𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝙽𝚞𝚎𝚟𝚎.

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Dos semanas habían pasado ya desde la noche en que habían hecho aquella pijamada y Malina no se había mostrado en todo ese tiempo. A Mei comenzaba a inquietarle no verla en tanto tiempo; así que sin más, investigó la dirección de su amiga y decidió ir a verla.

Dudó unos segundos antes de tocar tres veces la puerta de la dirección apuntada en el pedazo papel que llevaba en su mano.

Malina no tardó demasiado tiempo en atender.

Por un lado, le alegró ver ese rostro tan conocido que tantas ansias tenía de encontrar; sin embargo...se hallaba confundida, pues la castaña no hizo ninguna expresión facial al mirarla.

—¡Malina!— exclamó con alegría, intentando abrazarla, pero esta evitó cualquier contacto.— Estaba preocupada...¿Estás bien?— concluyó con un tono apagado, pues a este punto entendía que su amiga la había estado evitando todo ese tiempo

—Estoy bien, Ebony— su corazón dió un latido doloroso

—Oh...me alegra— desvió la mirada— Bueno, no te quito más tu tiempo...— terminó de decir para darse la vuelta dispuesta a marcharse.

Malina sintió una presión en el pecho al observar la silueta de la albina alejarse lentamente.

—Yo...Mei; déjame explicarte, por favor— dijo cabizbaja.

Ebony se detuvo y volteó a verla.

—¿Qué sucede? ¿Está todo bien?— interrogó preocupada al ver que su contraria estaba muy nerviosa.

—Es que no podía verte a los ojos después de lo que pasó esa noche...— concluyó aún con la cabeza agachada.

—¿Era sólo eso?— Mei caminó hacia ella.

—Pues...supongo que sí...Yo no quería...que tuvieras esa idea de mí— su hablar se vio interrumpido por el repentino abrazo de la más pequeña

—Malina...mi idea de tí no ha cambiado para nada. Eres tú quien me ayudó a superar mis miedos, y quien me ha acompañado durante este proceso de adaptarme. Creo que sería el colmo que tuviera una "mala" imagen de tí solamente por una noche— sonrió al escuchar la risa apenada de la castaña

—Entlnces...¿Todo bien?— habló separándose del abrazo, posicionando sus manos en la cintura de su contraria.

—Todo bien— Mei sonrió mientras sentía que sus mejillas enrojecían a causa del agarre de su amiga. Sin embargo, no tardó en tomar su mano izquierda y soltarse del mismo— Ven; quiero enseñarte algo que ví cuando venía de camino para acá...y he ido varias veces ahí. Ya casi atardecer así que será una hermosa vista— dijo mientras comenzaba a caminar.

Malina la siguió.

Caminaron alrededor de quince minutos; hasta llegar a una casa aparentemente deshabitada pero en buen estado que había a unos minutos de la entrada del pueblo.

Ambas subieron hasta el segundo piso.

—Mei...¿Qué haces?— preguntó la más alta al observarla salir por la ventana

—Ven, toma mi mano por favor— respondió extendiendo su mano hacia ella. La castaña la tomó sin dudar.

Al cabo de unos minutos, ambas se encontraban en el techo de la casa observando el atardecer.

—Sin duda es una gran vista— afirmó mirando el horizonte.

—Lo es— respondió frotando sus manos con sus brazos, tenía frío.

—Oh...hace frío ¿Cierto?— Malina desabrochó su chamarra, dejando la mitad libre para que Ebony se cobijara con ella.

En realidad, Malina no tenía frío...pero cualquier excusa para estar cerca de Mei servía de algo.

—Gracias...— Susurró apoyando su cabeza en el pecho de su compañera, quien besó su frente tan pronto como sintió el peso de la albina apoyado sobre ella.

Mei dudó unos segundos antes de tomar acción después de lo que Malina había hecho, sin embargo, decidió hacerlo. A fin de cuentas, la vida es una.

En un movimiento rápido y con manos temblorosas, la albina tomó el mentón de la castaña, acercándose lentamente a sus labios y finalmente uniendo ambas bocas en un beso lento e inocente.

Sunlight    •Malina   Weissman•Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum