𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝙲𝚊𝚝𝚘𝚛𝚌𝚎.

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La luz del amanecer buscaba un camino a la habitación de Ebony, entrando débilmente por la ventana.

Pero no lo suficientemente débil para no interrumpir su ligero sueño, que para variar se había alterado pues ese día sería la reunión que tanto había estado esperando.

Se levantó como si lo único que hubiera estado esperando fuera que algo la despertara.

Revisó el reloj, eran las siete de la mañana, aún tenía tiempo, así que fué a hacerse el desayuno.

Waffles con algo de fruta y un café.

Una vez termino de comer, se dirigió a su habitación y se dispuso a escoger la ropa que usaría.

¿Quién pensaría que entre estarse probando ropa y eligiendo zapatos de le iban a pasar tantas horas?

Miró el reloj de nuevo al notar que la luz de afuera se había intensificado bastante.

Las once de la mañana.

Caminó apresuradamente en dirección al baño. Una vez ahí se miró al espejo, soltó su cabello y se retiró su ropa dispuesta a bañarse.

Salió de la ducha y lo primero que hizo fué buscar con la mirada el colgante que le había dado la chica dueña de sus pensamientos y todos sus suspiros.

Sin embargo...

—¡Mamá! ¿Tomaste el colgante con forma de Sol que tenía?

—No hija, debe estar tirado por ahí

—Pero yo...lo dejé aquí...

Hizo una nota mental de buscarlo cuando terminara de cambiarse, así que con paso apresurado se dirigió hacia el clóset.

Tomó de entre su ropa un vestido color blanco al cual se le debía anudar un listón color verde pastel en la parte de la cintura, unos zapatos de ese mismo color (verde pastel) y para extender un poco la paleta de colores, tomó un listón azul cielo y con él rodeó su cabeza, pasándolo por su nuca y la parte más alta de su cabeza.

• • •

Tres golpes provinientes de la puerta resonaron por la casa de nuestra protagonista.

—¡Mei! Es Malina— la llamó su madre

—¡Ya voy!— respondió apurada pues seguía sin encontrar aquel collar que tanto atesoraba.

Aún sin encontrarlo, de obligó a sí misma a bajar, le explicaría a Malina la situación y tal vez ella podría ayudarla a buscarlo.

Ebony bajó las escaleras a toda prisa, abrió la puerta con una mano temblorosa y asombrada observó a la castaña de cabeza a pies con una sonrisa enorme.

—¡Malina! Dios mío estás hermosa— Se dirigió hacia la chica que la observaba igual de asombrada que ella.

—Mei...— la mayor intentaba hablar, pero simplemente no tenía palabras, así que sin más simplemente abrazó a su compañera.

—O-oye quería decirte que...eh...— intentó encontrar las palabras adecuadas para no arruinar el momento, sin embargo no las encontró— Bueno, no encontré el colgante que me diste cuando salí de bañarme...

—Oh...no te preocupes, lo buscaremos cuando regresemos, pero ahora tenemos que irnos o llegaremos tarde— rió tímida

—Regreso en un rato, má

—Está en buenas manos, señora

Ambas chicas partieron hacia el lugar que habían acordado para la reunión, que era una pequeña casa en lo alto de la montaña que usaban expresamente para reunirse cada año.

—¡Hey, Malina!— le sonrió la chica de ojos cafés

—¡Alyssa! Te ves muy bien— habló Malina en respuesta

—¡Mei, estás adorable!— habló Alyssa nuevamente, pero no hubo respuesta por parte de la albina, quien miraba perpleja al chico que se había encontrado días antes.

Sintió como la sangre se le helaba, su respiración se aceleraba y sus piernas comenzaban a temblar.

El colgante, traía SU colgante en el cuello. Había entrado a su casa

—Mei ¿Todo bien?— divisó a Malina enfrente suyo.

Sunlight    •Malina   Weissman•Where stories live. Discover now