𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝙲𝚞𝚊𝚝𝚛𝚘.

133 19 5
                                    

—Un paisaje hermoso— Suspiró, nunca se cansaría de la hermosa vista que podía apreciar desde el bosque cercano a su hogar.

Miró la hora.

—Mierda. Son casi las diez...mi mamá debe estar preocupada— no demoró en comenzar a caminar hacia su casa.

Su teléfono vibró.

"Hija, podrías pasar a la tienda de regreso por un cartón de leche y un frasco de café soluble, por favor?"

No respondió, simplemente se dirigió a la tienda.

• • •

Abrió los ojos como platos, la fachada de la tiendita era hermosa; simple pero aún increíble.

Entró, buscando instantánea e instintivamente el pasillo de los lácteos.

A pesar de no ser una tienda grande, estaba dividida en secciones.

Se puso una chamarra, comenzaba a hacer frío.

—¿Sería todo?— escuchó decir a la persona que atendía, cuya voz reconoció al instante

—¿Malina?— la miró con los ojos iluminados

—¡Mei!— al instante corrió para abrazarla

Ambas rieron

—No esperaba encontrarte, ¿Desde cuándo trabajas aquí?

—No hace mucho tiempo, decidí cooperar un poco con los gastos de la casa— respondió rascando su nuca.

—Ya veo— dijo aún sonriendo

La alegría de ambas se vió interrumpida por un estruendo proveniente del exterior.

—Wow— La castaña corrió a cerrar puertas y ventanas— Hace unos minutos estaba despejado— dijo extrañada.

—Bueno, empezó a nublarse cuando venía para acá— metió las cosas a su bolsa

—¿En serio? Supongo que el día pasó algo rápido para mí— volvió dando brinquitos.

Mei miró hacia afuera

—Parece que estaremos aquí un rato— miró a Malina

—¿De qué hablas?— La castaña la miró, ladeando la cabeza— Tengo un paraguas, puedo prestartelo y me lo regresas luego

—Oh...¿Puedo acompañarte? Me agradaría un poco de compañía después de estar todo el día sola— se rascó la nuca

—Claro, me agrada estar acompañada también— sonrió inocente.

Las horas pasaron entre sonrisas, bromas, carcajadas y uno que otro cliente.

Hasta que eventualmente el turno de Malina terminó.

Después de intercambiar algunas palabras con la persona que seguía en la tienda, ambas chicas se disponían a salir.

Mei cesó su caminar casi al instante

—¿Qué pasa, olvidas algo?— la miró a los ojos.

—Oh...no, es sólo que aún llueve— respondió avergonzada.

—¿Pasa algo si te expones al agua?

—No lo sé, pero prefiero no saber

—Ven, vamos a descubrirlo— la tomó de la mano y la llevó afuera.

Ebony no opuso resistencia, sin embargo tenía algo de miedo, así que cerró los ojos con fuerza.

—¿Lo ves? No pasó nada— Malina habló de nuevo.

Mei abrió los ojos.

—¿Qué?— buscó a su amiga con la mirada.

—No pasa nada, es divertido— dijo la castaña riendo.

La albina volteó las palmas de sus manos, sintiendo así las gotas de agua cayendo bruscamente en ellas. Acto seguido abrazó a Malina.

Ambas chicas reían y corrían bajo la lluvia.

• • •

—¿Mamá?— la llamó Ebony ni bien había entrado a su casa.

—¡Mei! Llegaste algo tarde...— la mujer se volteó para mirarla— ¡Dios mío! ¿No llevabas sombrilla?

—Es un asunto complicado— rió nerviosa— te la contaré luego. Aquí están las cosas— dijo poniendo las mismas sobre la mesa.

—Gracias, hija

La niña asintió para después subir a su habitación.

Una vez dentro, se lanzó a su cama.

Su celular vibró, de nuevo.

"¡Hola! Soy Malina"

Sin pensarlo demasiado respondió, después de haber guardado el contacto como: M 🌚

"Hola ¿Cómo estás?"

Pasó un tiempo sin recibir respuesta, así que decidió darse un baño.

Al salir se encontró con cinco mensajes más.

"Bien, bien. Gracias"

"Espero no haberte causado ningún inconveniente con lo de la lluvia"

"Oye, por cierto; Alyssa nos invitó a salir mañana, me pidió que te avisara"

"¿Puedo pasar por tí a las cinco?"

Sonrió y por un momento se quedó mirando la pantalla.

"Claro, estaré esperándote"

Finalmente puso su celular a cargar y se dispuso a dormir

Sunlight    •Malina   Weissman•Where stories live. Discover now