𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚃𝚛𝚎𝚜.

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Cuatro adolescentes se encontraban en las afueras de un bosque cercano a su pueblo de residencia.

—Aún me parece extraño que no puedas estar en el sol— Matías mientras se colgó de la rama de un árbol

—A mí me aflige un poco— dijo Malina en respuesta

Mei solamente rió observándolos sentada a la sombra de un pino.

Pronto la rubia se sentó a su lado.

—Hola—dijo con seriedad. Mei saludó agitando la mano— ¿Te importa si me quedo unos minutos aquí?— Ebony negó con la cabeza— ¿Por qué no hablas? ¿Tu condición también te quema la lengua, o qué?

Mei, muy por el contrario de lo que esperaba esta chica, sonrió y le mostró el sandwich que estaba comiendo, una vez que tragó el bocado que masticaba, le ofreció un poco.

—¿Quieres? No sé si te guste la crema de cacahuate, pero traigo uno de Nutella en mi mochila y también uno de mermelada— Charlotte la miró algo sorprendida, sin embargo sonrió

—¿Me darías el de mermelada, por favor?— preguntó tímidamente

La albina, en respuesta, le entregó el emparedado envuelto en una servilleta,

Los otros tres no tardaron en unírseles

—¡Hey! ¿Qué comen, que no invitan?— Alyssa corrió en dirección a las dos chicas que se hallaban sentadas

—Sándwiches— respondió Mei con tono infantil, lo que enterneció a todos los presentes

—Y...¿Sobra algún bocado?— interrogó Malina divertida al ver a las dos chicas tan concentradas en su comida

—Pues tengo uno de Nutella— respondió Ebony rebuscando en su mochila—¿Lo quieres?— Malina no respondió, simplemente lo tomó de sus manos en cuanto el sandwich se dejó ver— Parece que te gusta la Nutella— bromeó Mei al verla comer

—La amo— respondió la chica de ojos azules antes de darle una segunda mordida.

Mei sonrió.

• • •

El sol se ponía dejando un cielo de distintos tonos de rosa, sin duda una vista hermosa; o por lo menos para Ebony, era un paisaje idílico, pues en aquel pueblo no era nada fuera de lo normal.

—Chicos, creo que es hora de que volvamos— comentó Alyssa mientras daba un trago a la cerveza que llevaba en la mano

—Oh, no. No quieres volver a casa oliendo a alcohol— Matías rió.

—Bueno, él tiene razón. Aunque tus padres no estén en casa; tu hermano sí, también los trabajadores que se encargan de la casa. Y apuesto que no quieres llegar con ese aliento a dejar a Ebony ¿Cierto?— replicó Charlotte.

—Wow, calma. Sólo bromeaba— el castaño retrocedió unos pasos

—Bien. Pues yo no— habló la rubia a la defensiva— No quiero ninguna mala impresión con los padres de Bonnie— dió dos pasos al frente de manera amenazante

—No la habrá, te lo prometo— intervino Malina— iremos emprendiendo camino hacia el pueblo, en el camino compramos uno chicles y procuramos que Alyssa hable lo menos posible ¿Bien?— dijo dulcemente

El grupo de chicos emprendió paso hacia el pueblo entre bromas y algunos tragos.

Cuando finalmente llegaron a casa de Ebony, los chicos se cuadraron lo más que pudieron.

—Buenas noches señora— los introdujo Alyssa

—Ay, no me digas señora que me siento vieja— respondió la pelirroja

La chica rió incómoda.

—Venimos a traer a su hija— continuó Matías

—Se los agradezco, espero que no haya causado problemas— rió

—Claro que no, su hija es todo un ángel— contestó la rubia

Tras unos minutos de plática y presentaciones, Ebony finalmente entró a su casa.

—¿Y esa sudadera, hija?

Mei se dió una palmada en la frente

—Es de Alyssa. Se la doy mañana— se dió la vuelta y subió a su habitación.

Tras bañarse y ponerse su pijama, fué a acostarse exhausta a su cama.

Había sido un gran día

Sunlight    •Malina   Weissman•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora