capitulo extra

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¡Sorpresa!

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Museo Guggenheim Ciudad de Nueva York

Quince años más tarde.

Esta mierda nunca era fácil.

Mientras estaba detrás de las escenas de mi exposición, escuchando cientos de voces en el otro lado de la pared, mi corazón se aceleró.

El director del museo estaba allí ahora, dándole a la multitud su charla presentando mi exposición. Después de años de hacer esto no me habían quitado los nervios de la noche de la presentación y mi aprensión sobre cómo sería recibida la muestra. Cerré los ojos y respiré profundo.

Justo en ese momento, una mano familiar acarició mi espalda, el aroma de jazmín llenó el espacio alrededor. Mis hombros inmediatamente perdieron su tensión y exhalaron en relieve.

—Camz —Exhalé con un suspiro.

Cuando abrí los ojos, vi que mi bella esposa se había trasladado hasta estar delante de mí, vestida con un largo vestido rojo ajustado, su largo cabello cayendo sobre su hombro.

Puso sus manos en mi cara.

—Respira, cielo. La gente las adora. La mayoría están demasiado ciegos por las lágrimas al hablar incluso.

Envolviendo mis brazos alrededor de su cintura, la atraje hacia mi pecho y presioné mis labios contra los suyos. Camila se fundió en mis brazos y sus dedos recorrieron mi cabello largo.

Tirando hacia atrás, su mirada oscura encontró la mía y las lágrimas llenaron sus ojos.

—Estoy muy orgullosa de ti —me susurró y presionó suavemente su frente en la mía—. Una exposición permanente en el Guggenheim. Lauren. Es el sueño de toda artista contemporánea. No hay mayor honor.

Asentí y deje escapar un largo suspiro.

—Lo sé —dije y di un codazo con mi barbilla a dirección de la galería—. ¿Está lleno? ¿Consiguieron la participación que querían?

—Lleno —respondió con entusiasmo.

Justo en ese momento, se abrió la puerta detrás de nosotras. Volví a ver a mis dos hermosas hijas entrar en mi escondite. Sus rostros se iluminaron con sonrisas hasta sus orejas mientras corrían hacia mí, casi me llevan contra el suelo.

Incapaz de contener una risa, las envolví en mis brazos. Cuando levanté la vista, Camz estaba mirando hacia nosotras con una sonrisa aguada en su rostro. Después de todos estos años todavía era mi mayor animadora... y esto, mi pequeña familia, que me rodeaba... eran mi todo... mi luz, mi mundo y mi esperanza que me devolvía la vida.

Con un último apretón, Chiara, mi hija de quince años, se retiró; Violeta, mi hija menor, hizo lo mismo. A los doce años hacía todo lo que su hermana hacía. Parecía ser un rasgo Jauregui.

—Mami —dijo Chiara con sus ojos oscuros brillantes—. Es hermoso. Las personas se están volviendo locas por las esculturas... —su rostro se sonrojo mientras las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas—. ...tus esculturas, mami—anunció con orgullo.

Sintiendo mi garganta estrecha al ver su muestra de emoción, levanté mis manos y limpie sus mejillas con las yemas de mis pulgares.

Al oír un resoplido a mi derecha, miré hacia abajo para ver a Violeta mirando hacia su hermana mayor, también derramando lágrimas.

Inclinándose, le pregunté:

—Oye, tú no, mia cara. ¿Qué es todo esto? —Mi voz se quebró, mi garganta apretada al ver las reacciones de mis hijas.

Sweet hope; Camren GiPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora