Capitulo 3

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  CAMILA 

 


Cuando entramos en el espacio privado, el cual daba a la gran vista de la hermosa noche de The Sound, exhalé, alisando mi vestido sin mangas con rayas negras, solo para escuchar a alguien gritar mi nombre desde el otro lado de la sala.

Unas horas más tarde entramos al restaurante, y el camarero nos llevó a un espacio privado en la parte trasera. Me alegré, porque cuando atravesamos por el concurrido comedor, la gente comenzó a mirar fijamente a Troy susurrando entre sí, fanáticos de las celebridades reconociendo al mariscal titular de los Seahawks. Ally agachó la cabeza y trató de seguir a toda prisa hacia adelante, claramente avergonzada, pero Troy la tomó de la mano, acercándola a su lado. Él odiaba ser el centro de atención también.

—¡Camila!

Esbocé una sonrisa hacia Mani, una de mis mejores amigas, quien se había levantado de su asiento y corría hacia mí. Mi corazón se llenó mientras se acercaba, aún pequeña y delgada figura, pero de aspecto saludable ahora que había estada comiendo más desde la universidad. Su cabello negro ahora era largo y con rizos, hasta la mitad de la espalda. Llevaba un vestido verde largo hasta las rodillas con mangas largas y botines.

Se veía hermosa.

Extendiéndome, tomé las manos de Normani entre las mías y me incliné para besarla en la mejilla. Apreté sus dedos con fuerza y di un paso atrás. Tuve que reprimir las ganas de acercarla en un abrazo. Mani no podía ser tocada de esa manera a causa de su anorexia. A pesar de que estaba en recuperación, todavía era un detonante para ella que la tocara en la espalda.

—Te he echado de menos —dijo Normani suavemente, sonriéndome tiernamente.

—También te he extrañado, cariño. ¡No puedo creer que estén viviendo en Seattle también! ¡Es una locura! ¡jugando para los Seahawks!

En ese momento, Dinah Jauregui, la mejor amiga de Troy, apareció detrás de su esposa y se inclinó sobre ella para darme un beso en la mejilla.

—Camila—saludó y, retrocediendo, envolvió sus brazos con algunos tatuajes alrededor de los hombros de Normani y la apretó contra su pecho. Dinah era la única excepción a los detonantes de Mani, la única persona que podía tocarla. Dinah había salvado su vida hacia cinco años cuando casi perdió la batalla con su trastorno alimenticio, pero el amor entre ellas demostró ser más fuerte. Era su razón para vivir, y ella la de Dinah.

Divisando una cabeza de cabello rubio desordenado detrás de Dinah y Normani, me incliné rodeándolas, solo para ver a una chica joven y guapa de pie nerviosa. Era esbelta y atlética. Me miró sonriendo tímidamente, y mi boca se abrió cuando me di cuenta de quién era...

—¿Tay? ¿La pequeña Taylor Jauregui? ¿Eres tú, querida? —le pregunté. Me encontré con sus ojos grises cuando levantó la cabeza, con un profundo rubor rojo recubriendo inmediatamente la piel aceitunada de sus mejillas.

—Hola, Mila. —Fue su respuesta tranquila mientras corrí hacia ella y lanzaba mis brazos alrededor de su cintura, apretándola con fuerza.

Taylor exhaló una risa tranquila por encima de mí, abrazándome de vuelta. Me empujé hacia atrás y extendí los brazos, estudiando lo mucho que había cambiado.

—¡Tay, estás tan grande y me has superado! —bromeé, y ella bajó sus ojos para evitar mi mirada, con una tímida sonrisa en sus labios—. ¿Cuántos años tienes ahora, cariño?

—Diecinueve, señora —respondió. Troy caminó detrás de ella y le alborotó el cabello. Taylor le dio un codazo alejándolo.

—¡Bueno, mierda! ¡Diecinueve!

Sweet hope; Camren GiPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora