Te Leo Esta Noche [Kiribaku]

•Seis•

Narra Kirishima

Bakugou cerró la puerta literalmente en mi cara.

Iba a agarrar la toalla de mi cuello y llevarla en la mano, hasta que me di cuenta de que no estaba.

—La habré dejado en la cama... —Me giré sobre mis talones y abrí la puerta.  —Suki, me he dejado la toa... lla. —Vi lo que estaba haciendo y miré mi brazo.

—¡EIJIROU LLAMA A LA JODIDA PUERTA LA PRÓXIMA VEZ! —Tiró el bolígrafo con el que estaba escribiendo y ocultó su brazo tras la espalda.

—¿Hah? ¿Tú... eres...? ¿Mi alma gemela? —Dije sin saber muy bien qué hacer, serio.

—¡Tú... no, espera! ¡¿Qué haces aquí de nuevo?!

—La toalla... —Señalé la cama.

—¡Kirishima, fuera! —Se levantó y me intentó empujar hacia la puerta.

—Katsuki... llámame por mi nombre. —Agarré su brazo y lo puse junto al mío delante de su cara.— ¿Qué significa esto? ¿Lo sabías?

—Ha sido algo de casualidad y yo no... —Desvío la mirada.

—No me salgas con mentiras Katsuki, ¿lo sabías? —Pregunté serio.

—Sí... —Me miró sonrojado.

—¿Y por qué no me lo dijiste? —Sonreí.

—No tuve ocasión y no estaba seguro...

—Eres un idiota. —Besé su mano.

—¿Hah? Me llamas así de nuevo y te exploto. —Retiró su mano sonrojado.

Lo miré durante unos segundos.

—Te quiero.

—¡EIJIROU! —Se giró.— ¡¿NO TE IBAS A CASA?! —Gritó nervioso.

—Vaya... que no me hayas respondido me pone muy triste. —Me acerqué a él y besé sus mejillas sonrojadas.— ¿También me quieres Katsuki? ¿Esta vez no te quejarás de que no te beso correctamente?

—¿Ti-tienes muchas ganas de morir explotado, no? —Se alejó y lo agarré de las manos.

—Te quiero. —Repetí.

—No me hagas decir cosas que son obvias. —Susurró.

—Quiero oírlo, por favor, Suki. —Sonreí.

—Te... quiero. —Me miró.— ¡ESTO ES DEMASIADO, VOY A MORIR DE DIABETES! —Soltó mis manos de un estirón.

—Heh. —Reí. Me aparté y fui a por la toalla.— Supongo que... luego hablamos.

—Te escribiré cuando llegues a casa, voy a lavarme el brazo. —Sonrió.— Es tarde, va a oscurecer ya, vete. —Me empujó hasta la puerta.

—Te leo esta noche. —Sonreí y lo besé, después cerró la puerta.

Él es... mi alma gemela.