Serendipity [ChanBaek] "Traducción"

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Los brazos del más alto son fuertes cuando lo envuelven, acercándolo de nuevo, llevando a su temblorosa figura de vuelta a la habitación poco iluminada. Puede sentir su respiración de pánico mezclada con la de Chanyeol, puede sentir la electricidad estallando entre ellos. Quiere inclinarse al tacto, quiere cerrar los ojos y esperar a que la luz del sol haga que todo esté bien, pero no puede. No puede evitar el miedo a que esas manos estén sobre otra persona, a que Chanyeol elija este palacio en lugar a él, a pesar de la voz profunda que había susurrado palabras de devoción sólo un minuto antes.

Baekhyun nunca ha querido nada tanto como quiere Chanyeol. Si le pidieran que renunciara a algo, lo haría, y es muy doloroso cuando se da cuenta de que el más alto no haría lo mismo. Baekhyun siente que varias capas de defensa que había construido en el camino hacia aquí se han derretido, dejando su corazón palpitando a la intemperie, las palabras de Chanyeol haciendo que la melodía titubee a su propio ritmo.

Chanyeol nunca lo amó, realmente... sólo lo deseaba. Todo había comenzado con lujuria, bebidas y sábanas de seda, con un Baekhyun encantado dejando que este hombre probara sus labios y hechizara sus pensamientos. Su mente está confusa, pero una cosa está clara: había sido un cuerpo cálido para sostener, una adorable distracción, pero cuando llegó el momento, Chanyeol eligió su palacio por encima de lo que habían compartido.

"Baekhyun, respira", la voz de Chanyeol está demasiado cerca, demasiado familiar, y sólo le hace sentir más enfermo. "Necesitas escucharme."

Están de vuelta en la habitación de Chanyeol, pero ahora una lámpara está encendida, una luz naranja que brilla sobre los pómulos del príncipe y se instala en las ojeras bajo sus ojos. Se ve mal... el estómago de Baekhyun se aprieta por la preocupación, y se odia a sí mismo por ello.

"¿Estás herido?" La voz de Chanyeol es tan suave, demasiado preocupada, y Baekhyun siente un estallido de sollozos a través de su cuerpo otra vez, con los hombros temblando contra el agarre que el más alto tiene sobre ellos. Odia el poder que su voz tiene sobre él, está disgustado de que Chanyeol pueda destrozarlo tan fácilmente y aún así ser así de coherente, así de sosegado. "Estás todo rasguñado en tu mejilla. ¿Quién te ha hecho daño?"

Está sacudiendo su cabeza y alejándose de las manos del más alto, buscando frenéticamente el sofá, un lugar para sentarse que no sea Chanyeol. Su cerebro está en pleno apogeo en este momento, y ya no quiere mantener su proximidad con el príncipe, no cuando envía a su cerebro señales mezcladas, dejándole llorando, queriendo al más alto cerca y lejos al mismo tiempo.

"¿Quién te hizo daño, Baekhyun?" 

Odia que su nombre se pronuncie así, odia que su mente lo transforme en situaciones que anhela, situaciones que está seguro de que no volverán a ocurrir: oye su nombre en los labios del más alto y piensa en la somnolienta voz matutina de Chanyeol, en la forma en que le llama cuando sus manos se unen a la luz de la luna.

"Ni siquiera estoy herido", Baekhyun observa cómo los ojos de Chanyeol vacilan desde el corte de su mejilla hasta sus ojos, sus manos se mueven de una manera que despierta la esperanza dentro de su pecho. Piensa en las primeras palabras de Chanyeol y las apaga rápidamente. "No estoy herido. ¿Por qué no puedes entender que eres tú quien me hace daño?"

Chanyeol se sienta en el extremo opuesto del sofá, el espacio entre ellos es ensordecedor e incómodo en formas que no se han sentido en meses. Él lo mira a escasos segundos de desmoronarse, con la cabeza en las manos, y Baekhyun se desprecia a sí mismo por querer consolarlo, abrazarlo, silenciar sus preocupaciones con un suave beso en la frente.

"Te lo dije. Sólo te quiero a ti", su voz profunda es gruesa, como si se hubiera atorado en su garganta, y Baekhyun registra que está llorando, que ha causado esto. Sus acciones, sus palabras, su llegada, han hecho que el príncipe se ponga en acción de una manera que no ha visto desde que fue secuestrado, desde que se envolvieron en los brazos del otro tan fuertemente, aterrorizado de volver a dejarlo ir.