ENCRUCIJADA DE AMOR 1.7 END (SPANISH)

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Krist salió del ascensor en el mismo instante en el que se abrieron las puertas. Sus ojos, con rapidez, buscaron a Joss entre todas las personas que aguardaban por noticias. Pero el joven no estaba.

Por unos segundos se quedó quieto, sin saber muy bien qué hacer. Y es que la sola idea de presentarse ante los padres de su novio, los cuales no sabían nada de su relación con su hijo, lo llenaba de terror.

Sólo Bass, Joss y unos pocos amigos conocían lo que había entre Singto y él ya que éste quería informar a su familia en persona y no por teléfono, lo que había sido prácticamente imposible ya que estaban viviendo fuera del país y Singto no había estado tan bien como para viajar.

Así que, al final, Singto había optado por pedirles que vinieran y hoy iba a ser el día en el que, finalmente, le iba a presentar como su novio. 

"Y mira cómo ha acabado todo...", se dijo Krist mientras buscaba un rostro conocido, uno sólo entre todas esas personas, "sus padres estarán ya aquí y... y ni siquiera se  qué decirles...mucho menos cuando todo es culpa mía..."

Cuando había recibido la llamada de la policía diciéndole que Mr. Park había intentado matar a Singto, no había podido esperar en la casa a que llegara el coche patrulla que habían mandado a por él, sino que tan rápido como había podido había salido de la mansión en busca del primer taxi que había encontrado. Y ahí estaba ahora, tan sólo quince minutos más tarde, en el hospital al que habían llevado a su novio.

Un leve gemido salió de sus labios mientras recordaba al oficial informándole de las tres puñaladas que Singto había recibido en plena calle y ante las puertas de su compañía.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, imaginando al joven desangrándose sobre el suelo, esperando a que llegara la ambulancia mientras que los guardas de seguridad apresaban al hombre de mediana edad y lo encerraban hasta que llegara la policía.

"Si tan sólo no hubiera metido a Singto en todo ésto...", se dijo Krist mientras se mordía le labio inferior.

Y es que la culpa no lo dejaba en paz. 

- "Krist..." 

El joven levantó la mirada del suelo y, con los ojos bañados en lágrimas, miró a Joss. Éste estaba a pocos pasos de distancia, mirándolo con expresión preocupada. En el otro lado de la sala un grupo de personas murmuraban entre ellos mientras aguardaban, como todos los demás, por noticias. Entre ellos se encontraba una mujer que, dejando de apoyarse sobre la pared de la sala, comenzó a caminar hacia Krist sin decir absolutamente nada.

PLAK!

Krist gruñó, sintiendo cómo su rostro enrojecía a causa del dolor mientras que, a sus pies, un bolso caía sobre el suelo blanco de la habitación.

- "Como te atreves...¡Cómo te atreves a venir aquí!" - exclamó la mujer mientras se acercaba a Krist y, levantando la mano, hacía ademán de volver a golpearlo.

Krist, con los ojos abiertos como platos, sólo fue capaz de mirarla mientras intentaba entender qué estaba pasando...ni siquiera pudo levantar un dedo para evitar el golpe de la señora que, sin embargo, fue detenida por un hombre que, con gesto duro, la agarró por el brazo y la alejó de ellos.

- "¡¿Pero qué  crees que haces?!" - exclamó El Señor Ruanroj mientras miraba con enfado hacia su esposa.

- "Ese...¡Ese hombre no debería estar aquí!" - le espetó la mujer mientras volteaba a mirar a Krist - "es su culpa que Singto esté en una cama de hospital, ¡es su culpa!"

Joss se acercó a Krist y, colocando una mano sobre su brazo, negó con la cabeza.

- "No es culpa de nadie, Krist no..."

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