Capitulo 2

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  CAMILA 

  Seattle, Washington 

El taxi se detuvo justo en el borde del lago Washington. Me quedé mirando fijamente la impresionante mansión de piedra blanca situada al otro lado de un par de hectáreas de tierras protegidas por enormes puertas de hierro. La nueva casa de Ally y Troy.

Troy... pensé y sonreí. De ninguna manera Ally elegiría esta casa.

Agarrando mis maletas, me doy la vuelta hacia las puertas, cuando de repente empezaron a abrirse. Esbocé una sonrisa y saludé a una cámara grande  en la cima de un poste recargado en la pared de piedra blanca circundante.

Mientras andaba por el camino de entrada, me maravillé de los jardines: exuberante hierba verde, fuentes de agua ornamentales, árboles de todo tipo, y un millón de flores iluminando los jardines. Un gran conjunto de peldaños pavimentados apareció a la vista, que conducían a una puerta blanca. Esta se abrió justo cuando levanté mi mano para llamar a la puerta. Mis labios se abrieron con una sonrisa de oreja a oreja cuando mi primo, Troy Cabello, apareció en la puerta, su habitual cabello rubio arena enredado y sus ojos marrones brillantes. Seguía siendo el epítome del estilo pueblerino mientras permanecía de pie, con los brazos cruzados, vestido con una camiseta blanca ajustada y vaqueros desgastados.

—Hola, prima —saludó con una amplia sonrisa, su fuerte acento tan Bama como siempre mientras daba un paso hacia adelante, con los brazos extendidos y me levantaba del suelo en un abrazo de oso.

No pude dejar de reír mientras lo abrazaba de vuelta.

Troy me plantó en el suelo, y me dio un beso en la mejilla.

—¡Hola a ti también, Sr. Mariscal de Campo Todopoderoso!

Troy puso los ojos en blanco y pasó delante de mí para tomar mi equipaje. Lo seguí dentro de la casa. Mis ojos se ampliaron mientras asimilaba el vestíbulo, porque así era como todo podría describirse, vestíbulo. El lugar era enorme.

—Troy... —Iba a continuar, cuando fui interrumpida.

—Ridículo, ¿no es así?

Mi cabeza se volvió hacia la escalera. Ally Cabello bajaba, cubierta con un vestido de verano largo, sin mangas de cintura imperio color púrpura. Su largo cabello rubio  se posaba sobre sus hombros y su bonito rostro portaba una sonrisa de felicidad.

—¡Allycat! —grité de emoción y, mientras Ally descendía el último escalón, la envolví en mis brazos. Inmediatamente me devolvió el abrazo—. ¡Te he echado de menos! —confesé, y la dejé ir, para que pudiéramos caminar de regreso al vestíbulo.

—Te he echado de menos también, cariño —dijo Ally, apretando mi mano, solo para dejarme ir cuando Troy extendió la mano y la atrajo hacia su pecho, con sus brazos envolviéndose alrededor de sus hombros desde atrás. Las manos de Ally se levantaron para aferrarse a sus brazos, y esa mirada que  ambos tenían cuando estaban el uno con el otro se deslizó en sus rostros.

Un dolor momentáneamente apuñaló mi pecho. Viendo lo felices que eran solo destacaba lo sola que me sentía. Trabajar hasta altas horas de la noche  podría ser una buena distracción, pero por mucho que adoraba mi trabajo, nunca podría sustituir al amor vertiginoso y apasionado que ansiaba tan desesperadamente.

—Vamos. ¡Vamos a tomar una copa! —dije alegremente, luchando contra mi momento de tristeza, y dejé a Troy y Ally liderar el camino hacia su cocina blanca de estilo rústico.

Ally debió haberme visto jadeando ante la opulencia de la habitación y se sonrojó.

—Es demasiado, ¿no es así?

Sweet hope; Camren GiPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora