𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝙳𝚘𝚜.

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5:00 a.m

El vapor que salía de la taza que sostenían ciertas manos rosadas era visible gracias a la baja temperatura del exterior.

Ebony no podía conciliar el sueño, así que se encontraba ahí, tomando café en el balcón.

—¡Hey!— Una voz conocida se hizo notar.

La albina asomó la cabeza por sobre el barandal del balcón.

—¡Jason!— exclamó la chica sorprendida, pero con una alegría muy perceptible. —¿Qué haces despierto a esta hora?

—Acompaño a mi hermana— hizo una pausa, agachando la cabeza— ¡Ven! Quiero que la conozcas.

Mei dudó unos segundos, pero finalmente decidió despertar a su madre para avisarle.

• • •

A lo largo y ancho del pequeño pueblo que pronto, Ebony llamaría hogar con orgullo, se escuchaban las sonoras carcajadas de tres amigos que caminaban sin ningún cuidado por los alrededores.

—Insisto en que vengas con nosotros, Bonnie— la llamó por el sobrenombre que rápidamente había adquirido, gracias a un diminutivo de su nombre.

—Acompáñenme a mi casa, debo ir por unas cosas. Así de paso les presento a mi mamá— Sugirió mientras agachaba la cabeza tímidamente.

—Seguro— respondieron los hermanos al unísono.

Tras unos minutos llegaron a la casa de Mei; quien los invitó a pasar y presentó a su madre.

Y tras unos minutos los tres chicos se hallaban en el camino a la casa de los hermanos.

• • •

—Viven en un lugar enorme— la voz de Ebony resonó por el jardín

—Lo sé, es un buen lugar para jugar a las escondidas— respondió el más pequeño a su comentario

—O para esconderse de un asesino— añadió la mayor— ¡Oye!— reclamó tras sentir un codazo por parte de la albina

—Tiene nueve años, no puedes decir eso enfrente suyo— susurró con cierta comicidad.

—Ocho. Y, si supieras las cosas en las que anda, no dirías lo mismo— respondió Alyssa a la defensiva.

Mei observó acusadoramente al chiquillo, quien se encogió de hombros con una sonrisa apenada.

Caminaron en un silencio agradable hasta la entrada de la casa, entonces el rechinido de la enorme puerta de madera hizo eco en las lejanas paredes del jardín.

Tras unos segundos de haber entrado, Jason no dudó en correr a su habitación.

—¿Te ofrezco algo de tomar?— preguntó Alyssa mientras miraba con intriga a su acompañante.

—Oh— Mei le devolvió la mirada, dudando un poco— De hecho ¿Tienes agua?— sonrió tímida

—Claro— tras decir esto, la castaña se dirigió a la cocina con la albina detrás suyo— Tenía algunos planes con amigos para hoy; ¿Quieres venir? — ofreció mientras le extendía el vaso con agua

—Por supuesto— respondió con emoción— Solo que no podría exponerme mucho tiempo al sol...— Le informó con algo de pena, mientras recordaba que no había llevado ninguna sudadera o sombrilla, pues estaba completamente nublado

—Tranquila, te tengo cubierta— habló guiñando el ojo mientras le lanzaba una sudadera lo suficientemente gruesa con capucha. Ebony la miró con una sonrisa

Tres golpes a la puerta principal rompieron el abrumador silencio que reinaba el lugar

—Deben ser ellos— se dirigió a la puerta principal mientras buscaba entre las numerosas llaves que colgaban de su cinturón. Mei la siguió.

Al abrir la puerta, se encontraron con tres chicos, que, según Mei; deberían tener la edad de Alyssa.

Tras saludarse, la castaña se dispuso a presentarlos.

Bonnie, ellos son Matías— un chico castaño de piel avellana y mejillas salpicadas de pecas que pasaban casi desapercibidas sacudió la mano sonriendo a modo de saludo— Charlotte— Una chica rubia con una mirada intimidante la miró mostrando media sonrisa—  y Malina— Finalmente, cruzó miradas con una chica castaña, con flequillo y ojos de un azul casi irreal— Chicos, ella es Ebony, se acaba de mudar aquí

Mei los saludó uno a uno con un simple apretón de manos, sin embargo al saludar al único hombre que había en el lugar, éste la abrazó juguetonamente, causando una carcajada por parte de Alyssa, mientras la albina le correspondía el abrazo

Sunlight    •Malina   Weissman•Where stories live. Discover now