómo bajamos lentamente en un pequeño parque bastante iluminado, con varios bancos y una linda fuente en medio. Una vez en el suelo Minho suelta mi cintura y da un paso atrás. Me giro lentamente para poder mirarlo de frente.
-Dime, ¿Qué te pareció? -Lo escucho decir con una linda sonrisa.
-Fue una de las experiencias más lindas que tuve, muchas gracias Minho. -No puedo ocultar mi emoción por haber tenido ese lindo paseo.
Su sonrisa por algún motivo se ensancha más. Lo veo caminar hasta sentarse en uno de los bancos y con su cabeza indicar qué me siente a su lado.
-Quería qué despejaras tu mente por un momento, fueron muchas emociones el día de hoy y no hay mejor manera qué despejar tu mente con un vuelo nocturno abrazado a un guapo chico. -Dice con una sonrisa ladina levantando una de sus cejas.
-No puedes mantener un momento serio.. -Ruedo los ojos. -Eres igual a Changbin.
Su risa hizo en eco en él parque.
-Por algo somos mejores amigos.
-¿Hace mucho se conocen? -Me es inevitable preguntar.
Sonríe con felicidad, puedo darme cuenta qué se tienen mucho cariño entre ellos por la forma en qué bromean y cómo se miran, esa mirada de afecto que tienes cuándo ves a tu mejor amigo.
-Es mi amigo de la infancia, recuerdo qué eramos vecinos pero nunca habíamos hablado, cuándo tenía ocho estaba sentado en la puerta de mi casa esperando a qué mi mamá salga para poder ir al parque, él estaba jugando con una pelota en la parte de en frente, al parecer había pateado con fuerza la pelota ya qué fue a parar directo en mi cara. -Al mencionar eso no pude evitar soltar una gran carcajada.
-Hubiera pagado por ver eso. -Digo aún riendo secandome una pequeña lágrima producto de la risa.
-¡Ey! No te rías qué fue doloroso. -Pese a su reclamo podía ver una pequeña sonrisa asomada en su rostro. -Cómo te decía, ese golpe resultó muy doloroso, tanto qué cuándo vino a disculparse lo único qué hice fue llorar y gritarle qué se alejara de mi por que me iba a lastimar de nuevo mientras entraba corriendo a mi casa. Al día siguiente tocó la puerta y traía consigo unas galletas que había preparado su mamá en modo de disculpa. Luego de eso nos volvimos inseparables.
