Capitulo 6

6.8K 480 127
                                    

                          CAMILA

Nadie podía saber de este momento nunca. Este momento de auténtica locura, lo guardaré para mí.

Eso estaba bordeando lo ridículo. A pesar de todo, me encontraba en el baño del museo, aplicando brillo labial de un tono rosa pálido en mis labios, y cepillando mi cabello largo y oscuro hasta que cayó contra mi cintura. Iba vestida sencillamente con una camiseta gris con los hombros descubiertos y jeans negros ajustados que realzaba mi figura. Nunca me vestía bien para galería, demasiado polvo y desorden. Lo que llevaba puesto no era mucho más de lo que normalmente vestiría. Pero no había duda, que pasando media hora de la medianoche entre semana, normalmente no me estaría aplicando maquillaje por la remota posibilidad de que una artista solitaria mostrará su rostro.

Esa artista solitaria que no podía sacar de mi cabeza. Esa artista solitaria  con la que soñé la pasada noche. Esa artista solitaria que había estado llorando
mientras se aferraba al ala rota de un ángel de mármol. Esa alta, esbelta y hosca artista que había huido en el momento en que escuchó el sonido de mi voz.

Era un manojo de nervios, simplemente pensando en cómo sería encontrarme con Lolo en persona. Recé a todo los santos para que no fuera una idiota pedante. No quería que mi sueño de esta mujer se destrozara.

Comprobando una última vez de que me luciera bien, me dirigí de vuelta a la galería, mirando hacia la mesa de seguridad para ver si Christoph estaba allí. No estaba. Lo que probablemente significaba que Lolo no apareció.

Maldita sea. Anoche, al verme, debí de haberla asustado. Si hubiera sabido que había estado viniendo por la noche, podría haberme presentado... podría finalmente haber conocido a la mujer cuyo trabajo me había robado el corazón.

Cabizbaja por la decepción, me acerqué lentamente a la galería y trasladé a un lado las cortinas oscuras, entrando en el espacio de trabajo privado. Bridgette, la directora del museo, había ordenador poner las cortinas esa misma tarde después de mis muchas quejas sobre los estudiantes de arte y los visitantes que trataban de disfrutar de una de las primeras muestras de la exhibición.

Mientras las cortinas se cerraban detrás de mí, me sobresalté sorprendida cuando capté el movimiento adelante.

Mis ojos recorrieron lentamente hacia arriba a un par de piernas vestidas con vaqueros negros, una cintura esculpida y el torso cubierto con una playera de manga corta negra salpicada de lo que parecía polvo de mármol.

Mi corazón estaba en mi garganta mientras observaba atentamente los brazos delgados, esculpidos y pronunciados bajo la piel blanca tatuada. Mi mirada se desvió a su cuello poco tatuado, y a su largo cabello castaño hasta la parte baja de su espalda.

Lolo...

Tuve que parpadear para creer que la mujer con la que había querido reunirme durante años estaba realmente justo delante de mí. Olvidé cómo respirar. Olvide cómo hablar, moverme, o cualquier otra cosa que cualquier ser humano haría naturalmente.

Lolo agachó la cabeza, evitando mi mirada, pero estaba segura que sabía que yo estaba aquí. Cada milímetro de su cuerpo estaba tenso, como si estuviera lista para saltar. Mi voz no funcionó correctamente mientras observaba su pecho subir y bajar.

Después, con deliberada lentitud, exhaló con dureza por la nariz y levantó la cabeza. Casi me tambaleé hacia atrás.

Era... misteriosa. No había ningún otro adjetivo que se me ocurriese para hacerle justicia. Misteriosa, intensamente tatuada, y absolutamente poco convencional... hermosa.

Lolo era tan inspiradora para mirar como sus esculturas, y cuando sus ojos casi negros perforaron los míos, solté un suspiro tembloroso reprimido.

Sweet hope; Camren GiPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora